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El Vaticano tiene más de 5.000 propiedades en menos de cinco países europeos
La Santa Sede cuenta con 4.051 propiedades en Italia y otras 1.120 repartidas en Londres, París, Ginebra y Lausana.
Por primera vez en la historia, el Vaticano publicó este sábado el presupuesto anual de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA), en el marco de un juicio que se le adelanta funcionarios de la Santa Sede.
De acuerdo con el presupuesto del año pasado, la APSA posee 4.051 propiedades en Italia, así como 1.120 en Londres, París, Ginebra y Lausana (Suiza).
Dentro del presupuesto se encuentra uno de los edificios de Londres que la Secretaría de Estado del Vaticano compró para convertirlo en apartamentos de lujo y que generó grandes pérdidas. De hecho la compra de este edificio es el ítem central de un juicio que se adelantará en el Vaticano el próximo martes.
El secretario de Economía del Vaticano, Juan Antonio Guerrero, anunció el sábado que están haciendo grandes esfuerzos en materia de transparencia respecto a sus finanzas, una medida que forma parte de la lucha contra la corrupción impulsada por el papa Francisco.
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“Venimos de una cultura del secreto, pero hemos aprendido que en materia económica, la transparencia nos protege más que el secreto”, aseguró Guerrero, tras la publicación del presupuesto.
Dentro del juicio que se le adelantará a la Santa Sede la idea es determinar si hubo corrupción por parte de los altos cargos del Vaticano en la compra del edificio en la capital inglesa.
Según AFP, Guerrero defendió que las medidas aplicadas en los últimos años “dificultarán que esto vuelva a suceder”.
El presupuesto del Vaticano también revela que el 14 % de las propiedades de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica se alquilan y el dinero obtenido a cambio se utilizan para obras de caridad y trabajo de la Santa Sede.
El 86 % del presupuesto restante es utilizado por las oficinas del Vaticano, o se destina para alojar a cardenales y empleados.
Semanas atrás, el Vaticano anunció la remisión ante su tribunal penal de10 personas, entre ellas el influyente cardenal Angelo Becciu, por la financiación opaca, a través de hombres de negocios italianos, del edificio de Londres ya mencionado.
El cardenal Angelo Becciu, uno de los más influyentes del Vaticano y colaborador cercano del papa Francisco, será quien comparecerá ante el tribunal de la Santa Sede.
Becciu, de 73 años, es procesado por malversación de fondos, abuso de poder y soborno de testigos en este caso cuyos primeros elementos comenzaron a aparecer en la prensa italiana en septiembre de 2019. El pontífice argentino le pidió entonces que presentara su dimisión.
En un comunicado pasado, Becciu dijo que era “víctima de un complot” y clamó su “inocencia absoluta”. Además, dijo tener prisa por explicarse tras denunciar que lo pusieron en la “picota mediática”.
El influyente cardenal era el número dos de la Secretaría de Estado, la administración central de la Santa Sede, cuando el procedimiento de compra del edificio londinense comenzó en 2014.
Entre los otros acusados, el suizo René Brülhart, expresidente de la Autoridad de Información Financiera (AIF), y gendarme financiero de la Santa Sede, debe responder por abuso de poder.
Otros dos eclesiásticos serán juzgados: monseñor Mauro Carlino, antiguo secretario personal de Becciu, y monseñor Enrico Crasso, antiguo gestor del patrimonio reservado de la Secretaría de Estado, un maná de varios cientos de millones de euros procedente en gran parte de las donaciones de los particulares al Vaticano.
De boca de sus abogados, Brülhart y Carlino defendieron el sábado que siempre fueron “leales” y trabajaron “en interés de la Santa Sede”.
Las otras personas que serán juzgadas son Tommaso Di Ruzza, antiguo director de la AIF; Cecilia Marogna, llamada “La dama del cardenal”, una joven consultora italiana a la que la Secretaría de Estado habría depositado medio millón de euros en una cuenta en Eslovenia; el inversor Raffaele Mincione; el abogado Nicola Squillace; Fabrizio Tirabassi, un antiguo alto funcionario laico del Vaticano; y Gianluigi Torzi, un empresario arrestado en mayo en Londres.
La inversión en el corazón del escándalo es un edificio en el elegante barrio londinense de Chelsea, 17.000 m2 transformados en unos cincuenta apartamentos de lujo. La primera participación en el proyecto tuvo lugar en 2014 a través de un fondo luxemburgués gestionado por el holding de Mincione.
Con información de AFP.