MUNDO

El incendio en el sur de Portugal sigue ganando fuerzas

El enorme incendio forestal que desde hace una semana azota el sur de Portugal ya ha quemado más de 20.000 hectáreas. A pesar de la incansable labor de las autoridades locales, las fuertes llamas siguen arrasando los bosques portugueses.

9 de agosto de 2018
El incendio en la región de Algarve sigue activo en un perimetro de más de 100 kilometros y de la zona han sido desalojadas más de 300 personas. | Foto: Agencia Anadolu

El incendio declarado en el sur de Portugal hace una semana, cuyo humo llegó a oscurecer las turísticas playas del Algarve situadas a decenas de kilómetros, seguía este jueves lejos de ser controlado por los bomberos. En la noche del miércoles al jueves, bomberos y policía tuvieron que evacuar de urgencia a los habitantes de las localidades cercanas a Silves, el pueblo hacia el que avanzaba el fuego iniciado el viernes cerca de Monchique, donde termina el Algarve.

Hidroaviones y helicópteros retomaron este jueves sus idas y venidas entre el mar y las montañas para intentar contener la progresión de las llamas que ya calcinaron más de 21.000 hectáreas. Con una previsión de vientos de hasta 50 km/h, "hay riesgos de reactivación por la tarde sobre un perímetro que sobrepasa actualmente los 100 km", declaró Patricia Gaspar, portavoz de la Autoridad Nacional de la Protección Civil.

Le sugerimos: Alerta por incendios forestales al norte de Toronto

El primer ministro, Antonio Costa, advirtió el miércoles que la operación debería "prolongarse los próximos días".  "No debemos tener la ilusión de que este incendio será apagado en las próximas horas", declaró en una rueda de prensa en Lisboa.

Alrededor de 1.300 bomberos y militares estaban desplegados este jueves en esta zona plantada de pinos y eucaliptos altamente inflamables, con valles y barrancos de difícil acceso.

La región es víctima habitual de incendios forestales. El más reciente, en 2016, duró diez días y arrasó 3.700 hectáreas. En 2003, otro fuego calcinó otras 41.000. Desde que estalló el viernes, el fuego causó 36 heridos, uno de ellos grave.  "19 de ellos son bomberos", precisó Patricia Gaspar. 

Centenares de residentes y turistas fueron evacuados en los alrededores de Monchique, un municipio de 6.000 habitantes ubicado 164 km al sur de Lisboa.

Le sugerimos: La tragedia humana que dejan los feroces incendios forestales en Grecia

Linces evacuados 

El humo del fuego llegó hasta las playas del Algarve, una de las regiones más turísticas de Portugal, aunque los vientos del jueves por la mañana despejaron la humareda. "El cielo está lleno de una especie de bruma negra, hecha de cenizas y hollín", decía el miércoles a la AFP Tony Sanders, un británico de 73 años que regenta un pequeño hostal en la villa costera de Carvoeiro, 30 km al sur de Monchique.

La progresión de las llamas obligó también a evacuar hacia España a 29 linces ibéricos del centro nacional de reproducción de esta especie amenazada, anunció en un comunicado el Instituto de Conservación de la Naturaleza y los Bosques. El gobierno portugués había desplegado un importante dispositivo este año en todo el país para evitar la repetición de los incendios dramáticos de 2017, que causaron 114 muertes, pero tuvo que responder a los reproches por la falta de coordinación de los equipos de socorro.

Estabilización en España 

Por otra parte, en el otro extremo de la península ibérica, en la región española de Valencia, 700 bomberos continuaban luchando contra el incendio que amenaza con avanzar hacia la turística localidad costera de Gandía. Tras tres días de tareas de extinción, las autoridades se mostraban optimistas este jueves.

"Se puede empezar a hablar de estabilización del incendio", declaró el presidente de la región de Valencia, Ximo Puig. "Hoy no va a bajar mucho la temperatura" pero se espera que caiga "tormenta con agua, no seca", explicó. Según el presidente regional, el fuego se desencadenó por un rayo caído durante una tormenta eléctrica el lunes, añadió. El país se enfrentó la última semana a una intensa canícula que causó diez muertos, el último de ellos un hombre de 41 años fallecido el martes en Cataluña por un golpe de calor.