El país en dónde es muy fácil y muy barato contratar un asesino a sueldo

El precio de un asesinato por encargo en Sudáfrica oscila etre 137 y 8.500 dólares, un valor en pesos colombianos que varía entre unos 660.000 a cerca de 41 millones. El valor final depende de la importancia de la víctima, puede tratarse de un marido insoportable, un cantante, un concejal, y de las credenciales del asesino a sueldo.

Nadie sabe lo que se pagó por matar a AKA, cuyo nombre real es Kiernan Forbes, estrella del rap sudafricano de 35 años, que fue asesinado el pasado viernes 10 de febrero en la calle, delante de un restaurante de la ciudad costrera de Durban, del que salía tras una cena con amigos.

Su muerte causó conmoción en un país acostumbrado a una violencia casi ordinaria. Su funeral fue retransmitido con gran notoriedad y en directo, por televisión.

El crimen es algo cotidiano en Sudáfrica. Según las últimas estadísticas policiales, se cometen 82 asesinatos al día y los casos rara vez son resueltos. El país tiene la reputación de ser uno de los más peligrosos del mundo.

En las imágenes de videovigilancia del día del asesinato y que han sido compartidas en redes sociales, la escena dura 19 segundos. Un hombre atraviesa la calle y en los últimos metros, echa a correr hacia el pequeño grupo de amigos con el que se encuentra el rapero, al que dispara a quemarropa. Un segundo atacante abre fuego en el mismo momento y luego, ambos desaparecen en la noche.

AKA muere en el momento y su amigo Tebello Motsoane, “Tibz”, de 41 años, también. La policía dice que trabaja sobre varias pistas. Se han incautado varios teléfonos con información valiosa, pero por el momento no hay detenciones.

Las primeras conclusiones, en todo caso, apuntan a un asesinato cometido por un sicario, un asesino a sueldo, reavivando la preocupación por este fenómeno que no es nuevo en el país.

Impunidad

Como una maniobra para cobrar un seguro de vida, o por batallas políticas resueltas con el asesinato de un rival, asesinatos de un funcionario escrupuloso alertando de irregularidades en las cuentas públicas, los asesinatos por encargo en Sudáfrica tienen cientos de explicaciones y son tristemente frecuentes.

Sin embargo, “pocos casos en los que haya implicados asesinos a sueldo acaban en los tribunales (...) Y si hay riesgo que de que ocurra, antes son eliminados”, dice Mary de Haas, académica especializada en violencia política en la región zulú, al este del país, particularmente afectada por el fenómeno.

Hacer desaparecer a alguien en Sudáfrica es “relativamente fácil”, considera.

Los sicarios suelen cobrar el equivalente a entre 137 y 8.500 dólares, según un estudio del centro de estudios suizo Global Initiative against Transnational Organized Crime, GI-TOC, que ha recogido datos de asesinatos de encargo durante cuatro años.

Investigación propia tras impunidad

En Ciudad del Cabo, una empleada de la alcaldía murió recientemente a balazos en su carro. La mujer estaba relacionada con un gran proyecto inmobiliario valorado en 26.500 millones de dólares. Según una fuente de la alcaldía, la mujer había sufrido intentos de intimidación y extorsión poco antes del presunto asesinato.

La alcaldía, en manos del primer partido de la oposición del país ofreció una recompensa de más de 5.000 dólares por cualquier información.

Decidido a llevar a cabo su propia investigación, la alcaldía critica a la policía por contentarse con desgranar periódicamente la lúgubre letanía de cifras delictivas cada vez mayores.

Ya son reconocidas las imágenes del ministro de Policía, Bheki Cele, quien presenta cada trimestre durante una curiosa transmisión en directo las últimas estadísticas.

La policía “sigue arrestando a asesinos a sueldo y a quienes ordenan los asesinatos”, asegura Cele, sobre el que arrecian las críticas.

Desde la alcaldía de Ciudad del Cabo dicen que no lo suficiente: solo dos casos de cada diez (el 20,74%) son resueltos, según el último informe anual de la policía.

Con información de AFP