Estados Unidos
Donald Trump: la historia de sexo y mentiras de su aventura con Stormy Daniels. ¿Irá a la cárcel?
Donald Trump es el primer mandatario en ser imputado criminalmente en Estados Unidos. Así fue como la mujer que lo describió como el peor sexo de su vida lo puso en jaque.
Donald Trump ha estado contra las cuerdas muchas veces desde que dejó el poder a las malas, luego de una insurrección sin antecedentes en Washington. Se sabía que alguno de sus múltiples procesos judiciales lo atraparía, pero resulta toda una paradoja que el magnate terminara siendo el primer presidente en la historia imputado criminalmente por el caso de Stormy Daniels, la actriz porno que contó detalles de sus excesos en el sexo y sus infidelidades, y a quien le giraron una millonada por callarla.
Para Trump, Daniels siempre fue un dolor de cabeza. Y esa plata que le mandó para que no contara nada de lo que habían vivido lo tiene hoy compareciendo ante la justicia, que lo señala de haber enviado 130.000 dólares en la recta final de la campaña en 2016. Por mover ese dinero está imputado y con la posibilidad de responder por delitos como falsificación contable o fraude a la ley electoral.
Trump ya sabía que se le venía algo grande y la semana pasada advirtió en su cuenta de Truth Social, red social creada por él mismo, que iba a ser arrestado. “Las filtraciones ilegales de una oficina del fiscal de distrito de Manhattan corrupta y altamente politizada, que ha permitido que se batan nuevas marcas en delitos violentos… indican que, sin que ningún delito se pueda probar, y basándose en un cuento de hadas viejo y totalmente desacreditado, el candidato republicano mejor posicionado de lejos y expresidente de Estados Unidos será arrestado el martes de la próxima semana. ¡Protesta, recupera nuestra nación!”, escribió Trump este día.
La historia que lo atormenta comenzó en el campo de golf de Lake Tahoe en 2006. En su libro Full Disclosure, la actriz reveló detalles que harían sonrojar hasta al más lanzado. Ella describió al magnate como un perdedor en la cama y calificó el sexo que tuvo con él como “los peores 90 segundos de mi vida”. Narró que sus partes íntimas eran pequeñas, mucho más que el promedio, y las comparó con el hongo de Mario Kart. La frase con la que calificó este encuentro fue demoledora: “Puede ser el sexo menos satisfactorio que tuve en la vida, pero, claramente, él no comparte esta opinión”.
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En una entrevista con el periodista Anderson Cooper, contó más cosas. Dijo que antes de tener sexo, Trump cogió una revista y se jactó de ver su foto en la portada. “Alguien debería tomar esa revista y darte nalgadas con ella”, afirma Daniels que le dijo a Trump. Él la retó al contestarle que ella no sería capaz y ella tomó la revista en sus manos. “Así que se dio la vuelta y se bajó un poco los pantalones, ya sabes, tenía ropa interior y esas cosas, y solo le di un par de palmadas”, le dijo Daniels a Cooper.
La estrella porno relató que siguió hablándose con Trump y que una vez vieron un documental de ataques de tiburones completo. Luego, el magnate le prometió tener una aparición en su famoso reality El aprendiz. Pero al final no lo cumplió.
Ella asegura que duró callada sobre lo que pasó durante muchos años. Pero en 2011, la revista In Touch Weekly la tentó al ofrecerle dinero para comprar su historia. Trump se enteró y mandó a sobornarla. Ella finalmente habló con este medio por 15.000 dólares. Pero el tema nunca se publicó porque el magnate anunció acciones legales si la historia salía a la luz. Una vez Trump ganó la presidencia, la estrella porno volvió a intentar vender su historia. Y tuvo éxito.
En su momento, cuando The Wall Street Journal reveló por primera vez el tema, el 12 de enero de 2018, no solo ocasionó morbo, sino también un estruendo en la Casa Blanca. En sus múltiples relatos, Daniels agregó que este encuentro sexual sucedió cuando Melania acababa de dar a luz a su hijo Barron, quien apenas tenía 2 meses. Cuando supuestamente ella le preguntó a Trump qué pensaría su esposa, él le habría contestado que no le importaba, pues al fin y al cabo dormían en cuartos separados.
