En los albores de su tercer año al frente de la principal potencia mundial, Donald Trump se queda cada vez más solo. | Foto: AP

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Donald Trump llega a su tercer año cada vez más solo

El cierre del gobierno y las renuncias de funcionarios de alto nivel, muestran el caos y la soledad del Gobierno Trump. Al final de su segundo año en el poder, el balance general de su gobierno tiene muchos más contrastes de los que él cree, incluso cuando los indicadores económicos son buenos por el momento.

22 de diciembre de 2018

En los albores de su tercer año al frente de la principal potencia mundial, Donald Trump se queda cada vez más solo. Uno por uno, en silencio o con mayor estridencia, los pesos pesados, las personalidades fuertes, los secretarios o asesores que atemperaron un poco al impetuoso presidente norteamericano se retiraron dando las gracias o dieron un portazo.

A fuerza de enojos, de decisiones tomadas sin consulta, en una Casa Blanca donde reina un caos permanente, el magnate inmobiliario se aisló, provocando una creciente preocupación entre los aliados de Estados Unidos.

H.R. McMaster, John Kelly, Jim Mattis: los tres oficiales de alto rango, de quienes Donald Trump -que llegó al poder sin ninguna experiencia militar, política o diplomática- elogiaba sus méritos y sabiduría, ya dejaron el gobierno o lo están haciendo.

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El último sobreviviente de lo que el presidente Trump llamó "mis generales", el secretario de Defensa de Estados Unidos, Jim Mattis, quedó desairado tras el anuncio de una retirada militar estadounidense de Siria a la que se opuso con toda su fuerza durante casi dos años.

El exgeneral del cuerpo de Marines -Infantes de Marina (USMC), que salió de su retiro en enero de 2017 para tomar las riendas del Pentágono, siempre ha defendido la operación militar estadounidense en Siria para infligir al grupo del Estado Islámico (EI) una derrota "duradera, no solo territorial".

El pasado jueves sacudió a Washington al dimitir. "Usted tiene el derecho de tener un secretario de Defensa cuyos puntos de vista estén mejor alineados con los suyos...creo que lo correcto para mí es renunciar a mi cargo", dijo Mattis a Trump en su nota de renuncia.

En abril pasado, Trump anunció que estaba dispuesto a aprobar la salida de ese país en guerra tras más de siete años, Mattis lo convenció de que las tropas se quedasen un poco más mientras hubiera yihadistas en Siria.

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En junio, advirtió a los aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) que abandonar Siria de manera precipitada sería un "error estratégico" el cual podría "dejar un vacío" que podría ser "explotado por el régimen de (el presidente sirio Bashar Al) Asad o sus aliados".

A finales de octubre en Baréin, reafirmó solemnemente "el viejo compromiso, permanente y transparente de Estados Unidos con el Medio Oriente" frente a Rusia. Moscú, que está reforzando su influencia en Siria gracias a sus victorias militares favorables al régimen de Bashar Al Asad, "no puede reemplazar a Estados Unidos" en la región, agregó.

Desde el anuncio de Trump, su silencio ha sido sobresaliente. No habló, no fue visto en la Casa Blanca y el presidente de Estados Unidos grabó el miércoles por la noche en solitario un mensaje en video sobre la retirada militar de Siria.

Los primeros informes de prensa sobre este retiro fueron recibidos con un asombro palpable en los corredores del Pentágono, lo que refleja la magnitud de la tarea que espera al Ministro de Defensa para cumplir una misión cuyos contornos aún no están claros.

Quien fue "una isla de estabilidad en medio del caos de la administración Trump", en palabras del senador demócrata Mark Warner, lo dice sin rodeos: está profundamente preocupado por la falta de respeto del inquilino de la Casa Blanca a los aliados de Estados Unidos.

"Jim Mattis claramente determinó que ya no podía hacer lo suficiente para justificar la parte restante de una administración con la que no estaba de acuerdo", dijo Richard Haass, presidente del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR).

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Antes que él, Rex Tillerson, exjefe de ExxonMobil nombrado a la cabeza de la diplomacia estadounidense antes de ser despedido sin consideración, también había expresado sus dudas y preocupaciones.

Permaneció en un silencio resonante durante varios meses después de su partida. Recientemente presentó, en unas pocas oraciones cinceladas, su visión del presidente para quien trabajó poco más de un año. ¿Donald Trump? Un hombre "más bien indisciplinado, a quien no le gusta leer, a quien no le gusta entrar en detalles, sino que dice ‘eso es lo que creo‘".

"Día triste para Estados Unidos" 

Frente a esta avalancha de despidos y salidas, parte de la base electoral trumpista aplaude, diciendo que el 45º Presidente de Estados Unidos estuvo demasiado restringido por mucho tiempo.

Sin embargo, esta es una característica común en la mayoría de las decisiones del multimillonario: su disposición a hablar, a cualquier precio, en cualquier circunstancia, para su base electoral, en nombre del respeto de las promesas de campaña consideradas sagradas.

