MUNDO
El G-20, más allá de la foto
Por primera vez en Suramérica, los países más poderosos del mundo tomaron asiento en Buenos Aires para discutir los problemas más urgentes. Mientras buscan sentar las bases para los consensos de los próximos 10 años, afuera las protestas contra el encuentro no cesan.
Bajo la narrativa de que Argentina es un país confiable que merece el apoyo del mundo, el presidente argentino Mauricio Macri inauguró la sesión plenaria del G-20 hablando de cómo una población mundial rica en información y millonaria en expectativas exige cada vez más de sus gobernantes. “Los líderes nos vemos cara a cara para ratificar coincidencias al mismo tiempo que administramos desacuerdos”, dijo Macri.
Durante su discurso de inauguración, habló de infraestructura, medio ambiente y pobreza, pero omitió temas espinosos como la guerra comercial entre Estados Unidos y China y la tensión entre Rusia y las potencias europeas por cuenta de la escalada militar en Ucrania. Por un lado, los asistentes esperan que los presidentes Donald Trump y Xi Jinping, al menos discutan entre ellos los efectos globales de la guerra comercial; por otro lado, Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo, dijo en la mañana estar seguro de que la Unión Europea renovará las sanciones económicas contra Rusia.
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Por eso esta cumbre no solo es el camino para tender puentes multilaterales, también puede llegar a profundizar crisis previas, como la del Brexit. De hecho el mismo Tusk se refirió a la salida del Reino Unido, “si el Parlamento británico vota en contra del acuerdo ya pactado con Bruselas hay dos alternativas: o un Brexit sin acuerdo o que no haya Brexit”, aseguró.
Mientras algunos aprovechan para lanzar advertencias sobre temas regionales, el presidente francés, Emmanuel Macron, tiene en su agenda una reunión con el primer ministro japonés, Shinzo Abe, para hablar del futuro de la relación entre Renault y Nissan. Esa alianza de 19 años pasa por un momento agrio después de la destitución del presidente de Nissan, Carlos Ghosn, detenido la semana pasada tras ser acusado de fraude fiscal.
El factor Trump
La estrella del show llegó a Buenos Aires el jueves en la noche, pero ya desde antes había enrarecido el ambiente cuando desde Washington anunció que cancelaba su encuentro con el presidente ruso, Vladimir Putin, por cuenta de las tensiones militares entre Rusia y Ucrania. El Kremlin respondió que gracias a eso ahora tenían una agenda libre para atender otras citas importantes. Putin denunció en la cumbre la “práctica viciosa del proteccionismo comercial”, en clara alusión a Trump y su agenda económica.
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Sin embargo, horas después, el magnate era el protagonista de la buena noticia de la jornada: el nuevo acuerdo de libre comercio para América del Norte (TLCAN) que firmó junto a los presidentes de Canadá y México, Justin Trudeau y Enrique Peña Nieto, respectivamente. Aún falta que el Parlamento de cada uno de los tres países lo ratifique, pero es un avance comercial en medio del caos económico que supone Trump para la región desde que llegó a la Casa Blanca.
Sin duda el más feliz con la llegada del magnate era el mismo Macri, quien después de un desayuno en el que con hablaron sobre la crisis migratoria en América Latina y las inversiones estadounidenses en Argentina. Más allá de sus posiciones oficiales, Trump y Macri comparten un pasado comercial interesante. El inquilino de la Casa Blanca hizo negocios con el padre del presidente argentino. “Hice negocios con su padre en la época en que yo era solo un desconocido, sin saber que su hijo, en un momento, se convertiría en presidente de Argentina. Y creo que tú tampoco sabías que yo me iba a convertir en presidente de los Estados Unidos", recordó Trump entre risas.
El ambiente relajado de la Casa Rosada contrastaba con lo que se vivía en las calles; mientras el cielo bonaerense tenía como protagonista al ya famoso globo de un Trump bebé con cara de berrinche, miles de personas salieron a las calles para protestar contra la cumbre y a expresar su repudio contra varios organismos internacionales. De hecho la consigna de quienes están en contra del encuentro es: “No al G20. Fuera el Fondo Monetario Internacional”.
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El fuerte dispositivo de seguridad que en este momento rodea a la capital argentina garantiza que hasta ahora las protestas se mantengan al margen de la actividad oficial de los líderes mundiales. Mientras Macri sigue sonriendo a cuanta cámara lo enfoca, los asistentes están pendientes de Trump y su agenda. Es seguro que sostendrá encuentros con el primer ministro japonés, Shinzo Abe, y con el primer ministro indio, Narendra Modi. Las incógnitas a despejar pasan entonces por cómo será su encuentro con Vladimir Putin y si habrá o no arreglo comercial con China.