Daniels llevó orgullosa este relato con muchos más detalles a programas de televisión y periódicos. Pero también llegó a los tribunales. El caso quedó a cargo de Alvin Bragg, fiscal de Manhattan a quien Trump, furioso, ha catalogado de ser “un peligro para el país” y frente al cual había pedido que debía “ser destituido de inmediato”. El magnate acusa al funcionario de ser una “vergüenza… elegido personalmente y financiado por George Soros”. También le ha dicho “animal y racista”.
Al testimonio de Daniels se le sumó el presunto caso de la también actriz y chica Playboy Karen McDougal, quien, según filtraciones de la Fiscalía de Manhattan, habría recibido 150.000 dólares para callar sus encuentros con Trump en 2006. Ella relató que lo conoció en la Mansión Playboy y tuvieron un amorío por diez meses, pero que decidió dejarlo, pues se sentía mal al estar en una relación con un hombre casado. McDougal fue la mujer que vendió su historia al National Enquirer.
Todo indica que el proceso saldrá en contra del expresidente, pues su abogado Michael Cohen confesó cómo le hizo el pago a Daniels. La justicia también acreditó que antes de la posesión de Trump, el abogado le facturó a la organización 180.035 dólares, de donde se deduce pudo salir el pago a Stormy Daniels.
El jurista, que era uno de los hombres de confianza del expresidente, ahora es su verdugo. “Por primera vez en la historia de nuestra nación, un presidente ha sido imputado. Me consuela validar el adagio de que nadie está por encima de la ley, ni siquiera un expresidente. La acusación de hoy no es el final de este capítulo, sino el principio”, le dijo a CNN.
La decisión de la imputación polarizó aún más el panorama político en el país. El exmandatario aseguró que se trata de una artimaña judicial empujada por los demócratas, que están “obsesionados con pillar a Trump” y han cometido un acto de “flagrante interferencia electoral”.
Los republicanos acusan a la justicia de querer usar el caso Trump para interferir en las próximas elecciones. Mike Pence, su vicepresidente, quien terminó en muy malos términos con él, calificó el proceso como una “vergüenza”. Incluso su principal competidor dentro del Partido Republicano, el gobernador de la Florida, Ron DeSantis, se fue con toda contra la imputación, que calificó como “contraria a los valores de Estados Unidos”. Le mandó también un eventual salvavidas. Como Trump suele pasar la mayoría de su tiempo en su residencia de Mar-a-Lago, en este estado, dijo que no apoyaría una solicitud judicial para obligar el traslado del exmandatario a Nueva York.
Sin embargo, se espera que el magnate viaje voluntariamente para presentarse a la justicia. Su abogada Susan Necheles hizo saber que este procedimiento podría llevarse a cabo el próximo martes. Un portavoz de la oficina del fiscal agregó que había arreglado con la defensa de Trump “su entrega al fiscal de distrito de Manhattan para una audiencia de lectura de cargos” ante el tribunal.
Mientras tanto, Stormy Daniels no ocultó su felicidad. “¡Gracias a todos por su apoyo y amor! Tengo tantos mensajes que no puedo responder... tampoco quiero derramar mi champán”, dijo en Twitter. La vida de esta mujer hoy inunda las principales páginas de los medios.
Realmente se llama Stephanie Clifford. Ella misma contó en su libro cómo terminó viviendo de acompañar hombres a cumplir sus más oscuros deseos. A los 9 años, para evitar que un vecino abusara de su mejor amiga, ella se le ofreció. Soñaba con ser periodista, pero antes de terminar bachillerato ya era una estrella en el mundo de las bailarinas exóticas. De ahí pasó al mundo del porno.
Apareció en la película Virgen a los 40 y en un video de Maroon 5. La política siempre le llamó la atención, tanto que intentó lanzarse al Senado en 2010. Hoy tiene contra las cuerdas a quien fue el hombre más poderoso del mundo.
La gran pregunta ahora es si Donald Trump irá a la cárcel. Por ahora, lo que se sabe con certeza es que en caso de presentarse a la justicia tendrá el mismo tratamiento de cualquier indiciado: le tomarán las huellas, lo podrán “bajo arresto” por unos segundos y tendrá que ser fotografiado. Ahí podrá decir si se declara culpable o no. Los abogados han filtrado un detalle que muchos esperaban: no le pondrán esposas. Así lo dijo en una entrevista su abogado Joe Tacopina, en el programa de ABC Good Morning America.
“Estoy seguro de que intentarán obtener cada gramo de publicidad de esto… El presidente no será esposado. Estoy seguro de que tratarán de asegurarse de que obtengan algo de alegría al exhibirlo”, aseguró con ironía. Pero agregó que el Servicio Secreto de los Estados Unidos no permitirá que el momento sea presentado como un “circo”.
