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Diferencias sobre energía y adhesión de Ucrania marcan la cumbre de la Unión Europea
La adhesión de Ucrania a la organización promete ser uno de los puntos álgidos de la discusión, junto a las intenciones de abandonar el petróleo ruso de parte de varios países.
Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea (UE) se reunirán este jueves 10 de marzo en Versalles, Francia, en una cita en la que tratarán los próximos pasos en la respuesta a Rusia por la guerra en Ucrania y que estará marcada por las diferencias sobre la petición de Ucrania de adherirse al bloque y el cómo afrontar la dependencia energética y su costo en los precios de la energía.
Dos semanas después del ataque ruso, los líderes de los Veintisiete debatirán los siguientes pasos en materia de sanciones, con la opción de redoblar las restricciones al sistema financiero, las exportaciones o el sector marítimo ruso, aunque no se esperan decisiones concretas y la discusión girará más en torno a la necesidad de sostener las medidas puestas en marcha para responder a una crisis que se avecina larga.
Igualmente, la ambición de reducir la dependencia energética de Rusia, que importa un 40 % del gas que consume la UE, copará gran parte de la cumbre y, en paralelo, será el momento de abordar el alza de precios de la electricidad y un cambio de diseño del mercado energético, como ya había solicitado España antes de la crisis en Ucrania.
La Comisión Europea ha abierto la puerta a hacerlo en situaciones excepcionales y países como Grecia han abogado por poder intervenir temporalmente y de forma extraordinaria el mercado de la electricidad.
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Probablemente de la reunión de mandatarios europeos salga la iniciativa, que defiende Francia, para crear un fondo que financie la respuesta energética y militar frente a Rusia. Un instrumento similar al fondo de recuperación por el nuevo coronavirus que, sin embargo, no se ha trasladado por escrito a los Estados miembro y que cuenta, por el momento, con nulos apoyos.
Es más, Alemania y Países Bajos han echado agua fría sobre la idea y varias fuentes diplomáticas han señalado que es prematuro lanzar otro fondo, cuando los primeros tramos del plan de recuperación están empezando a llegar.
Con respecto a cortar los suministros energéticos con Rusia, como ha hecho Estados Unidos, se espera que algunos líderes lo comenten, y aunque existe consenso sobre la idea de dejar de ser dependientes de Moscú, varias fuentes señalan que el debate no está maduro y aducen diferencias sustanciales entre Norteamérica y Europa en materia energética.
A este respecto España evita pronunciarse, escudándose en que tiene que ser una decisión a nivel europeo y subrayando que es uno de los Estados miembros menos expuesto y sufriría menos esta eventual medida.
Por otro lado, la cumbre será el momento en el que los líderes mantengan un debate en profundidad sobre la solicitud formal de Ucrania para adherirse a la UE. De hecho, será el tema central durante la cena, tan solo unos días después de encargar a la Comisión Europea su dictamen técnico sobre la posible entrada.
Será una discusión política en la que los dirigentes de la UE estudiarán qué tipo de guiño se puede ofrecer a Ucrania, que reclama un procedimiento ‘exprés’ para ingresar en el bloque, aunque antes de la cumbre no había consenso sobre la opción de otorgarle el estatus de candidato a un país en plena guerra.
Al ser un tema que genera divisiones profundas entre los Veintisiete, no cabe esperar grandes avances, aunque la clave será que los líderes logren acordar una “redacción adecuada” para reconocer a Ucrania como parte de la “familia europea”, pero sin comprometer un proceso que de por sí es “largo” y complejo.
Hay estados miembro que defienden acelerar cuanto antes el proceso, mientras otros piden seguir el cauce normal. Otro elemento en la ecuación es la situación de los países de los Balcanes, que llevan más de una década embarcados en el proceso para ingresar en el bloque sin un plazo claro sobre la eventual entrada.
Además, la idea de un ingreso ‘exprés’ choca con el proceso de ampliación comunitario basado en el mérito, que defienden países como Alemania o Países Bajos, frente al entusiasmo mostrado por los socios del este de Europa que piden agilizar al máximo la tramitación y de esta forma mandar un mensaje claro de apoyo a Kiev.
Con información de Europa Press.
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