CAMBIO CLIMÁTICO
El planeta no espera y Joe Biden lo sabe
El medioambiente fue uno de los temas olvidados en la administración Trump. Ahora, con Joe Biden a la cabeza, es la excusa perfecta para reunir a sus “archienemigos” y unirse para atajar la crisis ecológica.
El cambio de administración ha sido claro en Estados Unidos. Joe Biden ha corrido para limpiar la manchada imagen que dejó Donald Trump ante la comunidad internacional. Fue cuestión de horas para que el demócrata regresara su país al Acuerdo de París y reafirmara su intención de luchar contra el cambio climático tras cuatro años de total abandono. Biden aprovechó el Día de la Tierra para liderar una cumbre climática virtual en la que fueron invitados 40 líderes mundiales, entre los que destacan los presidentes Xi Jinping (China), Vladímir Putin (Rusia) y Jair Bolsonaro (Brasil). A pesar de sus diferencias con la Casa Blanca.
Es necesario tomar con pinzas el tema ambiental. Para nadie es un secreto que las economías más fuertes se sostienen por la implementación de modelos energéticos que afectan el planeta; pero un cambio de modelo lo haría tambalear. Por esta razón, Estados Unidos, el segundo país más contaminante, fue el primero en anunciar su intención de disminuir las emisiones de CO2 entre 50 y 52 por ciento para 2030. El anuncio fue tomado por unos como un gran ejemplo y por otros como un problema.
No fue una decisión impulsiva. Biden envió a su secretario de Estado, Antony Blinken, a presionar a todas las naciones para que dependan menos del carbón, entre ellas se destaca China, el mayor emisor y consumidor de carbón en el mundo. Por lo pronto, sus esfuerzos han dado resultados luego de que el Gobierno chino reiteró su compromiso.
Ambos países “pactaron cooperar entre sí y con otras naciones para abordar la crisis climática con la seriedad y la urgencia que exige”, como lo indicaron en un comunicado el enviado estadounidense para el clima, John Kerry, y su par chino, Xie Zhenhua. A esta cooperación se sumó Rusia, otro de los grandes contaminantes del mundo, y cuya economía reposa mayoritariamente en extracción de gas, petróleo, metales preciosos e industria pesada.
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La cooperación de estas tres potencias es un gran avance ambiental, pero no resuelve las diferencias entre ellas. Como le explicó a SEMANA Dorian Kantor, politólogo especializado en Estados Unidos, “las tensiones entre China, Rusia y Estados Unidos son altas. No obstante, hay áreas en las que pueden trabajar juntos, como el cambio climático; después de todo, nos afecta a todos. Pero no creo que la acción climática conjunta baje la temperatura en otras áreas, al menos no a corto plazo”.
Los líderes latinoamericanos también fueron protagonistas. El presidente brasileño Jair Bolsonaro dio la gran sorpresa al afirmar que buscará la neutralidad de carbono para 2050, en un inesperado cambio a la política que ha implementado.
Desde que asumió el cargo en 2019, ha sido uno de los grandes promotores de la explotación minera y agrícola de reservas naturales y de territorios indígenas, llevando la deforestación y los incendios en la Amazonía a niveles preocupantes. Por su parte, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, insistió en que la migración “no se resuelve con medidas coercitivas” y propuso la siembra de árboles como medida para generar nuevos empleos y solucionar los grandes flujos migratorios hacia la frontera.
Las cartas están sobre la mesa. Joe Biden quiere recuperar el liderazgo internacional que perdió Estados Unidos durante los cuatro años de Trump, y qué mejor que reunir 40 líderes en torno al cambio climático. Las propuestas son ambiciosas, tanto que hay quienes creen que podrían quedarse en el papel. Por ahora, lo único claro es el mensaje estadounidense a la comunidad internacional: “Estoy de regreso”.