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Dubái, una ciudad hecha a la medida de las redes sociales
Como un “centro global de la cultura influyente”, así definen los expertos el atractivo de Dubái para las redes sociales.
Muchos han sido los cambios que han traído las redes sociales en los comportamientos de las personas. Las formas de expresarse, las apariencias, los artículos y productos que consumen, hasta la elección de los destinos a los cuales hay que viajar.
En ese camino de mostrar los lugares lo más estéticos posibles ha entrado Dubái, el puerto al borde del desierto que se ha convertido en una ciudad ideal para Instagram, contando con agencias de influenciadores, productores especialistas en aumentar seguidores y marcas de lujo listas para gastar dinero en personas que impulsen sus ventas.
Desde el 2020, mientras el mundo atravesaba los peores momentos de la pandemia del coronavirus, Dubái se enfocó atraer turistas de cualquier forma posible, aún cuando los casos de covid-19 hasta diciembre habían crecido, pero su economía seguía abierta. Parte de este propósito se logró a través de las redes sociales, con inversiones de privados que llevaron al puerto a influenciadores de occidente para mostrar los mejores lugares y los mejores planes.
Restaurantes, marcas de ropa, paseos en helicóptero y muchos más atractivos se encuentran en Instagram de forma recurrente y fácil. Fotos perfectamente encuadradas, sin ningún detalle que se escape, se suben desde las cuentas de aquellos que gozan de un alto número de seguidores y que venden sus servicios promocionales a las marcas establecidas en la ciudad.
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“En este mundo, las redes sociales lo son todo”, le dijo el propietario de la oficina de recorridos en helicóptero Falcon, el capitán Husam Gamal, a The guardian.
Pero la perfección lograda en redes no es intuitiva. Dubái tiene reglas específicas para el contenido que se publica, por lo menos el promocionado. Gamal aseguró que antes de un viaje con un influencer sus empleados verifican las credenciales de estos, sus seguidores, sus cuentas e incluso, cómo se toman las fotografías y el tipo de contenido que se publicará. Algo apenas lógico si se paga por la promoción o se brinda de forma gratuita para que se promocione el paquete de viajes.
Cuando los videos o fotografías toman más tiempo de lo debido, un oficial revisa que el contenido sea apropiado y se muestre una imagen positiva de la ciudad.
Aunque esto no es todo. Tanto ha crecido el puerto en los negocios digitales que cualquier influencer que reciba pagos por publicidad debe contar con una licencia de los Emiratos Árabes Unidos (EAU) para poder operar.
La licencia tiene un costo de 3.000 dirham (moneda local), unos US$816 dólares estadounidenses. Y aunque estos requisitos son especialmente para influenciadores locales, quienes llegan de otros países deben cumplir, como mínimo, con no “ofender la unidad nacional”, criticar la política o religión de los EAU o difamar a otra persona en sus contenidos.
Y es que en Dubái todo está hecho a la medida de las redes sociales. Los rascacielos, las islas artificiales, los lugares para tomarse fotos, todo está planificado. Según los expertos, la ciudad se está construyendo teniendo en cuenta la estética de Instagram.
El príncipe heredero Hamdan bin Mohammed al-Maktoum dirige el consejo ejecutivo de Dubai, pero más que esto, atrae a más de 11,4 millones de seguidores en Instagram a las actividades y lugares más excéntricas de la ciudad.
Según Statista, el mundo pasa un promedio de 6 horas y 43 minutos en internet al día. En un minuto los usuarios hacen un sinfín de actividades. 60 segundos alcanzan para que se creen 347.222 historias en Instagram, se suban 500 horas de video en YouTube y se envíen 41,6 millones de mensajes por WhatsApp.
“Instagram es una plataforma que inspira a la gente, y esto se manifiesta en esta ciudad”, dijo la directora de comunicaciones de Facebook en Dubái, Nada Enan, a este medio internacional.
Incluso, debido al éxito de atraer turistas y la planeación con la que ha crecido la ciudad, algunos se han atrevido a considerar que Dubái es la primera economía en el mundo postpetrolera exitosa, pues el turismo y su impacto indirecto superaron con creces la dependencia de la extracción de materias primas.