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Emergencia de migrantes en México: más de 2.000 personas buscan permisos de refugio en el país centroamericano
Tapachula ha vuelto a convertirse en un cuello de botella para los migrantes sin documentos de entrada a Estados Unidos.
Agotados tras varios días de espera, miles de migrantes se agruparon este lunes 25 de septiembre en la ciudad mexicana de Tapachula, al sur del país, para obtener refugio o permisos de viaje que les permitan continuar su marcha hacia la frontera con Estados Unidos.
Con un calor sofocante, unas 2.000 personas, algunas con niños en hombros, se formaban en filas frente a las oficinas de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar).
“Es mucho tiempo esperando, cogiendo sol, pasando mala noche para poder coger el permiso”, dijo a la AFP la cubana Doratis de los Ángeles, quien llegó a Tapachula (estado de Chiapas), tras pasar por República Dominicana y Centroamérica.
Detrás de una reja metálica, muchos llegaron en busca de permisos de tránsito que les garanticen avanzar a la frontera sin ser detenidos y deportados. Algunos llevan hasta 15 días cuidando su lugar en la cola.
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Pero la Comar solo admite solicitudes de refugio y su resolución puede demorar semanas. Los permisos de tránsito los expide el Instituto Nacional de Migración (INM), y el gobierno mexicano admite estar “desbordado”.
En consecuencia, Tapachula ha vuelto a convertirse en un cuello de botella para los migrantes sin documentos de entrada a Estados Unidos.
Tan solo en lo que va de septiembre el INM ha interceptado a unos 189.000 migrantes, según cifras oficiales.
“Muchas de esas personas son migrantes económicos, ellos van en búsqueda del sueño americano, de mejorar sus condiciones de vida (...) pero no son un sector que pueda ser atendido” por la Comar, señaló a periodistas el responsable de la Comar en Tapachula, Daladier Anzueto.
El estatus de refugiado lo obtienen migrantes que comprueben que sus vidas, libertad o seguridad se encuentren en peligro y deben presentar una solicitud en un máximo de 30 días después de ingresar a territorio mexicano.
“Estamos estancados, no tenemos posibilidad de ir a otro lugar”, comentó a la AFP el cubano Héctor Suárez. “No nos queda de otra para poder obtener el documento que nos hace falta para estar establecidos aquí”, añadió.
El 18 de septiembre, varias personas resultaron lesionadas cuando una multitud intentó ingresar por la fuerza a la sede de la Comar.
La situación se complica aun más, pues el gobierno mexicano endureció las medidas para evitar el paso de migrantes irregulares por su territorio usando trenes de carga, luego que el mayor operador ferroviario local detuviera la semana pasada 30 % de sus operaciones, agobiado por el flujo de indocumentados.
El INM firmó un acuerdo con la Patrulla Fronteriza estadounidense (CBP por su sigla en inglés) y la empresa Ferromex que incluye “intervenciones” a migrantes que estén en trenes, carreteras o en la vía pública, así como el “retorno” a sus países.
El presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que los cárteles cortaron la energía eléctrica en algunas ciudades y han prohibido a los trabajadores del gobierno ingresar a la zona mayoritariamente rural para arreglar el tendido eléctrico, siendo este otro problema relacionado con los migrantes irregulares.
El mandatario indicó que los cárteles se disputan el control de las rutas de tráfico de drogas que conducen al sur de México desde Centroamérica. Pero el área alrededor de la ciudad de Frontera Comalapa también es una ruta valiosa para el contrabando de inmigrantes, miles de los cuales han subido a trenes para llegar a la frontera con Estados Unidos.
El cártel de Sinaloa lucha contra el cártel Jalisco Nueva Generación por el control de la zona, ubicada en una zona rural y montañosa al norte de la ciudad fronteriza de Tapachula.
*Con información de AFP y AP.