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El gigantesco vertedero en Nueva York de escombros y restos humanos del 11/S

Para algunos, la colina representa la resiliencia de la ciudad; para otros es una herida abierta. Debajo yacen escombros de los atentados del 11 de septiembre de 2001, mezclados con restos humanos.

11 de septiembre de 2021
Las fotos donadas por empleados del Servicio Secreto muestran los esfuerzos de recuperación cerca de la Zona Cero.
Las fotos donadas por empleados del Servicio Secreto muestran los esfuerzos de recuperación cerca de la Zona Cero. | Foto: Foto donada al Servicio Secreto de EE.UU. y publicada en su cuenta de Twitter @SecretService

El sitio en Fresh Kills, en Staten Island, fue el vertedero al aire libre más grande del mundo hasta que cerró. Después de que secuestradores de Al Qaida redujeran las Torres Gemelas a pilas de acero y concreto, el sitio fue reabierto para albergar los escombros del World Trade Center.

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“No sé cómo sería si tuviera un familiar aquí, pero les puedo decir que el material ha sido tratado con el mayor respeto”, recuerda Diggins 20 años después. “No está mezclado con basura, hay una separación”, agrega desde lo alto de la colina desde la cual se ve el Bajo Manhattan.

Los atentados del 11 de septiembre no solo dejaron más de 3.000 víctimas mortales, sino una herida en la sociedad que aún no sana.
El vertedero en Fresh Hills no solo tienen los escombros de la Zona Cero, sino lo que muchos dicen que son restos humanos. Foto: AP | Foto: ap

El área se convirtió en una pequeña ciudad, con miles de empleados de saneamiento, policías, agentes del FBI y del Servicio Secreto. Todos ellos peinaron el sitio en busca de pistas, objetos de valor y restos que pudieran ayudar a identificar a las víctimas.

Kurt y Diane Horning estaban entre los familiares de fallecidos en esos ataques que visitaron rápidamente el área. Su hijo Matthew era un administrador de bases de datos que murió cuando la Torre Norte se desplomó, una hora y 42 minutos después de que fuera impactada por uno de los aviones secuestrados.

Se estresaron apenas al llegar: el sitio estaba lleno de gaviotas y barro. Encontraron una tarjeta de crédito, un zapato, un reloj. Un trabajador les dijo que durante los primeros 45 días, por falta de equipos, trabajaron con rastrillos y palas.

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“La idea era trabajar dentro del presupuesto, rápidamente (...) ‘Vamos a mostrar la capacidad de recuperación del país y no detenerse en los muertos’. Y eso fue lo que hicieron”, afirma Diane. Diggins asegura en cambio que ni él ni sus trabajadores trataron el área como un vertedero normal y operaron “con respeto”.

“Siempre se supo que había restos humanos. Nunca dejamos de pensar en eso”, dice, visiblemente emocionado. Afirma también que una vez los camiones dejaron el sitio, contrató a buzos para que registraran el muelle circundante y se aseguraran de que nada hubiera quedado sin inspeccionar.

Aniversario 20 de los ataques del 11 de septiembre
Aún existen desaparecidos que nunca pudieron ser ubicados por los atentados del 11 de septiembre. Foto de AP / Alexandre Fuchs | Foto: AP

“Basurero”

Entre el inicio y el final de la operación, la colina, que ofrece una vista impresionante del Bajo Manhattan, donde estaban las Torres, se elevó más de 25 metros. Separada del resto de la colina por una capa aislante, la pila de escombros estaba cubierta por lonas de plástico.

Los Horning creen que algunos restos de Matthew están enterrados allí. Hasta el día de hoy solo se ha recuperado un fragmento de hueso de su hijo. Sus intentos de retirar todos los restos fueron rechazados por el gobierno de la ciudad, entonces a cargo del alcalde Michael Bloomberg.

“Fue una doble pérdida. Algunos fanáticos decidieron que era una buena idea hacer volar a mi hijo por los aires, pero luego mi propio gobierno decidió que no era lo suficientemente bueno como para enterrarlo”, dice Diane.

Los Horning y otras familias propusieron que los restos fueran enviados a otros sitios en Fresh Kills que nunca habían albergado basura, pero no lo lograron.

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En 2005, 17 de ellos iniciaron acciones legales. Intentaron que el caso llegara a la Corte Suprema, pero los jueces se negaron a examinarlo. “Me sentí personalmente responsable de haber arrastrado a las otras familias en eso. Ahora no tienen esperanza y debo vivir con eso”, lamenta Diane.

El sitio todavía arroja más de 40.000 metros cúbicos de metano por día de la basura en descomposición depositada allí desde hace muchas décadas. Cuando sea seguro, las autoridades de Nueva York planean abrir en el sitio un parque conmemorativo, en 2035.

Pero los Horning no están interesados. “Es un basurero”, dice Diane. “Es como si en la mañana de Navidad le entregaras a tu hijo un paquete bellamente envuelto y cuando él lo abre hay basura dentro”.

Con información de AFP.