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Empleados de la salud en Texas fueron despedidos por negarse a ser vacunados contra el coronavirus
“Decidí no vacunarme porque los riesgos para mí son demasiado grandes. Personalmente he visto efectos secundarios en empleados y pacientes. Dolores de cabeza, coágulos de sangre, parálisis e incluso la muerte”, dijo uno de ellos.
Más de 150 empleados de uno de los hospitales más grandes de Texas, en el sur de Estados Unidos, fueron despedidos o renunciaron tras negarse a ser vacunados contra la covid-19, dijo una portavoz de la instalación.
El Hospital Metodista de Houston había dado a su personal hasta el 7 de junio para vacunarse al menos con una primera dosis, so pena de una suspensión de dos semanas sin sueldo y posterior despido, según una circular del sanatorio.
La portavoz del hospital Gale Smith dijo a la AFP el martes que 153 empleados “renunciaron durante el período de suspensión de dos semanas o fueron hoy despedidos”.
Algunos empleados presentaron una demanda contra el hospital al considerar ilegal la obligación de inocularse, pues las autoridades sanitarias de Estados Unidos solo dieron una aprobación de uso de emergencia a las vacunas.
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Pero la jueza Lynn Hughes desestimó la querella al considerar que la seguridad de la vacuna no estaba en duda.
También rechazó la argumentación de la demandante Jennifer Bridges, que comparó la amenaza de despido si se negaba a vacunarse con los “experimentos médicos forzados durante el Holocausto”.
“Decidí no vacunarme porque los riesgos para mí son demasiado grandes. Personalmente he visto efectos secundarios en empleados y pacientes. Dolores de cabeza, coágulos de sangre, parálisis e incluso la muerte”, dijo.
Decisiones drásticas en Filipinas
La baja asistencia de los filipinos a los puestos de vacunación en la capital, Manila, molestó al presidente Rodrigo Duterte, y muy a su estilo expresó las medidas que podría tomar si las personas se siguen resistiendo a ser vacunadas.
“Hay una crisis en este país. Estoy desesperado de que los filipinos no le presten atención al Gobierno”, señaló en una alocución, en la que dijo que había urgencia de aumentar la vacunación.
Hasta el momento, solo 2,1 millones de personas han recibido dosis de las vacunas contra la covid-19 en Filipinas, de un total de 110 millones de habitantes, aun cuando el país registra 23.000 muertes a causa del virus y más de 300.000 casos positivos.
“Elijan: la vacuna o la cárcel”, fue la amenaza de Duterte a los ciudadanos de su país. Esta declaración contrasta con lo que otros funcionarios de su Gobierno han expresado en otros espacios en donde han destacado que la vacunación es libre y que la decisión es autónoma en cada persona.
Entre tanto, en Filipinas se mantendrá la prohibición de reabrir algunos sectores económicos, así como mantener la virtualidad en la educación por lo que se atraviesa un nuevo pico de contagios.
Sin embargo, esto no solo ocurre en Filipinas, en Rusia, el alcalde de Moscú, Serguéi Sobianin, después de prometer un sorteo de un coche entre quienes se pusieran una dosis, anunció la semana pasada que impondría la vacunación obligatoria a los trabajadores del sector servicios.
Como se sabe, la propagación de la variante Delta del coronavirus en Moscú disparó este viernes los contagios a una cifra récord en la capital rusa, obligando a tomar medidas para los eventos públicos, como el cierre de la zona para aficionados de la Eurocopa de fútbol.
En Moscú se registraron 9.056 nuevos casos de covid-19 en 24 horas, un récord, y el triple del nivel registrado hace menos de dos semanas.
Rusia es el país con más muertes por covid-19 en Europa, con 129.801 fallecidos según el gobierno, balance que la agencia de estadística Rosstat eleva a 270.000 desde el inicio de la pandemia.
*Con AFP