A Donald Trump la imputación lo tiene fuera de sí. Desde que comenzó el proceso lo ha calificado como una cacería de brujas. En un comunicado que hizo público una vez se conoció la decisión, aseguró que se trata de una “persecución política e interferencia electoral… Esto no se ha hecho nunca antes en la historia de nuestra nación”, puntualizó.
El exmandatario se despachó: “Desde el momento en el que bajé por las escaleras mecánicas en la Torre Trump, e incluso antes de que jurase el cargo como su presidente de Estados Unidos, los demócratas de la izquierda radical, el enemigo de los hombres y mujeres trabajadores de este país, se han involucrado en una caza de brujas para destruir el movimiento Make America Great Again”, recalcó.
El escenario es complejo. Al magnate son muchos los delitos que le endilgan. Se dice que por años evadió impuestos y que falsificó documentos para su declaración de renta. Y para no ir más lejos, desconoció el resultado de las elecciones que le dieron la victoria al actual presidente y provocó un mitin con muertos, decenas de heridos y daños enormes. El hecho de que caiga por sobornar a una mujer para que callara una aventura sexual no deja de ser llamativo.
El prestigioso diario The Economist fue muy duro frente al proceso. “Enjuiciar a Donald Trump por el caso de Stormy Daniels parece un error”. El semanario asegura que “para otro político, sería el final de su carrera. En el caso de Trump, la pregunta es hasta qué punto un enjuiciamiento actuará como combustible para un movimiento que parecía estar decayendo. Trump ha estado recaudando fondos durante semanas debido a su acusación inminente, que predijo que vendría en las redes sociales el 18 de marzo. Resulta haber sido una de sus publicaciones más precisas”, sostiene el medio. No hay que olvidar que Trump aseguró que “el país ardería” si va a prisión.
Lo que viene por ahora es lo siguiente. Según explicó The Washington Post, el primer procedimiento judicial después de un arresto o entrega sería una audiencia de lectura de cargos en un tribunal de Manhattan. “En la lectura de cargos, un juez determinaría si Trump tendría que pagar una fianza o cumplir con ciertas restricciones en espera de un juicio, o si podría ser puesto en libertad sin fianza ni restricciones, lo que se conoce como libertad bajo palabra”.
En el proceso hay dos protagonistas. Uno de ellos es el fiscal Bragg, que a su vez heredó el expediente de otro archienemigo de Trump, el exfiscal Cyrus Vance Jr. El otro es un colombiano. Se trata de Juan Merchán, un juez de Manhattan con una historia fascinante. Según cuenta The New York Times, llegó a Estados Unidos con su familia cuando tenía 6 años y creció en la pobreza en Jackson Heights, Queens. Su papá, un militar experto en labores de inteligencia, trabajó lavando platos en el Hotel Americana y su mamá envasaba alimentos para las comidas de las aerolíneas.
El juez es el más joven de los seis hijos de la pareja y fue muy trabajador desde que llegaron a Estados Unidos. A los 9 años comenzó a aportar en su casa. También lavó platos en un restaurante y fue domiciliario de carne kosher. En la universidad fue gerente nocturno en un hotel. Para Trump es un conocido de vieja data. Merchán también lideró el caso contra la Trump Organization, al encontrar a esas empresas culpables de fraude fiscal. Este fue el primer caso penal contra el emporio del magnate. La decisión fue radical: 1,6 millones de dólares de multa por 15 delitos graves.
En sus manos está la decisión de si Trump irá a la cárcel. La respuesta no es automática. Como todo en el derecho, depende. Según explica el Post, todo tendrá que ver cuáles son los delitos por los cuales finalmente lo procesan, algo que en este punto aún no se sabe.
El diario agrega que es muy inusual que una persona sin antecedentes vaya a la cárcel por un delito que no involucra violencia. “Incluso si es condenado, no necesariamente significa que pasará tiempo tras las rejas”, agrega el diario. Lo que sí está claro es que Trump podrá competir en las presidenciales, aun si es condenado.
Y ahí vuelve la tesis de The Economist, si en este escenario electoral el proceso es más un favor que una desgracia. Trump le ha jugado por meses a presentarse como un perseguido y una víctima de un sistema que ha hecho todo para destruirlo. Se sabe que el magnate le jugará al extremismo y que no le teme a nada. Y si hay alguien que sabe como poner a arder a los Estados Unidos es él.