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Elecciones en Estados Unidos: seis claves para entender lo que está en juego
Las mujeres, los jóvenes y otros grupos buscan contrarrestar el poder de Donald Trump en el Congreso estadounidense. Mientras los demócratas hacen cuentas, los republicanos quieren mantener su hegemonía.
El papel de los jóvenes
Será crucial para los demócratas. Si quieren ganar tendrán que arrastrar la fuerza electoral de los menores de 30 años. Ese grupo poblacional se define como progresista y de acuerdo con una encuesta difundida por la Universidad de Harvard, el 40 por ciento votará con seguridad en las elecciones de hoy. Teniendo en cuenta que en las legislativas de 2014 solo votó uno de cada cinco, cada voto de más en la contienda actual puede poner a los demócratas ad portas de alguna de las dos Cámaras donde buscan hacerse con la mayoría de escaños. La encuesta de Harvard también indica que un 36 por ciento de los jóvenes estadounidenses quieren una mayoría demócrata en el Congreso.
El capital electoral de la frontera
A pesar del discurso incendiario de Trump frente a la migración, muchos pueblos de la frontera aprecian la cercana relación con sus vecinos mexicanos. No es casualidad que durante las elecciones presidenciales de 2016, Hillary Clinton ganara en el sur de California, Texas y Arizona. En este último, los republicanos están sorprendidos porque su candidata, Martha McSally, admiradora de Trump, no ha podido lograr una mayoría arrasadora frente a su rival demócrata, Kyrsten Sinema. La preocupación de los conservadores pasa porque en las legislativas están acostumbrados a ganar con facilidad en ese estado. La última vez, en 2014, Doug Ducey se llevó el puesto con el 53 por ciento de los votos. Mientras la retórica de Trump sobre los migrantes sube de nivel, cada vez menos electores hacen eco de sus acusaciones.
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Los demócratas hacen cuentas
Antes del día de las elecciones, el voto anticipado llegó al 35 por ciento. Aunque ese voto siempre tiende a favorecer a los republicanos (la mayoría de quienes votan anticipadamente son hombres blancos ricos), de acuerdo con las encuestas esta vez hubo una mayor participación de jóvenes y mujeres, lo cual podría terminar beneficiando a los demócratas. En la Cámara de Representantes la pelea por los distritos clave está igualada y allí es donde los partidarios de Barack Obama esperan ganar 23 asientos para alcanzar la mayoría de 218 congresistas. Actualmente los republicanos gozan de una mayoría con 235 escaños frente a los 193 de los demócratas y siete asientos vacantes. En el Senado la tienen más difícil: los republicanos tienen la ventaja porque solo defienden nueve asientos de los 51 que poseen, mientras que los demócratas darán la pelea por mantener 26 asientos.
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¿Lo definen las mujeres?
En esta ocasión el voto de las mujeres será más decisivo que nunca antes. Desde la década de los ochenta, son ellas quienes más votan en las elecciones presidenciales y legislativas en Estados Unidos. A esta tendencia -que se espera que no cambie- se le suma, este año, un ingrediente nuevo. Las mujeres han sido parte fundamental de la reacción ciudadana en contra de las decisiones del presidente Donald Trump. Hoy, solo el 23 por ciento de las mujeres con estudios aprueban la gestión del mandatario. En general, el 66 por ciento de ellas desaprueban su gestión. Y además, para estas elecciones el número de candidatas es el mayor en la historia -476 a la Cámara de Representantes y 53 al Senado-. Si su protagonismo en estos comicios sigue la tendencia de los últimos meses, su papel será decisivo en la conformación del nuevo congreso estadounidense.
¿Cambia el rumbo?
En California las cosas no suelen cambiar. En el estado más poblado de Estados Unidos, los escaños están determinados por las afiliaciones políticas de cada condado, y el partido republicano tiene unos bastiones en donde nunca pierde. Pero esta vez las cosas podrían cambiar. Desde que llegó Trump a la presidencia, California se ha mostrado como la cara de la resistencia. De los 14 escaños que tiene actualmente el Partido Republicano, hay por lo menos siete en juego. En Orange, condado que fue siempre bastión del partido, los ciudadanos votaron por Clinton para las elecciones presidenciales, y las encuestas dan como ganadores a los demócratas. Por ejemplo Dana Rohrabacher, republicano y congresista desde 1989 por los republicanos, perdería su escaño. Y además de los votos que los republicanos perderían para el congreso, en California se elige nuevo gobernador. El favorito es, por variar, demócrata: si las encuestas lo confirman, Gavin Newsom será la nueva cara del Estado resistente a Trump. Aquí podría definirse mucho de cara a las presidenciales de 2020.
La diversidad demócrata
En un esfuerzo por atraer nuevos votantes, el Partido Demócrata ha cambiado su estrategia tradicional. En estas elecciones de medio mandato, el partido ha hecho una inédita apuesta por caras nuevas que representan a poblaciones históricamente excluidas de la política estadounidense. Mujeres, negros, latinos y musulmanes hacen parte -como nunca antes- de las listas demócratas al Congreso. El caso más conocido es el de Alexandria Ocasio-Cortez, que es latina, tiene 28 años, y aspira llegar al Senado por Nueva York. Pero hay otras caras nuevas que podrían cambiar el panorama: Rashida Tlaib, en Michigan, e Ilhan Omar en Minnesota, podrían convertirse en las primeras senadoras musulmanas en la historia del país; Christine Hallquist, en Vermont, sería la primera transgénero en ganar una gobernación; Sharice Davids por Kansas y Deb Haaland por Nuevo México serían los primeros legisladores descendientes de pueblos originarios. El resultado de esta apuesta por la diversidad podría transformar la política estadounidense en los próximos años.
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