"La retirada de Siria no fue una sorpresa, he estado haciendo campaña sobre este tema durante años", escribió en Twitter para justificar su decisión sobre Siria, que provocó conmoción entre muchos socios de la coalición contra el Estado Islámico.

Pero muchos observadores señalan el riesgo de un presidente rodeado solo por consejeros condescendientes. En la primavera fue Gary Cohn, exbanquero de Goldman Sachs con un fuerte temperamento, quien dejó la Casa Blanca para ser reemplazado por Larry Kudlow, columnista económico de televisión y quien dio apoyo inicial a Donald Trump.

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Durante una escena sorprendente en la Casa Blanca hace unas semanas, Kudlow, quien ahora dirige el prestigioso Consejo Económico Nacional (NEC), se convirtió en un animador singular.

Sentado entre el presidente y su hija y consejera Ivanka, elogió a la persona que lo nominó. Insistiendo en la "extraordinaria carrera" del exempresario, le preguntó acerca de lo que él llamó "la economía de Trump": "Hiciste que tus críticos mintieran, derrotaste a tus críticos, pero ¿cómo lo hiciste?".

Cuando el viernes por la mañana se le preguntó en Fox News sobre las reacciones casi unánimes a la renuncia de Jim Mattis (entre lamentos y preocupaciones sobre el futuro), Sarah Sanders, portavoz de la Casa Blanca, dijo que Donald Trump desempeñó su papel.

"El presidente escucha a todo su equipo de seguridad nacional, que es un grupo grande. Él toma su consejo. Y al final del día, él toma la decisión. Para eso fue elegido", agregó.

Sigue siendo una cuestión crucial: ¿Quiénes son ahora en Washington los que formarán el "consejo que el presidente necesita escuchar", en palabras del senador republicano Ben Sasse, quien vio la partida de Jim Mattis como un "día triste para Estados Unidos".

Trump termina su segundo año de mandato con un horizonte judicial sombrío

"Nadie ha hecho lo que yo hice". Donald Trump, todo un maestro en el arte de la autocomplacencia, asegura que, a fines de 2018, todo va bien para Estados Unidos y para él mismo. 

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Al final de su segundo año en el poder, el balance general tiene, sin embargo, muchos más contrastes, incluso cuando los indicadores económicos son buenos por el momento. 

El horizonte judicial del 45º presidente de Estados Unidos se ha oscurecido considerablemente. Su exjefe de campaña Paul Manafort está en prisión. Su exabogado Michael Cohen estará allí en pocos meses. La vasta investigación del fiscal especial Robert Mueller sobre los supuestos vínculos entre Moscú y su equipo de campaña avanza rápidamente.

Con el eslogan "America First" ("Estados Unidos primero") por bandera, pisoteando las tradiciones y los códigos con una especie de júbilo, el atípico e impulsivo presidente de 72 años sigue desencadenando una avalancha de polémicas y alterando todo bajo los hurras de su base electoral y la mirada estupefacta de gran parte de su país y del mundo.

Haciendo uso de fórmulas lapidarias, a lo largo del año arremetió contra los dirigentes de los principales aliados de Estados Unidos como Theresa May, Justin Trudeau o Emmanuel Macron, al tiempo que ensalzó sus buenas relaciones con los de Rusia o Corea del Norte, Vladimir Putin y Kim Jong Un.

En el plano interior, ninguna reforma legislativa significativa ha sido adoptada desde la reducción de impuestos adoptada a finales de 2017. No se ha desbloqueado ni un dólar para el muro que Trump pide en la frontera con México y la victoria de los demócratas en la Cámara de Representantes hará, y él lo sabe, que la segunda parte de su mandato sea infinitamente más difícil.

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El deceso de uno de sus predecesores, George H.W. Bush, cuyo ejercicio del poder es recordado por algunos como elegante y decente, vino a recordar hasta qué punto la presidencia de Trump está desprovista de estas características. Repasamos, en cinco actos, un año tumultuoso en la Casa Blanca.

El fiasco del G7 

Normalmente las cumbres anuales del G7 son citas discretas, pero la de junio pasado en Quebec se convirtió en un caos bajo los ataques del inquilino de la Casa Blanca, particularmente alterado.

En el último minuto torpedeó el comunicado final, un documento de 28 puntos penosamente negociado por el "Grupo de los siete" (Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia y Japón) y, en un tuit enviado desde el Air Force One, calificó al primer ministro canadiense, Justin Trudeau, de "deshonesto y débil".

Una foto con aires de retrato pictórico se convirtió en el símbolo de ese extraño momento de la diplomacia trumpiana: sentado con los brazos cruzados, el presidente estadounidense se enfrenta, con aspecto ceñudo, a la canciller alemana Angela Merkel y a otros dirigentes aliados.

 El amigo Kim 

El apretón de manos, el 12 de junio en Singapur, entre Trump y Kim Jong Un fue espectacular. La declaración común presentada tras este encuentro lo fue bastante menos.

