EE.UU. alerta que China encarceló a 10.000 personas como parte de la campaña de represión contra las creencias religiosas

La denuncia se basa en el informe de Libertad Religiosa que se publica anualmente por parte del Departamento de Estado, y que recoge la situación en 200 países.

El pasado lunes, 15 de mayo, el Departamento de Estado de Estados Unidos reveló su Informe de Libertad Religiosa Internacional, un documento elaborado desde 1999, y que comprende la situación de respeto a las creencias de los ciudadanos en cerca de 200 países.

Lo sorprendente del informe referido al año 2022, se radica en una denuncia elevada allí por el Gobierno de Estados Unidos en el que se señala que el gobierno de China sería el responsable de adelantar prácticas encaminadas a la censura de algunas creencias religiosas, lo que ha traducido en la detención de al menos 10.000 personas en lo corrido del año inmediatamente anterior.

De acuerdo con el Departamento de Estado, esta conducta ha puesto de manifiesto las intenciones del Gobierno de Beijing de poner toda la actividad teológica bajo el control del Partido Comunista Chino.

Si bien el informe eleva algunas otras denuncias sobre otros países que estarían violando la libertad de culto, o atentando contra quienes practican cultos diferentes al mayoritario en su respectivo territorio, el señalamiento contra China toma especial relevancia en medio de las actuales tensiones que se viven entre los dos gobiernos.

De acuerdo con lo recogido por medios locales en China, el informe en cuestión emitido por las autoridades de Estados Unidos estaría basado a su vez en los informes emitidos por algunas ONG de defensa de los derechos humanos, entre los que se cuentan Freedom House y otros defensores de algunas religiones.

El informe también estaría contrastado en las mismas cifras reveladas por el Gobierno Chino sobre su sistema judicial en 2022.

En ese sentido, según destacan medios como el South China Mornig Post, en su informe, Estados Unidos puso la lupa sobre declaraciones emitidas por el mandatario chino, Xi Jinping en 2022, más precisamente en el marco del 20º congreso del partido Comunista, escenario en el el que el líder mundial advirtió que “las religiones en China deben tener una orientación china”.

Sobre el particular, el informe del Departamento de Estado ha afirmado que esa frase es muestra de la existencia de “campañas contra grupos religiosos que caracterizó como ‘cultos’”, advirtiendo que, desde el gobierno se llevan a cabo programas de adoctrinamiento que además de intereses políticos, también se inmiscuye en la fe de sus ciudadanos, y que tiene como objetivo a los niños en edad escolar.

El informe, basado en las denuncias locales señala que el Gobierno chino ha arremetido contra las que denomina xie jiao, o cultos heterodoxos, apartados de la doctrina central de su religión, señalando que estos tienen rasgos hostiles respecto al régimen.

De acuerdo con lo anterior, las autoridades chinas arremetieron contra aquellas figuras que representan a otras facciones de sus propias creencias, y contra aquellos que practican otras doctrinas que no son avaladas por el mismo Estado.

El informe también afirma que en medio de su persecución a cultos que les resultan diferentes al oficial en su país, los órganos de justicia han acudido a la imposición de cargos vagos, buscando justificar las detenciones, para evitar que estas sean calificadas de injustas.

Así, basados en cargos impuestos, el oficialismo chino ha conseguido la emisión de condenas que privan de la libertad, por años, a líderes de facciones religiosas que no les son aceptadas.

Sobre el particular, Estados Unidos ha referido que la posición de China frente a la llamada libertad de cultos, se consolida como uno de los aspectos más difíciles en el marco de las relaciones bilaterales .

Según el South China Morning Post, la prevención que tiene Estados Unidos frente a los malos tratos de China a las minorías religiosas ha servido para impulsar, en su país proyectos como la Ley de Prevención del Trabajo Forzado de los Uygur.

Además de China, las autoridades de Estados Unidos también tuvieron bajo la lupa a Hong Kong, debido a que las autoridades de ese territorio arrestaron al líder católico retirado Joseph Zen Ze-kiun, al igual que a otros activistas o practicantes de esa religión.

Tras la publicación del informe, el gobierno de China ha presentado sus protestas a través de su embajada en Estados Unidos, advirtiendo que lo reflejado allí es diferente a la realidad, y que los señalamientos estarían “arraigados en prejuicios ideológicos”.

Así mismo, han afirmado que “las personas de todos los grupos étnicos en China tienen pleno derecho a la libertad de creencias religiosas según lo prescrito por la ley”, advirtiendo que en el territorio de su país hay cerca de 200 millones de creyentes religiosos de otros credos, entre los que se cuenta un aproximado de 380.000 empleados administrativos.

En ese mismo sentido, China se defendió acusando la existencia de más de 140.000 lugares de culto referentes a creencias distintas a la mayoritaria en su país.

En defensa, China contra atacó a Estados Unidos, diciendo que allí la situación si se refería violatoria de la libertad de culto, refiriendo como “el 75 por ciento de los musulmanes estadounidenses cree que existe una discriminación grave en la sociedad estadounidense contra los musulmanes”.

Su vocero en Washington, afirmó que “Estados Unidos no está en posición de señalar con el dedo a China sobre este tema”.