Nicolás Maduro, presidente de Venezuela. | Foto: getty images

Venezuela

¿El ocaso de Maduro? El dictador podría llegar al fin de su mandato en 2024

Luego de diez años en el poder, el 2024 parece ser el periodo en el que Nicolás Maduro podría perder el control de Venezuela. Sin embargo, se deben garantizar elecciones democráticas y entes internacionales que supervisen los comicios.

Redacción Semana
6 de enero de 2024

Las elecciones presidenciales de 2024 en Venezuela, junto con las votaciones regionales, locales y legislativas de 2025, representan una oportunidad crucial para la reinstitucionalización de la democracia y el Estado de derecho en el país vecino. Además, estos comicios son fundamentales para la normalización de las relaciones de Venezuela con la comunidad internacional. Si bien se han ido restableciendo, aún no son suficientes para la nación bolivariana, que enfrenta el rechazo a la dictadura ejercida por Nicolás Maduro.

Según la encuesta realizada por la empresa de opinión pública Delphos, el gobernante no suma ni 10 por ciento de favorabilidad. El 13 de octubre de 2024 Maduro se medirá en las urnas en medio de enormes tensiones. Por ahora, no es claro si María Corina Machado podrá ser candidata, pese a que es considerada la mujer que puede contrarrestar la represión y juegos sucios, nada extraños en el actual régimen.

Pero, ¿es María Corina la carta para derrotar el imperio de Maduro? Hay varios indicios que parecieran sostener que sí. Primero, se destaca la participación masiva de la oposición en las primarias del 22 de octubre de 2023, un hito que consagró a Machado, exdiputada, como la candidata unitaria: consolidó un respaldo sólido entre los votantes, con un 93,13 por ciento.

Ella podría ser la encargada de romper la hegemonía chavista. Henrique Capriles, dos veces candidato presidencial, destacó la importancia de esa victoria como un paso significativo hacia la formación de un frente unido para derrocar a Maduro. En palabras de Capriles, este logro es “indiscutible” y representa la esperanza final para un cambio político en Venezuela.

María Corina Machado deberá ser habilitada para las elecciones presidenciales de 2024, según lo acordado en Barbados.
María Corina Machado deberá ser habilitada para las elecciones presidenciales de 2024, según lo acordado en Barbados. | Foto: getty images

Juan Guaidó llamó su eventual triunfo como “el sueño de todo un país posible” y dijo que no ha sido en vano cada lucha, cada sacrificio, porque “hoy amanecemos con una nueva gran oportunidad, forjada por millones, de recuperar la democracia”.

Sin embargo, la victoria de ella está inmersa en un laberinto de complejidades legales que añaden un matiz incierto al panorama electoral. El Gobierno de Maduro, en su intento de perpetuarse en el poder, emitió una decisión administrativa en junio de 2023 vetando la participación de Machado en las elecciones. Dicha prohibición plantea serias dudas sobre la equidad del proceso electoral de 2024 y ha suscitado inquietudes acerca de las aspiraciones presidenciales de Machado.

La sombra de la interferencia política amenaza con socavar la legitimidad del proceso democrático, dejando a muchos observadores en estado de alerta ante el riesgo de que la decisión administrativa del Gobierno pueda influir negativamente en la equidad de las elecciones. “Nicolás Maduro tiene una fuerza detrás muy grande, no tanto por lo que representa Maduro, sino por toda la arquitectura institucional que logró formar durante casi una década en el poder de Venezuela”, advierte Pinzón.

Nicolás Maduro Presidente de Venezuela
Nicolás Maduro, presidente de Venezuela. | Foto: Getty Images

La posible estrategia

En reiteradas ocasiones, Maduro ha afirmado que las elecciones presidenciales y otros comicios futuros contarán con “garantías totales para todos”, pero esa no ha sido la realidad de los comicios desde que el chavismo está en el poder. En esta ocasión, las elecciones son fruto de un pacto alcanzado en el diálogo entre el oficialismo y la oposición y se regirán por un “acuerdo parcial sobre la promoción de derechos políticos y garantías electorales para todos”. El convenio incluye disposiciones para la observación internacional.

Además, el documento establece que se facilitará la autorización a todos los candidatos presidenciales y partidos políticos, siempre y cuando cumplan los requisitos legales establecidos para participar en las elecciones según las leyes.

La Plataforma Unitaria Democrática (PUD), representante de la oposición, ve en este acuerdo una “ruta” para levantar las inhabilitaciones que actualmente impiden a varios antichavistas ocupar cargos de elección popular. Sobre el papel, esta decisión aliviaría el camino de María Corina, pero lo imprescindible y roto que está el sistema en Venezuela permite todo. Adicionalmente, el oficialismo mantiene su postura de que aquellos políticos inhabilitados no pueden ser candidatos presidenciales, lo que añade una capa de tensión y divergencia en el proceso electoral y en las interpretaciones del acuerdo alcanzado.

Si bien esta decisión tomó por sorpresa a muchos y provocó la indignación de opositores, el argumento del presidente Joe Biden es que Venezuela y Maduro están acatando los compromisos para una transición democrática en el país. Por ello, el régimen tiene un respiro y a uno de sus máximos aliados de nuevo a su lado.

Alex Saab con Nicolas Maduro
Alex Saab con Nicolas Maduro | Foto: Fquinterotvproducciones

La llegada de Saab a Venezuela como un mártir fue celebrada por Maduro, el Gobierno y su familia. No era para menos. Se trató, como él mismo dijo, de un triunfo contra el imperio norteamericano y reiteró la tesis de que el barranquillero estuvo “secuestrado”. El lema de los funcionarios y de la misma Camilla Fabri, su esposa, fue decir que Saab había llegado a “casa”.

Otro tema que le favorece es el litigio en el que se enfrentan Venezuela y Guyana por la región del Esequibo. Aun cuando no es un caso nuevo –de hecho, el pleito viene desde hace un siglo–, los roces se intensificaron en el último mes de 2023. Maduro, a través de un referendo, expresó que el pueblo respaldará la propuesta de crear una provincia en esta zona, que se caracteriza por grandes yacimientos de petróleo.

Para los expertos, esta disputa, fuera de la porción que se reclama, tiene tintes con los que se busca recuperar la confianza de la gente en el Gobierno de Nicolás Maduro y qué mejor que lograrlo en un conflicto que suele involucrar acciones nacionalistas y en “honor a la patria”.

Sin embargo, a muchos gobernantes de América Latina no les han caído bien las acciones de Maduro. Es el caso de Luiz Inácio Lula da Silva, presidente del Brasil, quien le expresó al gobernante bolivariano “la creciente preocupación de los países de Suramérica por el asunto del Esequibo”. Expuso los términos de la declaración sobre el tema aprobada en la Cumbre del Mercosur, la larga tradición de diálogo en Latinoamérica “y que somos una región de paz”, agregó la presidencia brasileña. Ahora, si esta nueva pretensión del régimen de Maduro termina mal, la ciudadanía tendría un nuevo motivo para acabar su reinado.