Talibanes atacan aeropuerto de Kandahar, segunda ciudad de Afganistán
Miembros del Ejército de Afganistán (Photo by HOSHANG HASHIMI / AFP) | Foto: AFP

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El fiasco del Ejército afgano y las razones de su derrota contra el movimiento talibán

A pesar de haber tenido el apoyo del Ejército estadounidense y haber combatido junto a ellos por casi 20 años, el Ejército de Afganistán fracasó en su misión de derrotar a los talibanes.

7 de septiembre de 2021

Tres semanas después de la caída de Kabul, varios funcionarios y militares explican la debacle: un coctel de fallas al más alto nivel, de propaganda talibán y de una retirada estadounidense que dejó al descubierto las debilidades de las fuerzas afganas. “Dos días después de la caída de Kabul, el presidente [Ashraf] Ghani recibió a sus dos vicepresidentes, al ministro de Defensa y al de Interior, al director de Inteligencia y al jefe del Consejo de Seguridad Nacional para una reunión de emergencia”, cuenta uno de ellos, Emal.

Como el resto de personas entrevistadas por la AFP para este artículo, Emal utiliza un seudónimo para evitar que su familia, en Afganistán, sufra represalias. “Durante esa reunión, se desbloquearon 100 millones de dólares para asegurar la capital. Se dijo que teníamos suficientes armas, municiones y recursos financieros para que Kabul aguantara durante dos años”, agregó. “Pero no protegieron la ciudad ni siquiera dos días”. Un error que, aunque pueda parecer asombroso, a Emal, que se movía en las altas esferas del Estado, le parece incluso lógico.

Ministros que mienten

“Los ministros mentían a Ashraf Ghani, le decían que todo iba bien, para mantener su trabajo y sus privilegios. No priorizamos las cosas correctamente. Mientras que las ciudades iban cayendo una tras otra, el Consejo Nacional de Seguridad se reunía para hablar de reclutamiento y de reformas institucionales”, explicó. La caída de Kabul llegó tras dos semanas de avance constante de los talibanes por todo el país.

“Cuando empezó el hundimiento, desde los primeros puestos de avanzada militar, ninguno de los líderes demostró autoridad”, comentó por su parte Omar, de 40 años y autor de brillantes estudios en el extranjero. “Ninguno compareció ante los medios para tranquilizar a sus hombres. Ninguno fue sobre el terreno”, agregó.

Mientras, Ashraf Ghani, quizás a causa de la información falsa que le iban dando, tomó unas decisiones estratégicas equivocadas que tuvieron fuertes consecuencias. “Yo propuse que abandonáramos las provincias del sur, que no éramos capaces de defender de manera sostenible, y que nos concentráramos en las del norte”, contó Omar. “Pero el presidente no estaba de acuerdo [...] Decía que no debíamos retirarnos de ningún sitio”.

Fotos de la semana 28 mayo
Soldados afganos patrullan fuera de su base militar en las afueras de Kabul, Afganistán, el domingo 9 de mayo de 2021. Para el 11 de septiembre de 2021, a más tardar, las fuerzas estadounidenses y aliadas restantes de la OTAN abandonarán Afganistán, poniendo fin a casi 20 años de participación militar. También se está retirando el apoyo aéreo estadounidense en el que se ha basado el Ejército afgano para evitar los posibles ataques de los talibanes que cambiaron el juego, desde que asumió el mando de la guerra de manos de Estados Unidos y la OTAN en 2014 (AP Photo / Rahmat Gul). | Foto: AP

Corrupción

Pero al Ejército afgano, corroído por dos décadas de corrupción, le fue imposible mantener sus posiciones. Desde hacía mucho tiempo, numerosos soldados y policías entrevistados por la AFP se quejaban de que no les estaban pagando el sueldo, mientras que otros oficiales, corruptos, se repartían la paga de decenas de miles de efectivos “fantasma”, cuyos perfiles se habían creado únicamente con ese fin.

El Sigar –el inspector general especial de Estados Unidos para la reconstrucción de Afganistán– también informó que se estaba desviando gasolina y municiones pagadas por Washington. La situación empeoró aún más tras la firma del Acuerdo de Doha en febrero de 2020, que estableció la salida de las tropas estadounidenses de Afganistán a cambio de unas promesas vagas de los talibanes.

Ese pacto “nos condenó”, lamentó el general Sami Sadat, que dirigió a las fuerzas especiales en Kabul en los días previos a la caída de la capital. Sin el apoyo aéreo de Estados Unidos y con su propia aviación en tierra por problemas de mantenimiento, las fuerzas afganas perdieron su última ventaja estratégica frente a los islamistas.

Niños afganos son entregados a soldados británicos para evitar que talibanes los asesinen
Los talibanes derrotaron a las fuerzas de seguridad afganas antes de tomarse el país. Foto: AP | Foto: AP

Aviones estadounidenses, meros “espectadores”

“Nos metimos en unos intensos combates terrestres contra los talibanes mientras los caza estadounidenses daban vueltas por encima de nuestras cabezas, como verdaderos espectadores”, denunció. “Nos traicionaron”. Abdul, por su parte, admitió a la AFP que sentía “vergüenza” por los más altos mandos militares afganos, a quienes, junto con el Gobierno, culpa de la derrota.

“Cuando los talibanes llegaron a las puertas de Kabul, los soldados sabían que el presidente se estaba yendo. Y por eso no lucharon. El ministro de Defensa y el jefe del Ejército del aire dijeron en televisión que estaban dispuestos a continuar la guerra. Pero dos horas después los talibanes llegaban al corazón de Kabul sin luchar. Su avión debía de estar ya listo en el aeropuerto”, dijo, molesto, este militar de alto rango.

Sin jerarquía militar

Así, la jerarquía del aparato de seguridad se fue desvaneciendo. “Un comandante de guarnición de Kabul, con 300 hombres a sus órdenes, no paraba de preguntarme: ‘¿Qué hago? ¿Luchamos? ¿Deponemos las armas?’. Cuando llamaba a sus superiores, estos le respondían que esto dependía ‘de su iniciativa’”, recordó Abdul, desilusionado.

En la debacle también influyó la efectiva campaña de comunicación de los talibanes. “La guerra de las redes sociales la habíamos perdido hacía tiempo”, declaró en este sentido Emal. “Ellos les decían a los soldados que estaban combatiendo inútilmente porque, al más alto nivel, ya se había firmado un acuerdo”.

El 15 de agosto de 2021, todos los ingredientes del cataclismo se conjugaron y Kabul cayó sin que prácticamente se escucharan disparos.