EL NUEVO DRAGON

Al cumplir 50 años la República Popular China SEMANA publica este ensayo de <BR>Guillermo Puyana, enviado especial.

25 de octubre de 1999

La Plaza Tiananmen está exquisitamente decorada. Entre la avenida y la plaza se
mezclan los ecos de la historia reciente de China, de 50 años que en su milenaria memoria histórica
son apenas un parpadeo. Y las evocaciones históricas son inevitables. Hay un eco que une a todos
los demás y procede del primero de octubre de 1949. Primero un silencio largo y expectante que
dicen precedió el lento paso de Mao hacia el rostrum de Tiananmen, en medio de saludos de viejos
camaradas y futuros amigos o adversarios según dictara la turbulencia política: Deng Xiaoping, Zhou
Enlai, Guo Mujo, Liu Shiaoqi, Zhu De. Luego, frente al micrófono, Mao inició su discurso con su aguda
voz de fuerte acento de campesino hunanés. Luego el estremecimiento por los vítores de los
millones de congregados en la recién construida plaza. Mao dijo: 'China se ha puesto de pie'.
Cientos de años de luchas y de muertes de campesinos, intelectuales y obreros terminaban. Mao
había triunfado en la larga guerra y entregaba al país la fuerza que tardaría en ser la de la paz, pero por
lo menos era de la independencia y la soberanía. Ese eco y esa frase abarcan todo lo sucedido en
China en los últimos 50 años. Porque se oyen también en la plaza las voces de los 'héroes
voluntarios', que iban o regresaban de la guerra de Corea; también las consignas de los campesinos
que iban a presentarle a Mao los tributos de la tierra colectivizada y de la demencial 'Campaña del
hierro y el acero del gran salto adelante' de finales de los 50 que dejó sin campos y bosques al país
entero. Se escuchan gritos de los dos millones de Guardias Rojos que alcanzaron a llenar la plaza con
sus uniformes y pequeños libros rojos en las manos, vociferando consignas de Mao durante la fiebre
ultraizqierdista de la Revolución Cultural. También se escuchan los cientos de miles de obreros que
cantaban La Internacional en las vísperas de la muerte de Mao mientras se oponían al ascenso de su
viuda, que en los últimos días del líder, y contra su expreso deseo, se autoproclamó su sucesora.
Y, naturalmente, hay ecos más recientes. Trescientas mil personas reunidas en el movimiento de
1989 concitan la atención mundial con un sueño convertido en pesadilla y le dan a la Plaza
Tiananmen un renombre inusitado. Los acontecimientos de los últimos días, los grandes
preparativos del aniversario son también un reflejo claro de lo que los chinos sienten 50 años
después del discurso de Mao. Habrá grandes celebraciones, pero para ellos. Se rumora con certeza
que entre los 500.000 miembros presentes en los actos del aniversario no habrá delegaciones
extranjeras. Veremos los fuegos artificiales a varias calles, pero no en la Plaza Tiananmen. El mundo
espera con expectativa el anunciado desfile militar con "armas muy modernas" de acuerdo con un
periódico local. Xiao Zou, profesor de filosofía e historia contemporánea china, me dice mientras
caminamos por Changan: "En 50 años hemos establecido y asegurado las condiciones de la
recuperación de la dignidad nacional que significa la independencia, la soberanía, la reunificación
nacional y la eliminación de la desigualdad".
Se trata de un aniversario de los chinos. Mostrarán al mundo muchas cosas, incluidas "armas muy
modernas", pero en lo fundamental en Beijing se siente un patriotismo asertivo. Zhao Liang, un
prestigioso académico jubilado experto en Latinoamérica, me comenta: "La revolución de Mao y la
fundación de la República Popular tiene un triple significado. Fue una revolución socialista contra el
feudalismo y la pobreza de nuestra sociedad. Fue una revolución nacionalista contra las potencias
extranjeras que nos humillaron y nos postraron desde la primera guerra del opio. Y fue una revolución
patriótica para acabar con la división del país tanto a manos de los extranjeros como de los
caudillos militares locales".Oyendo a Zhao caigo en cuenta que el aniversario no es el de la
revolución terminada sino el de la revolución que desde 1949 viene construyéndose y no ha acabado.