El presidente estadounidense se mostró particularmente elogioso con Kim, al que describió como "muy talentoso" y "muy buen negociador", superlativos normalmente reservados para sus aliados.

"Me escribió bellas cartas, son cartas magníficas. Nos hemos enamorado", dijo meses más tarde, siempre provocador.

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Sin embargo, aunque la posibilidad de organizar una segunda cumbre fue mencionada, todo indica que por el momento las negociaciones resbalan.

Tono conciliador con Putin

La primera cumbre entre Trump y Vladimir Putin, muy esperada, se convirtió en un fiasco para el millonario estadounidense.

Tras un encuentro cara a cara de dos horas en Helsinki, solo en presencia de los intérpretes, los dos hombres ofrecieron una rueda de prensa.

En un discurso extraño, Trump se negó obstinadamente a condenar a Moscú por la injerencia en la campaña presidencial de 2016, y dio más crédito a las negativas del exagente de la KGB que dirige Rusia desde 2000 que a las conclusiones de sus propios servicios de información.

En Washington, a unos 7.000 kilómetros de distancia, la consternación se impuso incluso en el seno de su propio partido. En un hecho poco habitual, varios legisladores republicanos manifestaron su indignación.

"La rueda de prensa de Helsinki fue un momento triste para nuestro país", afirmó entonces Bob Corker, presidente de la comisión senatorial.

Victoria suprema en la Corte

"Hace menos de dos años que soy presidente y ya he hecho entrar a dos jueces en la Corte Suprema". Después de Neil Gorsuch, Trump hizo entrar a Brett Kavanaugh en el templo del derecho estadounidense. Con cinco jueces conservadores de nueve, la venerable institución no había estado tan marcada hacia la derecha desde hacía décadas.

Pero el combate fue áspero y amargo. La conmovedora audiencia de Christine Blasey Ford, que acusó a Kavanaugh de haber intentado violarla en una noche de excesos a comienzos de los 80, y el feroz desmentido del juez, dejaron huella y exhibieron los entretelones de un país profundamente dividido.

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"¡Caza de brujas!"

A medida que las investigaciones avanzan, los ataques de Trump contra el fiscal especial Robert Mueller son cada vez más agresivos. En Twitter, por supuesto, pero también desde los jardines de la Casa Blanca, bajo el sonido del helicóptero presidencial Marine One a punto de despegar, el presidente denunció recientemente una "caza de brujas" orquestada por sus adversarios.

Probablemente el hombre más secreto y discreto de Washington, Mueller no ha respondido nunca a los ataques presidenciales. Su respuesta podría caer en 2019, a través de documentos judiciales.

Cierre de gobierno tras impasse sobre muro

El cierre del gobierno federal comenzó a primeras horas del sábado después de que demócratas rechazaron la exigencia de 5.000 millones de dólares del presidente Donald Trump para comenzar a construir un muro en la frontera con México, una caótica despedida para los republicanos a pocos días de que dejen de tener el control del gobierno tras dos años en el poder.

El vicepresidente Mike Pence, el yerno de Trump y asesor sénior Jared Kushner y el jefe de presupuestos de la Casa Blanca Mick Mulvaney salieron del Capitolio el viernes por la noche tras negociar durante horas con líderes del Congreso sin llegar a un acuerdo.

"Vamos a tener un cierre", dijo Trump en un video publicado en Twitter poco antes del plazo. "Con suerte no será un largo cierre”.

Se prevé que las negociaciones continúen. La cámara baja y el Senado tendrán sesiones extraordinarias el sábado. A los legisladores de la cámara baja se les dijo que si hay una votación les avisarían con 24 horas de antelación.

El cierre bloquea fondos para nueve de 15 departamentos a nivel de gabinete y docenas de agencias, incluyendo los departamentos de Seguridad Nacional, Transportación, Interior, Agricultura, Estados y Justicia.

La falta de fondos interrumpirá las operaciones de varios gobiernos y la rutina de 800.000 empleados federales. Unos 420.000 trabajadores eran considerados esenciales y trabajarán sin salarios a solos días de Navidad, mientras que 380.000 descansarán, lo que quiere decir que se quedarán en casa sin pago.

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Algunos de los empleados enviados a casa sin pago trabajan para la NASA y otros 52.000 laboran en el Servicio Interno de Impuestos. Alrededor de 8 de cada 10 empleados del Servicios Nacional de Parques serán enviados a casa y se prevé que muchos parques cierren.

El Senado aprobó una medida para pagar retroactivamente a estos trabajadores, y se prevé que la cámara baja apruebe la iniciativa.

Algunas agencias, como el Pentágono y los departamentos de Asuntos para Veteranos y Salud y Servicios Humanos, ya habían recibido fondos para el año a través de acuerdos logrados antes, así que estas agencias trabajarán normalmente.

Con información de AFP y AP...