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El ejército de Sudán se resiste al cambio tras décadas en el poder
A pesar de las grandes problemáticas que tiene el país africano, el ejército de Sudán se niega a cualquier reducción de su poder.
La detención de los dirigentes civiles y la interrupción de la transición democrática muestran que los generales de Sudán se aferran a décadas de poder en este pobre país del este de África, indicaron los analistas consultados.
El lunes, las fuerzas de seguridad detuvieron al primer ministro Abdala Hamdok y otros líderes civiles con quienes habían compartido el poder desde la caída en 2019 del dictador Omar al Bashir tras 30 décadas en el poder de Sudán.
El general Abdel Fattah al Burhan declaró un estado de emergencia y disolvió el Consejo Soberano, el órgano civil-militar que debía liderar el país hacia unas elecciones libres a finales de 2023. Desde su independencia del Reino Unido y Egipto que se dio en 1956, Sudán ha conocido poco más que regímenes militares, con algunos raros paréntesis democráticos durante su corta instancia como país establecido.
El golpe “parece un intento de las fuerzas de seguridad de mantener el control de sus intereses económicos y políticos, y de resistir al cambio” a un orden civil en el país, dijo Jonas Horner, del International Crisis Group.
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El movimiento del ejército “encarna sus temores” de un poder civil “en un país que ha estado bajo control de los militares durante 52 de sus 65 años de independencia”, añadió. Para Magdi el Gizouli, del Instituto del Valle del Rift, “el golpe está lejos de sorprender”.
El Consejo Soberano dirigía el país junto a un gobierno de transición liderado por Hamdok, un economista, pero el protagonismo de los líderes civiles iba en retroceso. El principal bloque civil, las Fuerzas para la Libertad y el Cambio (FFC) que lideraron las protestas anti-Bashir, se escindió en dos facciones opuestas y una de ellas se manifestaba en favor de los militares.
Una crisis “maquinada”
Los críticos aseguraban que esas protestas estaban impulsadas por miembros del ejército y las fuerzas de seguridad e implicaban a simpatizantes del anterior régimen que estaba en el poder en el país.
“La crisis en curso ha sido urdida y tiene aspecto de un golpe insidioso”, dijo el líder de la corriente principal de FFC Yasser Arman dos días antes del movimiento militar. El mes anterior, el gobierno aseguró que había frustrado un intento de golpe y Burhan arremetió contra las sugerencias “difamatorias” de que el ejército estaba implicado en la maniobra.
Ahmed Soliman, analista del centro de reflexión británico Chatham House, dijo a AFP que el ejército se había resistido a reformas de calado que implicaban la “profesionalización y la vigilancia civil” de sus instituciones y sus intereses.
El ejército domina lucrativas empresas en campos que van desde la agricultura hasta los proyectos de infraestructuras. Hamdok dijo el año pasado que el 80% de los recursos públicos estaban “fuera del control del ministerio de Finanzas”, aunque no especificó la porción controlada por el ejército de Sudan.
Este tipo de “cuestiones realmente delicadas en la transición habían alentado la agitación reciente que está teniendo lugar en Sudán y a lo mejor prepararon el escenario para este golpe hostil de los militares”, dijo Soliman. Pero las acciones del ejército del país probablemente conduzcan a más inestabilidad, advirtió.
“Los militares tendrán pocas opciones a parte de aplastarlas por la fuerza”, añadió. Este experto cree que el general Burhan seguirá en el poder, pero podría entablar conversaciones con los líderes civiles que siguen en libertad. “Todavía necesita una cara civil para el gobierno”, aseguró.
Con información de AFP.