Donald Trump ha tratado de repetir en las elecciones generales la misma estrategia que lo llevó a triunfar en las primarias. Pero el efecto ha sido el contrario. | Foto: A.F.P.

ESTADOS UNIDOS

Colapsa Donald Trump

Sin plata, sin gente, con su propio partido dándole la espalda y con un escándalo sexual, la campaña del magnate está en caída libre. A cinco meses de las elecciones, la suya es una candidatura prácticamente inviable.

25 de junio de 2016

Lo que sube como palma cae como coco. Eso es lo que le está sucediendo en este momento a Donald Trump. Nadie entendía cómo en su nivel de ignorancia, de vulgaridad, de irresponsabilidad y de mentiras había podido derrotar a 16 rivales por la candidatura del Partido Republicano. Nunca un aspirante a la Presidencia había tenido peor prensa o peor cubrimiento en los medios de comunicación, y sin embargo no hacía sino subir en las encuestas. El fenómeno Trump era tan irracional que se llegó a pensar que podía ser el próximo ocupante de la Casa Blanca. Esa ilusión parece estar colapsando, pues las barbaridades de Trump finalmente cristalizaron una nueva realidad política: el millonario no es viable. Esto se puede medir en cinco variables negativas que salieron a flote en la última semana y que han convencido a los analistas políticos de que el tsunami Trump llegó a su fin. Las variables son las siguientes:

1. Encuestas

Siete de diez estadounidenses tienen una opinión negativa de Donald Trump y más de la mitad dice que nunca votaría por él. Ese es el devastador veredicto de una encuesta de The Washington Post publicada a mediados de este mes. También, el dato más revelador de la última etapa de la campaña presidencial norteamericana, que comenzó con el Cristo de espaldas para el candidato republicano. De hecho, tras empatar a mediados de mayo con su contrincante, la demócrata Hillary Clinton, en los 18 sondeos realizados desde entonces, le saca en promedio seis puntos de ventaja. Según algunas mediciones, como la encuesta realizada por Bloomberg poco después de la masacre de Orlando, la diferencia es de dos dígitos. Es claro que el teflón que recubría al empresario durante las elecciones primarias se está resquebrajando en las generales.

2. Plata

En ningún país el dinero es tan importante en las campañas políticas como en Estados Unidos. Trump, quien había dicho que iba a financiar su propia candidatura, nunca lo hizo y en este momento su campaña está prácticamente quebrada. Según un informe de la Comisión Electoral Federal (CEF) publicado el lunes, el empresario comenzó junio con apenas 1.300.000 dólares, contra los 42 de Clinton, de los cuales recaudó 28 tan solo en mayo. Y eso se refleja en el impacto publicitario de cada bando. Por un lado, los demócratas han invertido 26 millones en propagandas para atacar a Trump por sus declaraciones polémicas, su personalidad y su famosa ridiculización de las personas discapacitadas. Por el otro, el magnate no ha gastado un dólar en publicidad televisada. Por el contrario, según la CEF, la mayor parte de la plata se ha ido en pagar los arriendos de sus propiedades, en los gastos de desplazamiento de su familia, y en sus famosas gorras rojas con su logo de campaña. Aunque el magnate ha dicho que gracias a su fortuna de varios miles de millones de dólares está en condiciones de poner el dinero que falte, hay serias dudas sobre su liquidez. Y eso significa en plata blanca que dichos recursos podrían tardar varios meses en volverse efectivos.

3. Caos

Uno de los efectos más visibles de la caída de Trump en las encuestas es el despido de su jefe de campaña, Corey Lewandowski, de quien el empresario se deshizo el lunes mediante un escueto comunicado de prensa. Aunque este será recordado por sus encontronazos con los medios de comunicación, lo cierto es que, durante los 12 meses que dirigió la campaña, marcó la figura del candidato con una frase que se convirtió en el símbolo de su candidatura: “Dejen que Trump sea Trump”. Todo apunta a que su reemplazo será Paul Manafort, un consultor político que hasta ahora se había desempeñado como estratega jefe, a quien se conoce por mejorar la imagen de personajes como el ucraniano Viktor Yanukovich, el filipino Ferdinand Marcos o el congoleño Mobutu Sese Seko. Pero el caos en la campaña de Trump no termina ahí, pues el informe de la CEF también mostró que su organización electoral solo tiene 69 personas en su nómina, una cifra ínfima en una campaña presidencial. De hecho, Hillary Clinton cuenta con 685 empleados, que además están distribuidos por todo Estados Unidos. En particular en los estados pendulares (swing states), es decir, aquellos en los que los resultados de las votaciones suelen ser muy ajustados, y donde un puñado de votos puede inclinar la balanza en una u otra dirección.

4. Rebelión

Las relaciones de Trump con los republicanos han pasado de ser malas a pésimas. El miércoles se supo que nada menos que 400 delegados de ese partido quieren cambiar las reglas electorales, lo que les permitiría votar por quien quieran en la convención, que se celebrará en Cleveland dentro de menos de un mes. Se trata de una movida inédita, polémica y extremadamente riesgosa, pues significa que estos actuarían contra los resultados de las elecciones primarias, en las que 14 millones de votantes escogieron a Trump. Nada menos que el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, les dio un espaldarazo a los rebeldes: “Lo último que yo haría sería decirle a alguien que haga algo contrario a su conciencia”, dijo en una entrevista con el programa Meet the Press publicada el domingo, aunque algunos líderes republicanos han insistido en que esa opción no es posible.

5. Escándalo

El Daily News de Nueva York reveló esta semana que una mujer interpuso una demanda contra Trump porque la violó en 1994, cuando ella tenía 13 años, en una fiesta organizada por Jeffrey Epstein, un pedófilo que en 2008 fue condenado a 18 meses de prisión. La misma mujer ya había demandado al magnate sin intervención de un abogado, por lo que la acción fue denegada, pero el hecho llamó la atención de varios juristas que decidieron retomar su caso y reabrir el proceso. Aunque Trump ha negado enfáticamente las acusaciones, es un pésimo antecedente para el candidato haber sido cercano a Epstein. En una entrevista de hace algunos años con el New York Magazine, el magnate afirmó: “Conozco a Jeff hace 15 años. Es un tipo estupendo. Es muy divertido pasar el tiempo con él. Se dice que a él le gustan las bellas mujeres, como a mí, y muchas de ellas son más bien jóvenes. No cabe duda de que disfruta su vida social”. Aunque no se sabe si las acusaciones son ciertas ni si van a tomar fuerza, es claro que se trata de cargos graves, que podrían ayudar a hundir una campaña que ya está en caída libre.