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El ex primer ministro de Pakistán, Imran Khan, queda en libertad bajo fianza tras una fuerte ola de protestas por su detención
El gobierno tuvo que desplegar al ejército para controlar las manifestaciones.
El ex primer ministro de Pakistán, Imran Khan, fue detenido en relación con un caso de corrupción el pasado martes 9 de mayo, al acudir a un alto tribunal de la capital Islamabad. Este hecho desató dos días de caos, en los que miles de sus simpatizantes se manifestaron en distintas ciudades del país, incendiaron edificios y cortaron carreteras.
Incluso, el gobierno desplegó al ejército para hacer frente a las protestas, y al menos nueve personas murieron en los altercados mientras que cientos de agentes de policía resultaron heridos y más de 3.500 personas fueron detenidas.
En las últimas horas se conoció que el ex dirigente fue puesto en libertad bajo fianza ya que la corte suprema del país estimó que su arresto había sido ilegal y que todo el proceso debía ser revisado.
“La corte le ha concedido libertad bajo fianza a Imran Khan por un período de dos semanas, y ha ordenado a las autoridades que no lo detengan” durante ese lapso a propósito de este caso de presunta corrupción, indicó a la prensa Khawaja Harris, uno de sus abogados.
El ministro del Interior, Rana Sanaullah, ha prometido volver a ordenar la detención de Imran Khan, señalado actualmente en una serie de causas legales desde que perdió el poder en abril de 2022 en una moción de censura.
Y es que las elecciones generales están previstas hacia el mes de octubre, y Khan, la ex estrella del críquet, que sigue siendo muy popular en el país, acusa a la actual coalición de gobierno y al ejército de querer impedir su regreso al poder.
El ex jefe de gobierno, de 70 años, afirmó también que un alto oficial estuvo implicado en un complot para asesinarlo el pasado noviembre, lo que no sentó bien en el ejército, un actor político de primer orden en el país.
En ese sentido, el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, pidió “calma” a las fuerzas de seguridad paquistaníes, y a los manifestantes que “se abstengan de toda violencia”.
“La libertad de expresión” y “el Estado de derecho son esenciales para solucionar los conflictos políticos. La fuerza desproporcionada no tiene lugar”, escribió Türk en Twitter.
Después de meses de crisis política, en los que desafió cada vez más abiertamente al ejército, un actor político fundamental en Pakistán, Imran Khan fue detenido el martes pasado en Islamabad. La detención, que pendía como una espada de Damocles desde hacía semanas, suscitó la ira de los simpatizantes de su partido, Pakistan Tehreek e Insaf (PTI, Movimiento por la Justicia).
Tropas paquistaníes fueron desplegadas el jueves en la capital Islamabad luego de que el arresto del ex primer ministro Imran Khan desatase dos días de violentas protestas por parte de sus seguidores.
El gobierno había aprobado el miércoles 10 de mayo el envío del ejército a dos provincias, incluida Punjab, la más poblada, así como a la capital para restablecer el orden. La policía dijo ayer jueves 11 de mayo que los soldados ya entraron en la sensible “zona roja” de Islamabad, donde se encuentran los edificios del gobierno.
Los simpatizantes de Khan acusan a las fuerzas armadas de orquestar su salida del poder en abril del año pasado. Los militares niegan cualquier participación.
Cosa inusual en Pakistán, los manifestantes atacaron símbolos del poder militar, y acusaron al ejército de haber ayudado a sacar a Imran Khan del poder, lo que el estamento militar desmiente.
Con información de AFP*