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Dolor en la rodilla impidió al Papa presidir de pie la misa del Domingo de la Misericordia
Este viernes, el Papa despejó su agenda para someterse a un chequeo médico.
El dolor en la rodilla derecha le impidió al Papa presidir de pie la misa prevista para el domingo de Misericordia, en la que ha reflexionado sobre el encuentro de Jesús con sus discípulos en el cual este les dice ‘la paz esté con vosotros’.
Las cámaras de televisión del Vaticano no han grabado el momento en el que el Pontífice entraba en la basílica de San Pedro, pero se ha visto cómo el Papa, ayudado por un asistente, se sentaba en un sillón para pronunciar sentado la homilía cerca del altar de la Confesión.
Este viernes, el Papa despejó su agenda para someterse a un chequeo médico. El Vaticano solo informó que Francisco había anulado sus compromisos, pero no dio un parte médico sobre el estado de salud del pontífice.
Francisco arrastra una lesión en la rodilla derecha que le impide estar mucho tiempo de pie y dificulta su caminar. Debido a la gonalgia que le ha exacerbado la artrosis y el desgaste del cartílago, el Vaticano tuvo que modificar algunos ritos durante la Semana Santa para evitarle desplazamientos innecesarios.
No obstante, el Pontífice retomó su agenda este sábado al reunirse con algunos de los miembros de la comunidad pastoral “Madonna delle Lacrime” (Virgen de las Lágrimas) de la ciudad de Treviglio (Bérgamo) en el norte de Italia. El Papa, que pronunció su discurso sentado en un sillón, volvió a condenar la guerra en Ucrania.
Misa de este domingo
Durante la misa de este domingo de Misericordia, el Papa reflexionó sobre el momento en el que los discípulos escucharon por primera vez la frase ‘¡La paz esté con vosotros!’ que coincide con el momento en que habían abandonado a Jesús tras haber sido arrestado.
De este modo, ha recordado que el perdón se les da “sin cálculos y sin méritos”. “Cristo no les recrimina el pasado, sino que les renueva su benevolencia (...) No piensan más en sí mismos y en sus fallos, sino que se sienten atraídos por sus ojos, donde no hay severidad, sino misericordia”, aseguró.
En la homilía del Domingo de la Divina Misericordia que San Juan Pablo II instituyó el día de la canonización de Faustina Kowalska en el Gran Jubileo del año 2000, el Papa les ha pedido a los fieles hacerse cargo de las “llagas del prójimo” y derramar en ella “misericordia” para que renazca “una esperanza nueva, que consuela en la fatiga”.
Así, ha asegurado que el perdón en la Iglesia “debe llegar por medio de la humilde bondad de un confesor misericordioso, que sabe que no es el poseedor de un poder, sino un canal de la misericordia, que derrama sobre los demás el perdón del que él mismo ha sido el primer beneficiado”.
El pontífice ha afirmado también que, de diferentes maneras, Dios hace sentir a las personas “el abrazo de su misericordia, una alegría que nace de recibir el perdón y la paz”. Y ha manifestado: “Desde los ojos de quienes son probados por la vida, Jesús nos mira con misericordia y nos repite: ¡La paz esté con ustedes!
De este modo, ha incidido en que “la Iglesia ha sido constituida por Jesús como una comunidad dispensadora de misericordia, signo e instrumento de reconciliación para la humanidad”.
En otro momento, saliéndose del discurso que tenía preparado, el Papa ha revelado que le gusta pensar “en la presencia de la Virgen entre los apóstoles” como pasó después de Pentecostés. Y tras condenar “los chismes” y la costumbre de hablar mal de los demás, porque son instrumentos que “matan”, ha instado a pensar en ella “como la Madre de la Iglesia” y como “la Madre de la Misericordia” para que ayude a los sacerdotes a seguir adelante su “hermoso” ministerio.
Finalmente, invitó a preguntarse si en este último tiempo “hemos tocado las llagas de alguien que sufra en el cuerpo o en el espíritu; si hemos llevado paz a un cuerpo herido o a un espíritu quebrantado; si hemos dedicado un poco de tiempo a escuchar, acompañar y consolar”.
*Con información de Europa Press.