Hay un dato muy simple para comprenderlo: la reunificación de la patria no se ha alcanzado en su
totalidad pues sigue vigente, más candente y peligroso que nunca, el problema de Taiwan. Nadie se
atreve a predecir un desenlace ni cómo se dará, pero entre los hermanos a ambos lados del estrecho
se siente mucha tensión en las últimas semanas, al punto que en un periódico hongkonés leía en mi
ruta hacia Beijing que parte de las "armas muy modernas" de China podrían dirigirse hacia la
provincia de Taiwan.Hay una frase de Napoleón que se utiliza como cliché para hablar de China: es un
dragón dormido que hará temblar al mundo cuando despierte. Discutiendo con la redacción
internacional de SEMANA decidimos indagar algo distinto, si este es un aniversario que resume el
pasado o proyecta el futuro. Logrará China la estabilidad para crecer, hacerse poderosa y obtener
la reunificación nacional en medio de la paz, o ese crecimiento seguirá marcado por la turbulencia de
las luchas internas y la hostilidad externa. La escritora Pei Singli me dice: "A Occidente no le
molesta el nuevo poder de China porque sea un país bajo la égida de un partido comunista, le molesta
simplemente que seamos poderosos. No nos quiere independientes ni unidos, sino débiles y
separados, no es un problema de la ideología".
Como si los chinos quisieran mandar un mensaje al mundo sobre qué tanto están dispuestos a
defender lo alcanzado hace 50 años han decidido sacar a desfilar sus "armas muy modernas". Los
soviéticos lo hacían por rutina cada aniversario y hoy no existen. En 50 años el gobierno chino sólo ha
hecho dos desfiles militares: uno con Mao, uno con Deng. El del primero de octubre será el de Jiang,
líder de la tercera generación.
En una discusión entre expertos en relaciones internacionales de una universidad bogotana alguien
cuestionaba la teoría de que China sería el poder del siglo XXI. El sinólogo Pepe Gómez respondió con
la calma y la lucidez de quienes no son advenedizos en el tema que "el sol siempre sale por el
oriente".

Generaciones de líderesMao Zedong. Hijo de un campesino acomodado de la provincia de Hunán, dejó
la casa paterna para estudiar para maestro normalista. Entró al Partido Comunista en sus albores.
Logró imponer su 'Guerra popular prolongada' y campesina. Le dio raíces chinas al marxismo y se
involucró en conflictos internacionales, como el de Corea, y otros con India y la Unión Soviética. Sin
embargo cometió graves errores económicos. El mayor fue el 'Gran salto adelante', que pretendía
hacer pasar a un país recién salido del feudalismo y el precapitalismo a la modernidad. También
cometió errores políticos, como lanzar a China a la parálisis de la Revolución Cultural. Pero su papel
histórico se impone sobre sus errores. Mao es el tercer unificador de la patria en 5.000 años de
historia y eso lo coloca, para algunos, al lado del Emperador Amarillo y del Gengis Khan. Deng Xiao
Ping . Valorado inicialmente por su pragmatismo, muchos creyeron que renegaría del legado maoísta,
en la época que fue tres veces purgado y tres veces rehabilitado por el propio Mao, que ordenaba su
exclusión del poder pero lo protegía de la locura asesina de los Guardias Rojos y la Banda de los
Cuatro, de la que hacía parte la esposa de Mao. Pero el pragmatismo de Deng nunca implicó una
renuncia al marxismo.Su principal aporte fue que lo adaptó a la sociedad globalizada. Introdujo a
China en el mercado internacional, la enriqueció y la puso dentro del juego de la ley para evitar el
resurgimiento de liderazgos personales vitalicios. Modernizó al ejército y lanzó la mayor ofensiva
diplomática desde la de 1972, cuando Mao recuperó el asiento chino en la ONU.Jiang Zemin. Técnico,
ex alcalde de Shanghai, llegó al poder como transacción en las luchas del Partido Comunista. En los
últimos años ha seguido la línea de Deng de crecer económicamente, pero ha retomado importantes
elementos del maoísmo y ha fortalecido el trabajo ideológico. Su asociación con Li Peng le ha
permitido relacionarse con el aparato burocrático. Su cercanía con Zhu Rongji le garantiza la
confianza de los inversionistas y la banca extranjera. Ha impulsado la modernización militar y está
empeñado en que el crecimiento económico empiece a depender más del poder adquisitivo de los
chinos (800.000 millones de dólares en depósitos de ahorro) y menos de la inversión extranjera y las
exportaciones.
