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El chavismo elige parlamento venezolano sin oposición ni reconocimiento internacional
Los comicios han recibido un amplio rechazo internacional.
Las elecciones para renovar la totalidad del Parlamento de Venezuela comenzaron este domingo, sin la participación de los principales partidos de oposición que la tachan de fraudulenta y sin respaldo internacional.
El chavismo -que tiene previsto arrasar en este proceso para entregarle al presidente Nicolás Maduro el control de la Asamblea Nacional, único poder público en manos de la oposición que lidera Juan Guaidó- movilizó desde la madrugada a su militancia para sufragar a primera hora. “¡Llegó la hora, a votar por la paz, por la patria, por el futuro!”, expresó Maduro en la aplicación de mensajes Telegram.
Más de 20 de los 30 millones de venezolanos están llamados a las urnas en unos comicios en los que el gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) busca la “victoria perfecta” y hacerse con el único poder que desde 2015 controla la oposición liderada por Juan Guaidó.
“¡Llegó el día, tuvimos paciencia!”, celebró Maduro el sábado desde el palacio presidencial de Miraflores, augurando que quedará atrás la “Asamblea Nacional progringa” encabezada por Guaidó, reconocido presidente encargado de Venezuela por Estados Unidos entre medio centenar de países.
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El líder opositor aseguró, por su parte, que “el objetivo de Maduro” es “aniquilar al Parlamento” y llamó a la abstención en este proceso que tilda de “fraude”.
Con todo, una pequeña fracción disidente de la oposición buscará ganar alguno de los 277 escaños.
Guaidó llama en paralelo a una especie de plebiscito (7-12 de noviembre) para prolongar el período parlamentario hasta que puedan celebrarse elecciones “libres, verificables y transparentes”.
Los resultados, no obstante, no serán vinculantes, toda vez que Maduro ejerce el control territorial e institucional con el respaldo de la cúpula militar, considerada su principal sostén, y aliados como Rusia, Irán, Turquía y Cuba.
Rechazo internacional
Venezuela atraviesa una crisis política y debacle económica -con años de recesión, hiperinflación y servicios públicos colapsados-, que debe traducirse en “apatía” e “inercia abstencionista” con una participación de cerca del 34%, según el presidente de la firma Datanálisis, Luis Vicente León.
Los comicios del 6 de diciembre han recibido un amplio rechazo internacional.
Estados Unidos ya anunció que no reconocerá el resultado de las votaciones; la Organización de los Estados Americanos (OEA) las rechaza por falta de condiciones y una asociación internacional de juristas las considera una “ficción” sin validez legal.
Un grupo de representantes bipartidistas del Congreso estadounidense condenó el viernes los comicios porque “no cumplen con ningún estándar para un proceso libre y justo”.
Washington es el principal aliado de Guaidó y lidera la presión internacional contra Maduro con sanciones económicas, incluido un embargo petrolero vigente desde abril de 2019.
La Unión Europea, por su parte, desestima que las parlamentarias sean “justas, transparentes y creíbles”, por lo que su reconocimiento al proceso es poco probable, comentaron fuentes europeas a la AFP.
El bloque europeo pidió meses atrás posponer los comicios, condición para el envío de una misión de observación internacional al país.
El gobierno socialista rechazó de plano la petición, tachándola de “inadmisible”.
“Tiro de gracia”
El chavismo perdió el control del Parlamento en 2015 tras 15 años de hegemonía chavista. Sin embargo, Maduro rápidamente anuló su poder a través de la Corte Suprema de línea oficialista.
Con todo, fue desde la jefatura del Parlamento que Guaidó reclamó en 2019 la presidencia encargada, luego de que la Cámara declarara a Maduro “usurpador” por reelegirse en votaciones “fraudulentas” en mayo de 2018.
La mayoría opositora en el Parlamento hizo un “profundo llamado a quedarse en sus casas” el domingo, en un acuerdo en rechazo a las parlamentarias aprobado el sábado.
Guaidó ha dicho que, pese al resultado de las elecciones, no pretende irse del país ante las amenazas que se han lanzado desde el chavismo sobre una ley contra “traidores” como él.
“Asumo el riesgo de quedarme en Venezuela”, dijo Guaidó a la AFP esta semana.
Para Félix Seijas, analista político y director de la firma Delphos, es un “punto de honor” del gobierno madurista arremeter contra el líder opositor de 37 años.
“Quizás no apresarlo, pero sí hacer que se vaya a una embajada, sacarlo del camino”, explicó. “Es una pieza que no puede quedar ahí”.
“Hay un dicho de la mafia que se utiliza mucho: un herido que no muere es más peligroso, es necesario dar el tiro de gracia”, dijo Seijas.
Con información de AFP