ENTREVISTA

"La memoria es importante porque la sociedad civil niega lo evidente”

Rubén Chababo, director del museo de Argentina que conmemora a las víctimas de la dictadura, habla de la importancia de no olvidar para lograr la reconciliación.

23 de septiembre de 2016
Rubén Chababo. | Foto: Centro de Memoria Histórica

Rubén Chababo lleva varios años trabajando como miembro del actual comité internacional que asesora al Centro de Memoria Histórica de Colombia. Su trabajo como director del homólogo Museo de la Memoria en Rosario (Argentina) le ha permitido identificar las mejores lecciones para afrontar desde este trabajo los múltiples retos del posconflicto. Esta semana estuvo en Colombia junto con los demás miembros de ese comité. Semana.com habló con él.

Semana.com: ¿De qué se trata la labor que ustedes desempeñan en Colombia?

Rubén Chababo: Yo hago parte de un comité de asesoría internacional, conformado por cinco integrantes de diferentes nacionalidades. Nos reunimos dos veces al año, desde hace dos años, para acompañar la labor de instituciones como el Centro de Memoria Histórica. Mi función es aconsejar los mejores caminos que pueden tomarse para preservar la memoria y buscar la verdad de los hechos, a raíz de una crisis o un conflicto en una comunidad.

Semana.com.: ¿Cuál es la importancia de la memoria para un país como Colombia?

R.Ch.: La memoria histórica significa conocer todos los hechos históricos y la identidad del país en el que se vive. Su fin es que la sociedad civil, y en especial los jóvenes, sepan cuál es su identidad, y cuáles han sido los errores que se cometieron para que no vuelvan a ocurrir. Y en el caso colombiano, que no vuelvan a darse las condiciones que dieron origen al conflicto armado.

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Semana.com: ¿Por qué la sociedad civil es central?

R.Ch.: Porque en países como Colombia, y durante la dictadura militar argentina, muchas veces era la misma sociedad civil la que hacía una negación de lo evidente. Cuando una madre o un padre decía -esto me pasó- y el Estado o la sociedad civil minimizaban o banalizaban la dimensión de su dolor. Y así, simplemente no lograban nada. Esa indiferencia era lo que permitía que se generaran crímenes con gran impunidad.

Semana.com: ¿Cómo así?

R.Ch.: La razón se debe a que es muy común que se construyan burbujas frente a las situaciones atroces que pasan en el exterior del hogar. A uno le parece increíble esto, pero no es increíble, y hay que creerlo, porque en esa dinámica de aislamiento social es donde se hace posible que ocurran todo tipo de crímenes. ¿Cómo un colombiano va a decir “yo no sabía sobre la masacre de los montes de María, del Salado, de Remedios, de Bojayá, de San Carlos o de Granada”?

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Semana.com: ¿Cuál podría ser la diferencia entre el caso colombiano y el argentino?

R.Ch.: Argentina vivió una dictadura. La sociedad civil, si bien estuvo desinformada en un inicio, a raíz de los movimientos de las víctimas como lo fue el de las Madres de la Plaza de Mayo, comenzó a enterarse de lo que había pasado. En Colombia, lo que ha acontecido es un conflicto armado. Y si sólo hablamos de la extensión en el tiempo, mientras que la Junta Militar duró entre 6 y 7 años, el conflicto colombiano lleva más de 50 años. Además, en Colombia existe una multiplicidad de actores entre los cuales no sólo se encuentra la guerrilla como responsable de crímenes atroces, sino también el Estado, los paramilitares, el narcotráfico, entre otros.

Semana.com.: ¿Dónde deben estar las víctimas dentro de la memoria y en un acuerdo de paz?

R.Ch.: Para mí las víctimas deben estar en el corazón del proceso. Y debe darse un reconocimiento por parte de todos los actores sobre que lo que ellas sufrieron. Es decir, toda victima necesita saber por qué le ocurrió lo que le ocurrió, y si le falta un hijo, un marido, una mujer de su lado, debe saber el destino de esa persona. Por eso yo creo que es muy importante una pedagogía en torno a la paz para sensibilizar a la población.