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El enviado de EEUU en Afganistán, sinónimo de fracaso
Zalmay Khalilzad fue enviado a Afganistán para lograr la paz, sin embargo los resultados son todo lo contrario a esa misión.
El emisario estadounidense Zalmay Khalilzad estaba convencido de que si alguien podía llevar la paz a Afganistán era él. Al final, habrá contribuido sobre todo al regreso de los talibanes y a la muerte de la república afgana.
Este diplomático de carrera, de 70 años, nacido en Mazar-i-Sharif (norte de Afganistán), se desempeñó como representante de Washington en las conversaciones con los talibanes en Doha, que culminaron con un acuerdo en febrero de 2020 para la retirada de las fuerzas estadounidenses y extranjeras de Afganistán.
Antes de firmar este acuerdo, calificado en su momento de histórico, Khalilzad, que habla con fluidez pastún y darí, las dos principales lenguas del país, participó en numerosas cumbres en las que aseguró que los talibanes estaban dispuestos a hacer concesiones y compromisos.
Pero es el acuerdo de 2020 y el desastre que siguió, lo que se recordará como su legado en Afganistán. El Departamento de Estado de Estados Unidos indicó la semana pasada que permaneció en Catar, tratando de ayudar por teléfono a llegar a un acuerdo político.
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Para Husain Haqqani, un exembajador de Pakistán en Estados Unidos ahora analista del Instituto Hudson, Khalilzad repitió a los sucesivos presidentes estadounidenses que tenía un acuerdo de paz, cuando era solo una rendición encubierta.
“Negoció mal, envalentonó a los talibanes y afirmó que las conversaciones conducirían a un acuerdo de poder conjunto, incluso si los talibanes no tenían la intención de hacerlo”, explicó Haqqani a la AFP.
Garantías imprecisas
Tuvo varios cargos en el Departamento de Estado y en el Pentágono, antes de ser un muy influyente embajador de Estados Unidos en Afganistán de 2003 a 2005, y de ocupar las mismas funciones en Irak. Se ganó la reputación de buen negociador.
Fue embajador de Estados Unidos ante la ONU de 2007 a 2009. Luego criticó al presidente Barack Obama cuando decidió retirar las tropas estadounidenses en el conflicto afgano.
En 2018, bajo la presidencia de Trump, fue nombrado asesor para la Defensa Nacional, cuando esta administración decidió hablar con los talibanes. Khalilzad obtuvo ese año la liberación del mulá Abdul Ghani Baradar, cofundador de los talibanes, detenido desde 2010 en Pakistán.
Durante estos meses de negociaciones en Catar, parecía haber desarrollado una estrecha relación con los delegados talibanes. El 29 de febrero de 2020 en Doha, Estados Unidos firmó con los talibanes un acuerdo histórico que preveía la retirada de todos los soldados extranjeros antes del 1 de mayo de 2021. Pero Washington obtiene poco a cambio.
“Khalilzad sólo logró un compromiso importante: que no atacarían a Estados Unidos y sus aliados”, durante la fase de retirada de tropas, escribió Kate Clark, miembro de la Red de Analistas de Afganistán, en un informe reciente.
“Su estrategia fracasó”
En el acuerdo eran evasivas las promesas de los talibanes de cortar los lazos con Al Qaida y otros grupos yihadistas, y de negociar con el gobierno afgano. Los estadounidenses debían salir de Afganistán sin haber obtenido un alto el fuego y sin establecer el marco para un futuro acuerdo de paz.
Dos días antes de la entrada de los talibanes en la capital, el parlamentario estadounidense Michael Waltz, un veterano del ejército que estuvo en Afganistán, envió una carta a Biden en la que denunciaba los “malos consejos” del emisario.
“Su estrategia diplomática fracasó en gran medida”, escribió y estimó que “en vista de esta catástrofe”, Khalilzad debía “dimitir inmediatamente o ser relevado de sus funciones”.
Con información de AFP.