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En Venezuela ya es común el uso de dólares en efectivo para comprar alimentos, productos, bienes y servicios. | Foto: Getty

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El dólar ya representa más del 70 % de las operaciones en Venezuela

“La dolarización fue la salida de facto a la hiperinflación”, sostiene un economista venezolano.

5 de abril de 2022

Con bombos y platillos, Nicolás Maduro anunciaba el pasado 1 de enero que Venezuela “abandonó la hiperinflación”, un estado de la economía que comenzó en noviembre de 2017 y que se ha visto frenado en los últimos siete meses con una inflación de un dígito, incluso, más baja que la de Argentina.

“Yo puedo declarar políticamente, con el resultado del manejo de la inflación entre los meses de septiembre, octubre, noviembre y diciembre, que ha sido de un dígito con tendencia a la baja, que Venezuela abandona el estado de hiperinflación”, recalcó Maduro en una entrevista televisada que le hizo el escritor Ignacio Ramonet.

La hiperinflación en Venezuela se agudizó en 2019. En febrero de ese año, la inflación fue de 270 %, para sumar una variación interanual de 2.295.981 %.

Según el Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), en febrero pasado el índice de precios al consumidor registró una subida de 1,7 % en relación al mes anterior.

El equipo del OVF detalla que la inflación suma siete meses consecutivos de baja intermensual, desde que en mayo de 2021 se ubicó en 19 %. Además, logró seis meses de inflación de un dígito. En lo que va del año suma una variación de 6,6 %, aunque en los últimos 12 meses aún registra 246 %.

“El bolívar desapareció de las calles, depreciado ante el dólar, consumido por la subida de los precios y con una capacidad de compra casi nula. Los billetes de la moneda nacional valían tan poco que se contaban por millones y servían para poco más que manualidades para vender en las calles. La hiperinflación pulverizó al bolívar, que dejó de ser un referente de valor y perdió 16 ceros desde la llegada al poder de Hugo Chávez en 1999″, resume en un artículo el diario La Nación, de Argentina.

En la práctica, y para hacerle frente al caos económico, comerciantes y consumidores venezolanos eligieron al dólar como moneda de uso y principal forma de pago. “La dolarización fue la salida de facto a la hiperinflación”, dijo al diario argentino el economista José Guerra.

La realidad es que, tres años después, el dólar se ha convertido en la principal herramienta de pago en Venezuela, con más del 70 % de las operaciones, según la firma Ecoanalítica. También se paga con pesos colombianos en zonas fronterizas y hasta con pepitas de oro minero en el estado Bolívar, pero es el dólar el que marca todos los precios. Su dictadura en las calles es total.

Un informe reciente de la organización defensora de derechos humanos Provea advierte que con este nuevo escenario económico la situación empeora para las clases más desfavorecidas. “Brutal desigualdad. La dolarización informal en Venezuela ocurrió a costa de aumentar las desigualdades entre la población que tiene acceso al dólar y la inmensa mayoría que no”, alerta el documento de Provea.

La nueva realidad de los venezolanos es que los supermercados están surtidos de alimentos y de otros productos de primera necesidad, pero sus precios marcados en dólares son inaccesibles para la mayoría de la población que cobra un salario mínimo de 30 dólares al mes.

El portal web La Política Online consultó al economista Ramiro Molina, profesor de la Universidad Católica Andrés Bello, y presidente de la Cámara Nacional de Intermediarios de Valores. Este experto explicó que “el proceso de dolarización de la economía venezolana se inició y desarrolló de manera errática por la confluencia de varios eventos: inflaciones crecientes en 2016 y 2017 que desembocan en el pico hiperinflacionario del segundo semestre de 2018″.

Sostuvo Molina que la forma que encontró el gobierno de Nicolás Maduro para empezar a resolver el problema es un proceso de dolarización de facto y la puesta en funcionamiento de una Zona Económica Exclusiva que impuso el libre comercio por regiones. “Esto permitió bajar los exorbitantes precios y resolver el desabastecimiento de alimentos pero generó una enorme distancia entre la población que cobra en bolívares”, lamentó el economista.