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De “terroristas” calificó el expresidente de Chile Sebastián Piñera a quienes protestaron en su gobierno; “fue un golpe de Estado”
Hoy el país tiene un gobierno de izquierda.
En 2019, Chile vivió un estallido social que generó una crisis económica y social durante el gobierno del expresidente Sebastián Piñera, quien estuvo en el poder de 2018 a 2022.
Aunque los sucesos ocurrieron hace cuatro años, el exmandatario recordó el hecho y afirmó —en una entrevista— que lo ocurrido en aquella época se trató de un “golpe de Estado no tradicional”.
En declaraciones para la emisora argentina Radio Mitre, el exmandatario chileno calificó a los protestantes de ser “terroristas anarquistas” que querían “destruir” Chile durante su gobierno. También explicó que este supuesto golpe de Estado no fue tradicional, pues no lo protagonizaron las Fuerzas Armadas.
“Este fue un golpe de Estado para debilitar las bases mismas de la democracia y usaron brutalmente la violencia. Era una violencia irracional, estaban dispuestos a destruirlo y quemarlo todo: iglesias, colegios, hospitales, monumentos, plantas de energía, lo que se cruzara en su camino”, ha denunciado Piñera.
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También celebró que en aquella ocasión “Chile resistió” y aquellas protestas derivaron en la celebración de un plebiscito constitucional que abrió la senda para el proceso constituyente que aún vive la nación andina. “Los países avanzan cuando hay estabilidad política que permita dar proyección”, aseveró el exmandatario.
Para el expresidente chileno, la violencia es precisamente un “cáncer” en los países latinoamericanos, como también considera que lo es el populismo. “La violencia, estoy hablando del narcotráfico, el crimen organizado y, por supuesto, la corrupción; ahí hay tres males que tenemos que enfrentar con toda la fuerza”, concluyó.
El 18 de octubre de 2019, el pueblo de Chile salió masivamente a las calles para protestar por el alza del precio del transporte público, iniciando movilizaciones que se prolongaron varios meses y que canalizaron el descontento de la sociedad por la apabullante desigualdad.
Las demandas de los manifestantes escalaron rápidamente, siendo una de las principales la redacción de una nueva Carta Magna, ya que la vigente data desde la dictadura de Augusto Pinochet, que cayó en 1990.
El gobierno del entonces presidente Sebastián Piñera, que declaró el estado de emergencia y un toque de queda para aplacar las movilizaciones, no escuchó las demandas de los ciudadanos en un primer momento.
Piñera pidió perdón por no escuchar el clamor de los chilenos y propuso una “agenda social”. Para hacerla realidad, remodeló el Gobierno e inició un diálogo con los partidos políticos, tanto opositores como oficialistas.
Más de 20 personas murieron durante las protestas y más de 1.000 fueron detenidas por las autoridades del Estado, mientras el papel de las fuerzas de seguridad chilenas, especialmente los Carabineros, fue criticado por varias ONG como Amnistía Internacional (AI) por el uso excesivo de la fuerza.
Precisamente por estas denuncias, Piñera tuvo que declarar en marzo de 2023. “Tenemos la tranquilidad y convicción de que en el actuar del expresidente siempre se buscó compatibilizar el resguardo del orden público y seguridad ciudadana con el respeto a los Derechos Humanos de todos”, indicó en su momento el abogado de Piñera al diario La Tercera.
Con información de Europa Press