Estados Unidos
“Dispárales a las piernas”: Trump durante protestas antirracistas en Estados Unidos
El entonces presidente de Estados Unidos planteó esta alternativa luego de que miles de manifestantes se tomaran las calles de varias ciudades del país.
El expresidente estadounidense Donald Trump planteó la posibilidad de “disparar a las piernas” de los manifestantes congregados frente a la Casa Blanca durante las protestas contra el racismo de 2020, según un libro que publicará su exsecretario de Defensa Mark Esper.
En fragmentos conseguidos por la plataforma informativa Axios y publicados el lunes, el exjefe del Pentágono entre julio de 2019 y noviembre de 2020 afirma que al margen de las manifestaciones contra el racismo en junio de 2020, el presidente, muy irritado, dijo en el Despacho Oval: “¿No puedes sencillamente dispararles? Dispárales a las piernas o algo así”.
El 1 de junio de 2020 hubo manifestaciones en los alrededores de la Casa Blanca a raíz de la muerte días antes del afroestadounidense George Floyd, en Minneapolis (norte), a manos de un policía blanco, que mantuvo presionada la rodilla sobre su cuello.
El contexto, según Mark Esper, era “surrealista”, escribió en sus memorias que se publicarán el 10 de mayo en Estados Unidos, bajo el título A Sacred Oath.
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“La buena noticia: no fue una decisión difícil” no seguir la idea del presidente republicano, prosigue. “Lo malo: tenía que encontrar una manera de hacer retroceder a Trump sin montar un lío, que era lo que yo estaba tratando de evitar”.
En un libro publicado en agosto de 2021, el periodista Michael Bender ya afirmó que el multimillonario había exclamado en repetidas ocasiones: “Dispárenles”, durante esas manifestaciones.
Guardando un legado
“Black Lives Matter”, “Resiste”, reivindican los vestigios de las grandes manifestaciones antirracistas de 2020 que la estadounidense Nadine Seiler conserva, como si fueran joyas, amontonados en su coche para digitalizarlos.
Carteles, letreros, pancartas... en este frío día de febrero la activista negra con gorra rosa trae más de 300 piezas a la Biblioteca Enoch Pratt de Baltimore, un trabajo tedioso que realiza cada seis semanas.
Estos objetos estuvieron durante meses en una verja metálica levantada frente a la Casa Blanca por el gobierno del expresidente Donald Trump en junio de 2020, mientras un movimiento de protesta antirracista sacudía el país, después de que un policía blanco matara al afroestadounidense George Floyd.
La valla de más de dos metros de altura se convirtió rápidamente en un punto de reunión para el movimiento Black Lives Matter (Las vidas negras importan) en la capital estadounidense y en una galería de arte al aire libre, por la que veló Nadine.
Noche y día
“Veía objetos que caían al suelo o que quitaba la gente, así que decidí, con otras personas, organizar este espacio y volver a colocar las cosas en la verja”, contó.
Durante casi un año, Nadine Seiler remendó las pancartas con cinta adhesiva, adjuntó fotos de víctimas de la violencia policial arrastradas por el viento y trazó con rotulador eslóganes anti-Trump borrados por la lluvia.
También lidió con los simpatizantes del expresidente republicano y los miembros de los movimientos conservadores que solían ir a destrozar este arte militante.
“El 26 de octubre de 2020, los opositores al movimiento Black Lives Matter que habían venido por la confirmación de la jueza Amy Coney Barrett (nombrada por Donald Trump para la Corte Suprema) fueron a la verja y lo destruyeron casi todo, salvo quizá diez objetos”, recuerda Seiler.
Nadine y un puñado de voluntarios decidieron vigilar noche y día las obras durante tres meses. El ayuntamiento, en poder de los demócratas, rebautizó el lugar como “Black Lives Matter Plaza”.
“Alguna gente sintió la necesidad de venir a Washington y compartir su historia en esta reja y me vi obligada a proteger sus voces”, dice la mujer, que luce un collar con el logotipo de la superheroína Wonder Woman.
Nadine Seiler dedica todo su tiempo a esta misión. Vive en Waldorf, Maryland, y tuvo dificultades para pagar su hipoteca durante ese período en el que casi pierde su casa.
“Si no hubiéramos estado allí, todo se habría derrumbado porque no estaba destinado a ser una estructura permanente”, explica Karen Irwin, de 46 años, una activista de Nueva York involucrada en la protección de la verja.
*Con información de la AFP.