Economía al comando
Mil doscientos cincuenta millones de personas hacen mucho. Pueden ser un inmenso problema y un
potencial envidiable. Hay casi 80 millones de personas que van todos los días de un sitio a otro
como población flotante, hay 100 millones de ancianos, transan con el mundo cerca de 400.000
millones de dólares. Cada dos años nacen 30 millones de personas, casi la población colombiana.
Toda esa gente se constituye en el mercado cautivo más grande del mundo (800.000 millones de
dólares en depósitos) pero causan una contaminación que en los próximos años superará a Estados
Unidos como el primer emisor de gases de invernadero.
Para que todos esos chinos puedan saborear un poco del famoso cerdo agridulce cada día son
sacrificados 1.100.000 ejemplares.Poder político mundialChina, miembro de pleno derecho del Consejo
de Seguridad de la ONU, es cada vez más un actor internacional importante. En ella puede estar la
clave de la solución pacífica del problema coreano. Tuvo una posición muy fuerte en el tema de
Kosovo. Es un país reconocido por la gran mayoría de la comunidad internacional (Taiwan sólo
por 28 países, el más importante de ellos el Estado Vaticano, que ya está en acercamientos con
Beijing).Su política exterior se basa en la independencia. Admite asociaciones estratégicas para
desarrollar intereses comunes pero rechaza alianzas dirigidas contra terceros. Muchos creen que esta
virtud es un defecto cuando se trata de enfrentar problemas como el militarismo japonés o la
preeminencia norteamericana, pues los chinos de principio rechazan la posibilidad de alianzas, por
ejemplo, con Rusia. Reunificación esquiva La historia china es la de las separaciones y las
reunificaciones. La separación se asocia con decadencia y debilidad. La unidad con poder y
prosperidad. La tarea no consumada del Partido Comunista es la reunificación, particularmente Taiwan,
con la que no tiene un acuerdo aún y las cosas a veces parecen distanciar a China de su objetivo
inicial de hacerlo pacíficamente. El asunto de Taiwan es tan importante, no sólo por la historia sino
porque en lograr o no lograr la reunificación está la clave de la legitimidad del régimen. En Occidente
se habla de otros focos de separación en Tíbet, Mongolia Interior y la provincia musulmana de Xingjiang,
pero lo cierto es que no hay evidencias de que sean movimientos auténticos con capacidad de generar
simpatías internas para propugnar por una independencia realmente deseada por las distintas etnias.
En Tíbet el Dalai Lama es respetado como figura religiosa pero cuestionado por su posición política
de no renunciar al separatismo y al restablecimiento del atroz régimen social precomunista, que
estaba sustentado en la esclavitud. Se le cuestiona también su altísima dependencia de
Occidente, en especial de la farándula de Hollywood.
De armas tomar
El ejercito chino es el más grande del mundo. Sus bases las sentó Mao, con quien se desarrolló el
arsenal nuclear. Deng lo modernizó en la teoría y en la práctica. Pasó de la teoría de la 'Guerra
popular prolongada' a la de la 'Guerra moderna en condiciones de alta tecnología'.Hoy el poder militar
chino se sustenta en una fuerza más pequeña (han salido de 2.500.000 efectivos en los últimos 15
años), pero altamente profesional, con capacidad de reacción y alistamiento inmediatos. Desarrolla
muchas de sus armas estratégicas más importantes (aviones modernos, misiles) y está avanzando
notoriamente en el fortalecimiento de la capacidad de acción en el mar, abandonando la tesis de
la defensa meramente continental para pasar a una presencia disuasiva en el Mar del Sur de China,
el Mar Amarillo. Su ambición es desarrollar una capacidad de aguas profundas (blue water navy), sin la
cual no podría realizar acciones permanentes sobre Taiwan si la situación evoluciona a una solución
militar. En los próximos meses China recibirá varios submarinos nucleares ultrasilenciosos clase
Kilo, de tecnología rusa.
Su principal fuerza frente a Taiwan es un extenso sistema de misiles. Estados Unidos pretende
involucrar a la isla en su proyecto de 'Sistema de misiles de defensa de teatro de operaciones', que
impulsará la carrera armamentista china, la cual tendría que desarrollar misiles tecnológicamente
capaces de superar esa barrera.