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Trump instó a los demócratas a financiar el muro, pero no declaró Emergencia Nacional
Donald Trump habló de una “crisis creciente” de seguridad en la frontera, se ratificó en la necesidad de construir un muro y culpó a los demócratas del cierre del gobierno.
Como es poco frecuente, el presidente Donald Trump se guió por el teleprompter, en un discurso de apenas ocho minutos que se enfocó en señalar los problemas en la frontera con México en particular, y de la inmigración ilegal en general. Sin hacer referencia al estado de Emergencia Nacional que había sugerido la semana pasada y que le daría poderes extraordinarios para buscar financiar su muro sin necesidad de tener la aprobación del Congreso, el de este martes fue un discurso centrado más en argumentos morales que políticos.
Por primera vez desde la Oficina Oval de la Casa Blanca, en una intervención televisada en horario triple A (a las 9:00 pm), trató de convencer a los estadounidenses de que la de la frontera es una “crisis creciente”. En ese sentido, señaló el incremento del tráfico de drogas por ese paso, especialmente opiáceos como el fentanilo, y de las miles de muertes por sobredosis que esto produce. También de los delitos sexuales y asesinatos cometidos por inmigrantes ilegales, especialmente pandilleros, aunque no dio cifras concretas y sus ejemplos fueron vagos.
“¿Cuánta más sangre estadounidense debemos derramar antes de que el congreso haga su trabajo?”, se preguntó en una alusión clara a la oposición demócrata a su iniciativa. Así mismo, acusó a los demócratas de ser los culpables del cierre parcial del gobierno.
Habló de “una crisis humanitaria, del corazón y del alma”, en un intento para movilizar los sentimientos de sus compatriotas y ratificó que su proyecto contempla la creación de una barrera de acero y no de hormigón, hecho al que le dio gran importancia.
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Bajo el título “Sobre la crisis humanitaria y de seguridad nacional en nuestra frontera sur ”, el discurso se produjo al comienzo de la tercera semana del cierre administrativo parcial en Estados Unidos, que afecta a unos 800.000 empleados federales que no están recibiendo sueldo y que van desde controladores aéreos y gardaparques, hasta oficiales de inmigración.
El cierre es el resultado del enfrentamiento de Trump con la oposición demócrata en el Congreso, que se niega a liberar fondos (“ni un solo dólar”, han dicho) para la construcción del muro. De hecho, la semana pasada Nancy Pelosi, líder de los demócratas en la Cámara de Representantes calificó la iniciativa como “inmoral ”.
Ante esa negativa, el viernes Trump puso a circular la posibilidad de decretar el estado de Emergencia Nacional haciendo uso de sus poderes especiales, que le permitirían saltarse al congreso (donde la oposición Demócrata ahora controla la Cámara Baja) para conseguir los 5.700 millones de dólares que necesita para el proyecto.
Aunque había expectativa sobre si el mandatario anunciaría esa medida que suele usarse en tiempos de crisis, como el estallido de una guerra o una catástrofe natural, no hizo ni una sola referencia. Según los analistas, en el caso del muro lo más probable es que esa declaratoria desatara una batalla legal en donde el futuro de la iniciativa terminaría resolviéndose en las cortes con resultado incierto.
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Más que inmigración ilegal
Para argumentar la necesidad de una barrera física, La Casa Blanca se encuentra en medio de una ofensiva para convencer al público y a los demócratas de que no se trata solo de controlar la inmigración ilegal, sino también de prevenir la entrada de criminales y amenazas terroristas al país.
Como parte de esa estrategia, la semana pasada la Secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen, hizo ante el Congreso una presentación en la que mostró cifras que indicaban que la situación en la frontera era crítica. Habló del incremento del tráfico de drogas, de miles de pandilleros encontrados en la frontera e incluso de la presencia de terroristas. Sin embargo, los datos de Nielsen fueron contrastados por varios medios que evidenciaron que eran engañosos o, en el mejor de los casos, exagerados.
Mientras la Casa Blanca habló de 4.000 inmigrantes terroristas (reconocidos o sospechosos) detenidos en la frontera sur en 2018, la NBC reportó que esa información iba en contravía de los datos disponibles para la primera mitad del año pasado, que muestran que la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza encontró solo seis inmigrantes en esa frontera que aparecían en la lista de terroristas que maneja el gobierno federal. Otras 35 personas hacían parte del listado, pero eran ciudadanos estadounidenses.
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Otra de las cifras suministrada por la administración Trump señalaba que alrededor de 6.000 pandilleros, especialmente de la célebre Mara Salvatrucha, fueron capturados en la frontera y deportados. Pero, la CNN reportó que la Patrulla Fronteriza solo arrestó 808 personas vinculadas a estas organizaciones. Y que aunque 5.872 pandilleros fueron deportados, esa cifra corresponde a acciones adelantadas por las autoridades en todo el país y no solo en la frontera.
La cruzada de Trump continuará, pues el tema del muro se ha convertido en una cuestión de honor y está dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias para conseguirlo. Sin embargo, el pulso con los demócratas sigue lejos de resolverse, pues ni su discurso de hoy ni las cifras presentadas por su gobierno convencen a la oposición. Después de su alocución, la demócrata Nancy Pelosi reaccionó diciendo que “ El presidente Trump debe dejar de mantener como rehén al pueblo estadounidense, dejar de fabricar una crisis y volver a abrir la administración”.