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“Demasiado peligroso para quedar libre”: juez niega excarcelación al ‘hombre bisonte’ que asaltó el Capitolio de Estados Unidos
Dos meses después del asalto al Capitolio de Estados Unidos, siguen latentes las amenazas al recinto por parte de grupos extremistas.
Jacob Chansley, el autoproclamado “shaman de los QAnon” y detenido tras participar en los disturbios y asalto al Capitolio de Estados Unidos el 6 de enero, no será liberado de la cárcel antes de su juicio, según la determinación de un juez federal.
En documentos judiciales citados por el medio de comunicación CNN, el juez Royce Lamberth argumentó que las declaraciones de Chansley, que responsabilizan al expresidente Trump por su presunta entrada ilegal al edificio del Capitolio, demostraron que Chansley no está arrepentido de sus acciones. Por eso, Lamberth explicó que “el tribunal determina que ninguna condición o combinación de condiciones de liberación garantizará razonablemente la apariencia del acusado como se requiere en el tribunal o la seguridad de los demás y de la comunidad”.
Y agrega el juez: “El acusado se caracteriza a sí mismo como una persona pacífica que fue recibido en el edificio del Capitolio el 6 de enero por agentes de la policía. La Corte no encuentra ninguno de sus muchos intentos de manipular la evidencia y minimizar la gravedad de sus acciones persuasivas”.
Chansley enfrenta múltiples cargos derivados del incidente del 6 de enero, incluida la entrada violenta y la obstrucción de un procedimiento oficial. El hombre es uno de los partidarios más conocidos de la conspiración de QAnon que compareció en el Capitolio ese día. Supuestamente también dejó una nota para el exvicepresidente Mike Pence prometiendo “justicia” si no se anulaban los resultados de las elecciones.
Los partidarios de la conspiración de QAnon, popular en las redes sociales, creen que el expresidente Trump estuvo involucrado en una guerra en la sombra contra un orden global secreto, conformado por demócratas y que, entre otros disparates, adoran a Satanás y manejan una red de pedofilia global.
Aquellos que asistieron al motín del Capitolio lo hicieron con la intención de detener la certificación del Congreso de la victoria del presidente Biden, que ocurrió el mismo día. Los funcionarios del FBI dijeron que ya arrestaron a cientos de personas sospechosas de estar involucradas en los disturbios y están buscando a cientos más.
Pero las amenazas al Capitolio, tras dos meses de los incidentes, continúan. Las fuertes medidas de seguridad son objeto de debate en Estados Unidos, donde muchos deploran que este edificio apodado “la Casa del Pueblo” esté aislado de los estadounidenses. Citando un “aumento del 93 por ciento en las amenazas contra legisladores en los dos primeros meses de este año en comparación con el año pasado”, la policía del Capitolio anunció que ha pedido al Pentágono que amplíe el despliegue de la Guardia Nacional más allá del 12 de marzo.
El movimiento QAnon nació en 2017 en Estados Unidos entre los partidarios de Trump, que estaría, según esta teoría de la conspiración, en una cruzada contra “una élite compuesta por pedófilos satánicos”, y se ha extendido hasta Europa. Ahora está oficialmente prohibida en las principales plataformas digitales, lo que dificulta el seguimiento de sus miembros.
Muchos de ellos se desalentaron tras el fracaso del asalto del 6 de enero, y su capacidad de movilización es incierta. Acusado de “incitación a la insurrección” por haber instado a sus partidarios a marchar ante la sede del Congreso, Trump fue absuelto por el Senado el 13 de febrero.
El mandatario jamás aceptó el resultado de las presidenciales y sigue asegurando, sin pruebas, que su derrota fue fruto de un fraude masivo.
La última amenaza de los conspiranóicos al Capitolio se dio el 4 de marzo, a la que los miembros de QAnon le dan una importancia simbólica: la fecha en la que los presidentes estadounidenses juraban el cargo hasta 1933. Durante los últimos días, efectivos de la Guardia Nacional han patrullado alrededor del Capitolio, protegido desde el 6 de enero por altas vallas, coronadas en algunas zonas por alambradas.
Con ese despliegue, resulta difícil imaginar que se repita lo ocurrido hace dos meses, cuando miles de manifestantes pro-Trump, reunidos frente al Congreso para escuchar un discurso del entonces presidente, decidieron asaltar la sede del Congreso. Cinco personas, incluido un policía del Capitolio, murieron durante el asalto. Más de 270 están siendo investigadas por su participación en esa asonada, según el FBI.