La pequeña Milagros tenía 8 años de edad/Foto: Esteban Vega/SEMANA | Foto: Esteban Vega

MUNDO

El escabroso crimen del primer preso con coronavirus en Argentina

Su nombre es Julián Arakaki, tiene 49 años y sufre de una enfermedad renal crónica.

20 de abril de 2020

En Argentina, la cifra de contagiados por coronavirus se ubica en este momento en 2.941 y 134 fallecidos. Números que van en aumento y que preocupan al Gobierno y a sus ciudadanos que se encuentran confinados desde el 20 de marzo, en una cuarentena que irá hasta el 26 de abril.

En medio de los 2.941 contagiados en ese país, hay un nombre que llama la atención. Se trata de Julián Arakaki, un hombre de 49 años que es el primer preso que dio positivo por coronavirus.

Este preso, quien sufre de una enfermedad crónica y a quien le hacen diálisis todas las semanas, se encuentra recluido en la cárcel bonaerense de Florencio Varela, luego de que fuera condenado a cadena perpetua tras asesinar en 2012 a su hija de 8 años.

Su contagio llevó a medios de su país a recordar el escabroso crimen, que en ese momento generó la indignación de los ciudadanos argentinos. De acuerdo con Infobae, tres semanas antes del horrendo crimen, el hombre se había separado de su exmujer con quien tuvo tres hijas.

Un fin de semana de agosto de 2012, el hombre pasó a la casa de su ex para recoger a sus tres hijas en la zona de Villa Zagala, partido de San Martín, para llevarlas para su vivienda. El domingo en la noche Arakaki regresó a las pequeñas a donde su madre, pero la niña Milagros, la menor de todas, no mostraba signos de vida, mientras él decía que estaba dormida.

Inmediatamente la niña de 8 años fue llevada de urgencia al hospital Belgrano, donde los médicos de turno constataron que la pequeña estaba muerta. Al comienzo, la autopsia practicada a Milagros indicó que ella había sido asfixiada. 

Según documentos judiciales a los que tuvo acceso el medio Infobae, Julián Arakaki utilizó sus propias manos para asesinar a Milagros, causándole, según quedó registrado, una “asfixia por compresión manual”.

El hombre, quien para la época de los hechos se dedicaba a la venta de fruta y verdura fue acusado de homicidio calificado, detenido y alojado en la Comisaría 3ª de Villa Lynch. Posteriormente, el Tribunal N°4 de San Isidro lo condenó a prisión perpetua por el crimen de su propia hija.