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¿División entre el primer ministro Benjamín Netanyahu y el ejército de Israel?
La anunciada ofensiva terrestre no se concreta todavía. Algunos altos mandos militares señalan a Netanyahu de estas demoras.
Tras el inicio de la guerra entre Israel y Hamás han salido a flote y han cobrado aún más importancia algunos conflictos internos en el gobierno israelí. A la discusión que ya se tenía entre el primer ministro y las cabezas de las fuerzas armadas se ha sumado la presión internacional al entrar en juego la delicada cuestión de los rehenes.
Casi 20 días después del peor ataque jamás lanzado contra Israel por el movimiento islamista Hamás, que controla la Franja de Gaza, el ejército israelí bombardea incesantemente el enclave palestino. Pero, más allá de algunas incursiones, la anunciada ofensiva terrestre no se concreta todavía y, algunos altos mandos militares señalan a Benjamín Netanyahu de estas demoras.
“Crisis de confianza entre Benjamín Netanyahu y Tzahal”, el ejército israelí, escribe Nahum Barnéa, columnista en el diario Yediot Aharonot. “Al gobierno le cuesta tomar decisiones aceptadas por todos sobre los temas candentes”, agrega.
Según fuentes gubernamentales y militares citadas por el autor, “Netanyahu está enfadado con los generales a los que imputa la responsabilidad” del “fiasco del 7 de octubre”, como se denomina a lo ocurrido en esa fecha.
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“Las diferencias alrededor de estas operaciones crean tensiones, especialmente entre el primer ministro Benjamín Netanyahu y el ministro de Defensa Yoav Gallant”, escribió el martes el editorialista Amos Harel en el diario de izquierda Haaretz.
La radio estatal también evocó “los desacuerdos entre el primer ministro y la jerarquía militar” en un trasfondo de acusaciones mutuas sobre los fallos que permitieron la incursión de los hombres de Hamás en su territorio.
Según las autoridades israelíes, más de 1.400 personas murieron en el sur de Israel, la mayoría civiles asesinados en el primer día del ataque. Entre los muertos hay más de 300 militares.
Israel respondió con una campaña incesante de bombardeos sobre Gaza que, según el ministerio de Salud de Hamás, ha matado a casi 5.800 personas, en su mayoría civiles.
“El primer ministro, el ministro de Defensa y el jefe del Estado Mayor trabajan en estrecha y plena cooperación, las 24 horas del día, para llevar al Estado de Israel a una victoria decisiva sobre Hamás. Existe una confianza total y mutua” entre ellos, decía por ejemplo un comunicado de la Oficina de Prensa del Gobierno el martes.
Patrick Bettane, especialista en inteligencia del centro de reflexión israelí International Institute for Counter-Terrorism (ICT), confirma que existen “desacuerdos sobre una ofensiva terrestre”.
“El hecho de que haya rehenes retenidos en la Franja de Gaza lo complica todo. Israel espera a ver cómo se resolverá este problema antes de actuar”, explica Bettane.
Más de 200 rehenes siguen cautivos. Sus familias se manifiestan todas las tardes cerca del Ministerio de Defensa en Tel Aviv.
Para Akiva Eldar, especialista de la política israelí, “después de la emoción suscitada por esta terrible masacre, Bibi (el apodo de Netanyahu) y los generales empiezan a pensar diferente”.
La presencia en Israel de generales estadounidenses supuestamente para prevenir excesos y evitar la muerte de rehenes, principalmente estadounidenses, arroja más indicios sobre este contraste entre los hechos y el discurso oficial sobre el “fin anunciado de Hamás al término de la guerra actual” que prometieron Netanyahu y Gallant, dice Eldar.
En la noche del lunes al martes, el jefe del Estado Mayor israelí, Herzi Halevi, repitió que quieren “desmantelar completamente Hamás: sus dirigentes, su brazo militar y sus mecanismos de funcionamiento”.
Para Daniel Bensimon, experto de la política israelí, “con desacuerdos o no, es un hecho que estadounidenses y europeos desfilan por Israel para acariciarle con buenas palabras mientras le ponen las esposas para evitar una ofensiva terrestre”.
“La comunidad internacional teme que una ofensiva terrestre provoque una reacción en cadena y una conflagración en toda la región, incluso mucho más allá”, opina.
*Con información de AFP.