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El sistema solar colapsaría si cambia la órbita de Neptuno, según estudio
Los investigadores explicaron que ello no ocurriría de inmediato.
Un estudio llevado a cabo por los investigadores Garett Brown y Hanno Rein, de la Universidad de Toronto, Canadá, estableció que un leve cambio en la órbita del octavo planeta del Sistema solar, Neptuno, podría amenazar toda la estabilidad del Sistema Solar.
“La arquitectura y la evolución de los sistemas planetarios están condicionadas, en parte, por los sobrevuelos estelares. En este contexto, nos fijamos en los encuentros estelares que son demasiado débiles para desestabilizar inmediatamente un sistema planetario, pero que son lo suficientemente fuertes como para perturbar el estado dinámico del sistema”, se indicó en el estudio que fue publicado en la plataforma arXiv.
En tal sentido, los investigadores señalaron que una perturbación de la órbita de Neptuno en apenas un 0,1 por ciento, podría dar inicio a un efecto dominó que pondría fin a todo el Sistema Solar desde su interior.
Para llegar a las conclusiones en ese estudio, los investigadores tuvieron en cuenta los sobrevuelos estelares. A su vez, explicaron que la perturbación de la órbita de Neptuno no destruiría al sistema estelar “de inmediato”, sino que empezaría un proceso de inestabilidad que duraría millones o miles de millones de años.
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En ese estudio también destacaron que el impacto en las órbitas de los planetas por la cercanía de objetos de gran envergadura, no solo aplican al Sistema Solar, sino también para cualquier sistema planetario.
Temperatura de Neptuno presenta fuertes cambios
Michael Roman, investigador postdoctoral asociado en la Universidad de Leicester, Reino Unido, y autor principal de un estudio publicado en The Planetary Science Journal, afirmó sobre Neptuno que “este cambio fue inesperado”, en un comunicado del ESO (European Southern Observatory).
“Dado que hemos estado observando Neptuno durante el inicio de su verano austral, esperábamos que las temperaturas se hicieran lentamente más cálidas, no más frías”, explicó Michael Roman.
Al igual que la Tierra, Neptuno experimenta estaciones mientras orbita alrededor del Sol. Sin embargo, una temporada de Neptuno dura alrededor de 40 años, y un año de Neptuno dura 165 años terrestres. El hemisferio sur de Neptuno lleva en verano desde 2005, y los astrónomos estaban ansiosos por ver cómo cambiaban las temperaturas después del solsticio de verano del sur.
Los astrónomos observaron casi 100 imágenes térmicas infrarrojas de Neptuno, captadas con el Very Large Telescope durante un período de 17 años, para reconstruir las tendencias generales en la temperatura del planeta con un detalle sin precedentes.
Estos datos mostraron que, a pesar del inicio del verano austral, la mayor parte del planeta se había enfriado gradualmente en las últimas dos décadas. La temperatura promedio mundial de Neptuno se redujo en 8 °C entre 2003 y 2018.
El equipo se sorprendió al descubrir en sus observaciones de los últimos dos años un impresionante calentamiento del polo sur de Neptuno: las temperaturas aumentaron rápidamente 11 °C entre 2018 y 2020. Aunque el vórtice polar cálido de Neptuno se conoce desde hace muchos años, nunca se ha observado previamente un calentamiento polar tan rápido en el planeta.
“Nuestros datos cubren menos de la mitad de una temporada de Neptuno, por lo que nadie esperaba ver cambios grandes y rápidos”, dice el coautor Glenn Orton, investigador senior del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de Caltech, en los Estados Unidos.
El equipo midió la temperatura de Neptuno con cámaras térmicas que funcionan midiendo la luz infrarroja emitida por objetos astronómicos. Para su análisis, el equipo combinó todas las imágenes existentes de Neptuno recopiladas en las últimas dos décadas por telescopios terrestres. Estudiaron la luz infrarroja emitida desde una capa de la atmósfera de Neptuno llamada estratosfera.
Esto permitió al equipo construir una imagen de la temperatura de Neptuno y sus variaciones durante parte de su verano austral.
Debido a que Neptuno está a unos 4.500 millones de kilómetros de distancia y es muy frío (con una temperatura promedio que alcanza alrededor de -220 ° C) medir su temperatura desde la Tierra no es una tarea fácil. “Este tipo de estudio solo es posible con imágenes infrarrojas sensibles de grandes telescopios como el VLT, que pueden observar Neptuno claramente, y estas solo han estado disponibles durante los últimos 20 años más o menos”, afirma el coautor Leigh Fletcher, profesor de la Universidad de Leicester.