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El Papa confía en la protección de Dios al pueblo iraquí, luego de su visita en la que se aglomeraron cientos de personas
La ausencia de mascarillas y las multitudes en las celebraciones religiosas podrían propagar la covid-19 en un país en el que el sistema de salud es precario. Sin embargo, el pontífice decidió seguir adelante con su visita.
Este lunes, el papa Francisco se pronunció luego de su visita a Iraq. El pontífice dijo que sopesó los riesgos de su viaje durante la pandemia de la covid-19 que azota el mundo. Sin embargo, decidió seguir adelante después de mucha oración y fe en Dios para que se encargara de cuidar a todos los iraquíes que podrían quedar expuestos durante su recibimiento.
El Papa describió su proceso personal para tomar esta decisión durante su regreso a casa desde Iraq. Durante los cuatro días que duró su visita, se presentaron multitudes sin máscaras en iglesias, abarrotadas, cantando. Esto podría llevar a la propagación de infecciones en un país con un sistema de atención médica precaria y que ha registrado un aumento significativo de casos positivos del virus.
Asimismo, dijo que la idea de un viaje “se cocina con el tiempo en mi conciencia”, pero que desde el primer momento la pandemia era el obstáculo más grande para llevarlo a cabo. El Papa ha experimentado muy de cerca las consecuencias de la covid-19 en Europa, puesto que Italia ha sido uno de los países más afectados por el virus, con una cifra oficial que pronto superará la barrera de los 100.000 muertos.
“Recé mucho por esto. Y al final tomé la decisión libremente”, dijo. “Vino desde adentro. Dije: ‘el que me haga decidir de esta manera cuidará de la gente’. Tomé la decisión de esta manera, pero después de orar y conocer los riesgos”, agregó.
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Estas declaraciones toman lugar luego de que concluyera el primer viaje papal a Iraq, cuyo objetivo era llevarle esperanza al pueblo cristiano, que desde hace unos años disminuyó su número por los constantes ataques recibidos, mientras impulsaba las relaciones con el mundo musulmán chiíta.
Durante su viaje, el Papa instó a los iraquíes a abrazar la diversidad, desde Nayaf del sur, donde mantuvo una histórica reunión cara a cara con el clérigo chiíta, el Gran Ayatolá Ali al-Sistani, hasta Nínive al norte, donde se reunió con víctimas cristianas del grupo Estado Islámico y escuchó sus testimonios de supervivencia.
Durante su visita, se pudo apreciar que en todo momento se registraron multitudes que a menudo ignoraban las normas de distanciamiento social y los tapabocas, a pesar de que el Vaticano y los funcionarios de la iglesia iraquí habían prometido que se aplicarían medidas de protección contra la covid-19.
El Papa, la delegación del Vaticano y los medios de comunicación ya fueron vacunados, caso contrario a la mayoría de iraquíes. Este tema ya había sido cuestionado por distintos expertos en enfermedades infecciosas, puesto que el aumento significativo de los casos en Iraq está siendo estimulado por la cepa de Reino Unido.
El país registró 4.068 infecciones el sábado, lo que significó un aumentó en las tasas de infección con respecto a las registradas a principios de año. En total 13.500 personas han muerto y 720.000 se han contagiado.
La pandemia de la covid-19 también supuso un alto en la apretada agenda de viajes que tenía el pontífice, por lo que tuvo que estar encerrado durante más de un año en el Vaticano. Además, su avanzada edad suponía un riesgo mayor.
Sin embargo, una vez vacunado, dijo que esperaba poder reanudar pronto las audiencias públicas en el Vaticano, que han estado suspendidas durante meses, e insinuó la posibilidad de realizar un viaje al Líbano.
“Después de estos meses de encarcelamiento, y de verdad me sentí un poco encarcelado, para mí es volver a vivir”, afirmó sobre la posibilidad de estar cerca de su rebaño. “Volver a vivir porque toca a la iglesia, al puedo santo de Dios”.
El viaje del papa Francisco marcó un hito histórico. Además de convertirse en el primer sumo pontífice en pisar suelo iraquí, fue invitado a la casa del solitario al-Sistani, uno de los clérigos chiítas más influyentes y venerados: juntos entregaron un poderoso mensaje de coexistencia pacífica y afirmaron los derechos de los cristianos iraquíes.
Con este mensaje, el Vaticano espera que se pueda ayudar a preservar la integridad de la población cristiana en Iraq.