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En plena guerra, Rusia ataca a medios opositores a Vladimir Putin
En medio de la invasión en Ucrania, el Gobierno ruso saca del aire distintos medios mucho más críticos de la administración del presidente ruso.
La clausura de una radio histórica y un canal de televisión online provocó un gran remezón en los últimos medios de comunicación independientes en Rusia, que ven abrirse, junto con la invasión a Ucrania, un “segundo frente” en el cual son los blancos.
Acusados, entre otros, de difundir “llamados a cometer actos extremistas y violentos”, las autoridades les ordenaron el martes primero de marzo a la radio Ekho Moskvy (Eco de Moscú) y al canal Dojd dejar de emitir. ¿Su culpa? Negarse a ceñirse al discurso oficial con respecto a la guerra en Ucrania, que evoca una “operación militar” destinada a proteger a Rusia de la amenaza occidental y a los rusohablantes en ese país del genocidio. Simultáneamente, el Gobierno se prepara para reforzar su arsenal represivo.
Un proyecto de ley prevé penas de hasta 15 años de prisión por cualquier publicación de fake news concernientes a las fuerzas armadas rusas, cuyo texto será examinado el viernes por la Duma (cámara baja del Parlamento) en el marco de una “sesión extraordinaria”, indicó a la agencia gubernamental de noticias TASS el parlamentario Serguéi Boiarski.
La fiscalía general recordó el sábado 26 de febrero que “brindar asistencia financiera, logística, consejo u otros” a una organización o estado extranjero para desplegar “sus actividades contra la seguridad de Rusia” se considera “alta traición”, pasible de una pena a 20 años de prisión. Textos con frases muy vagas que permitirán que su aplicación potencial sea todavía más amplia.
“Subterfugio”
“Hay leyes suficientes en Rusia como para condenar a un periodista por un motivo cualquiera. Y, suficientes herramientas como para eliminar a un medio de comunicación”, indica Galina Timchenko, directora de Meduza, sitio de noticias online.
Y, “la censura ya está implantada”, añade, luego de que el sábado se les prohibiese a los medios utilizar términos como “invasión”, “ofensiva”, “declaración de guerra” o mencionar la muerte de civiles a manos del ejército ruso.
Sin embargo, este miércoles 2 de marzo, Meduza recibe a sus lectores con la palabra “guerra” escrita en grandes letras. “De todos modos (Roskomnadzor, el regulador del sector) pronto nos va a desconectar”, confía un periodista del sitio, bajo condición del anonimato.
Es un “subterfugio”, le señala a la AFP Jeanne Cavelier, responsable para Rusia de la ONG Reporteros sin fronteras (RDF). Además de Eco de Moscú y Dojd, Roskomnadzor bloqueó a por lo menos otros seis medios de comunicación rusos desde el comienzo de la invasión a Ucrania, el 24 de febrero, indica.
Ningún medio de comunicación independiente se salvará, ni siquiera Novaia Gazeta, cuyo redactor en jefe, Dmitri Muratov, recibió el premio Nobel de la Paz 2021, predice Cavelier. “Serán bloqueados de un día para el otro”, al igual que las publicaciones locales que se nieguen a doblegarse ante el poder.
El día después de la clausura de Dojd, su editor Tijon Dziadko anunció en la red Telegram que había huido de Rusia, al igual algunos de sus colegas, añadiendo que se encontraba “en peligro”. La “guerra contra los medios de comunicación” se ha constituido como “el segundo frente” de la invasión a Ucrania, cree Timchenko. Porque “el Kremlin tiene miedo de perder la guerra de la información”, añade por su parte Ponomarev.
En cuanto a los medios estatales, están trabajando a marcha forzada, como el extenso programa de televisión dominical de Dmitri Kiselev, portavoz del Kremlin, quien proclamó al presentar las fuerzas nucleares rusas: “¿De qué sirve un mundo en el cual Rusia ya no existe?”.
*Con información de AFP.
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