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Descubren cráneo de hace 45.000 años que permite identificar el genoma más antiguo de los humanos modernos
Los restos del cráneo fueron encontrados por primera vez en territorios de la antigua Checoslovaquia.
Un equipo de investigadores del Instituto Max Planck de Alemania lideró el análisis del ADN encontrado en el cráneo de una mujer que habría vivido en una época anterior a la separación de las poblaciones que luego ocuparían los continentes de Europa y Asia, según recoge la publicación del estudio en la revista Nature Ecology & Evolution.
Se trata de una mujer neandertal conocida como Zlaty kun, cuyos segmentos de ADN permitieron identificar que los humanos modernos ya estaban presentes en el sureste de Europa desde hace 47.000 a 43.000 años, aunque los expertos manifestaron que debido a la escasez de fósiles humanos y a la falta de ADN genómico, los estudios son limitados.
Por ejemplo, no se sabe con exactitud quiénes fueron estos primeros colonos humanos o qué tipo de relaciones se sostuvieron entre los grupos humanos antiguos y actuales.
Lo que sí se logró determinar es que el genoma de la mujer Zlaty kun contenía aproximadamente un 3 % de ADN neandertal, similar al de otros cazadores-recolectores que vivieron durante el Paleolítico superior, aunque la mujer también presentaba tramos más largos de ADN perteneciente a los neandertales que ocuparon Siberia hace 45.000 años de antigüedad.
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Las características del ADN encontrado en el cráneo de la mujer, cuyos restos fueron hallados por primera vez en la antigua Checoslovaquia, permitieron definir que se trata del genoma humano moderno más antiguo conocido hasta ahora y que esa especie humana probablemente cruzó el Cercano Oriente después de que los humanos modernos abandonara África hace 50.000 años.
Oldest Modern Human Genome - Analysis of a fossilised skull of a woman discovered in Czechia in the early 1950s has provided the oldest modern human genome yet reconstructed, suggesting modern humans lived in the heart of Europe more than 45,000 years ago. https://t.co/6G41YLjlHp pic.twitter.com/ukqabpJSlm
— MPI-SHH Jena (@MPI_SHH) April 7, 2021
Los expertos encontraron que, a partir de esas características, se puede inferir que todas las personas fuera de África llevan incorporado entre un 2 % y un 3 % de ADN neandertal.
“Encontramos pruebas de contaminación por ADN de vaca en el hueso analizado, lo que sugiere que un pegamento de origen bovino utilizado en el pasado para consolidar el cráneo estaba devolviendo fechas de radiocarbono más jóvenes que la edad real del fósil”, aseguró en un comunicado Cosimo Posth, jefe de grupo de investigación en el Instituto Max Planck y profesor de Arqueología y Paleogenética en la Universidad de Tubinga.
Sin embargo, fue el ADN neandertal el que llevó al equipo de investigadores a sus principales conclusiones sobre la edad del fósil, pues el cráneo de Zlaty kun portaba aproximadamente la misma cantidad de ADN neandertal, con tramos más largos en su genoma que los de Ust Ishim, el genoma humano moderno más antiguo conocido antes de este descubrimiento.
El estudio antropológico basado en la forma del cráneo de Zlaty kun mostró también similitudes con personas que vivieron en Europa antes del Último Máximo Glacial, es decir, hace al menos 30.000 años, labor en la que también participaron investigadores de la Facultad de Ciencias y el Museo Nacional de Praga.
Los humanos fueron superdepredadores
Otra investigación publicada por la American Physical Anthropology Association, en la que participaron el doctor Miki Ben-Dor y el profesor Ran Barkai del Departamento de Arqueología de la Universidad de Tel Aviv, reveló que los seres humanos fueron superdepredadores durante aproximadamente dos millones de años.
El estudio, en el que también participó Raphael Sirtoli de la Universidad de Minho de Portugal, logró reconstruir la nutrición de nuestros ancestros durante la Edad de Piedra. “Un ejemplo destacado es la acidez del estómago humano. La acidez en nuestro estómago es alta en comparación con los omnívoros e incluso con otros depredadores. Producir y mantener una acidez fuerte requiere grandes cantidades de energía, y su existencia es evidencia para consumir productos animales”, explicó Miki Ben-Dor.
Los investigadores plantean que la evolución de los seres humanos como depredadores también se ha encontrado en nuestro genoma, pues los genetistas han concluido que algunas áreas del genoma humano se cerraron para permitir una dieta rica en grasas, mientras que en el caso de los chimpancés se abrieron áreas del mismo para permitir una dieta rica en azúcar.
Finalmente, la investigación sobre los isótopos estables en los huesos de humanos prehistóricos, así como las prácticas de caza exclusivas de los humanos, también muestran que los humanos se especializaron en la caza de animales grandes y medianos con alto contenido de grasa.