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En imágenes | Así es como se ve la implacable guerra de Ecuador contra las pandillas en las cárceles, al estilo Bukele
Las fotografías muestran la lucha del Gobierno de Ecuador contra los grupos criminales de ese país.
La esposa y tres hijos del jefe narco ecuatoriano Adolfo Macías, alias Fito, fugado recientemente de una prisión en Guayaquil, llegaron a Ecuador este viernes tras ser detenidos y expulsados de Argentina.
La aeronave en la que viajaban aterrizó en la base aérea Simón Bolívar, en la ciudad portuaria de Guayaquil (suroeste), constató un periodista de la AFP. Militares armados con fusiles y de rostro cubierto custodiaban las afueras del aeropuerto.
Los familiares de Fito, líder de la mayor banda narco de Ecuador conocida como Los Choneros y cuya fuga desató una ola de violencia, fueron apresados en la provincia de Córdoba, dijo en conferencia de prensa la ministra de Seguridad argentina, Patricia Bullrich.
Cientos de soldados y policías, acompañados por camiones del Ejército, ingresaron en un vasto complejo penitenciario, el mismo del que escapó la semana pasada el notorio jefe de la pandilla Adolfo Macías, alias Fito, líder de Los Choneros. La fuga provocó la represión del Gobierno.
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La esposa de Macías y tres de sus hijos, junto a otros integrantes de su “clan”, se habían instalado en un barrio privado en Córdoba el 5 de enero, tres días antes de que se conociera la sonada fuga de Macías, explicó la ministra.
“Es un éxito importantísimo que podamos, con tanta rapidez, y habiendo entrado esta familia el día 5, haberlos deportado del país hoy”, dijo Bullrich.
“Estamos orgullosos que Argentina sea un territorio hostil para que una banda de narcotraficantes pueda venir a instalarse”, agregó.
Los expulsados son la esposa de Macías, Inda Peñarrieta, de 48 años, junto a su hija Michelle, de 21, y sus hermanos de 12 y 4, así como otros cuatro integrantes del “clan”.
De igual manera, una veintena de organizaciones siembran el terror en Ecuador e imponen su poder desde las cárceles, en represalia por las políticas de mano firme del Gobierno para enfrentar la arremetida del narcotráfico.
La espectacular toma por parte de hombres armados del canal TC en plena transmisión el 9 de enero conmocionó al país y llevó al presidente Noboa a declarar un “conflicto armado interno” y ordenar una lucha sin tregua contra bandas narco, a las que calificó de “terroristas”.
La fuga de Fito avivó los ataques violentos en las calles y los motines carcelarios, frecuentes en el otrora pacífico país.
Noboa expresó en una entrevista con La FM que los últimos gobiernos de Ecuador han “contribuido a que esto se vuelva insostenible”.
Sin acusar directamente al expresidente Rafael Correa (2007-2017), apuntó que en su gobierno empezaron “a instaurarse estos grupos narcoterroristas” y que estos se “repotenciaron en los siguientes”.
El ingreso de policías y militares a las cárceles ecuatorianas para retomar el control dejan imágenes de reclusos en calzoncillos en el suelo, esposados u obligados a borrar insignias de las bandas que controlan las cárceles.
Este viernes, en un video difundido por las Fuerzas Armadas, se observaba a un hombre con el torso desnudo pintar una cruz azul sobre un mural en el que aparecía un león con cuatro crías, símbolo de Fito y su familia.
Pese al despliegue militar, la violencia narco no cede. El miércoles, el fiscal antimafia César Suárez, que investigaba el ataque al canal, fue asesinado a balazos a plena luz del día en un barrio de Guayaquil.
La construcción de las megacárceles en Ecuador
“Estas no son bandas convencionales, son grupos narcoterroristas, son grupos de decenas de miles de personas armadas que operan en varios países y al mismo tiempo tienen estructuras no solo delictivas sino económicas bastante complejas y tienen apoyo de carteles del exterior (...) son más de 30.000 personas armadas”, aseguró Noboa, autoproclamado de centroizquierda y apoyado por fuerzas de derecha.
El plan de construir dos megaprisiones con la misma empresa que edificó la de El Salvador atizó las comparaciones. Noboa incluso bromeó tiempo atrás: “Para todos los Bukele lovers es una cárcel igualita”.
En noviembre, el mandatario de 36 años se convirtió en el presidente más joven de Ecuador y llegó al poder con la promesa de frenar la violencia y reducir los homicidios, que entre 2018 y 2023 pasaron de 6 a 46 por cada 100.000 habitantes.
Noboa desplegó a miles de militares en calles y cárceles con espectaculares operativos, medidas que le acercan a Bukele, quien ha encarcelado a más de 73.000 presuntos criminales bajo un polémico estado de emergencia.
El salvadoreño se inició en política con la izquierda del FMLN (de origen guerrillero), pero ahora dice no tener ideología y critica tanto a la derechista ARENA como al FMLN.
La militarización “puede producir efectos inmediatos en cuanto a la sensación de seguridad de la gente, por lo que ve en los medios, pero no reduce la criminalidad ni reduce sustancialmente en un año la tasa de homicidios”, dice Renato Rivera.
*Con información de AFP