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En su visita a Lesbos, el papa denunció que el Mediterráneo es “como un espejo de la muerte”
El pontífice lamentó la cantidad de naufragios que han sucedido en el mar Mediterráneo. “Está convirtiéndose en un cementerio frío sin lápidas”, dijo.
En su discurso en el campo de refugiados de Lesbos, luego de cinco años después de su primera visita a la isla griega, el papa Francisco denunció “el naufragio de la civilización” que abandona a los migrantes.
Sobre la misma línea señaló que el Mediterráneo “está convirtiéndose en un cementerio frío sin lápidas. Se los ruego, ¡detengamos este naufragio de la civilización”, aseveró el papa en su segundo día en Grecia.
En su visita al campamento de Mavrovouni, que alberga a unos 2.200 solicitantes de asilo en condiciones muy difíciles, el pontífice fue recibido cálidamente. El papa saludó y bendijo a las familias presentes, incluso abrazó a un niño y se dirigió a un grupo de refugiados diciendo que intentaba ayudarlos.
El papa continuó su denuncia y lamentó que el Mediterráneo, “cuna de tantas civilizaciones” sea hoy “como un espejo de la muerte”.
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“No permitamos que el mare nostrum se transforme en un desolador mare mortuum (...), no dejemos que este mar de recuerdos se convierta en el mar del olvido”, sentenció en presencia de varios responsables religiosos, la presidenta griega, Katerina Sakellaropoulou, el vicepresidente europeo, Margaritis Schinas, y el ministro griego de Migración, Notis Mitarachi.
El tema principal del pontífice fue los refugiados, siendo incluso la piedra angular del 35° viaje del papa. Jorge Bergoglio está convencido de que la cuestión de los migrantes es la mayor catástrofe humanitaria tras la Segunda Guerra Mundial, así lo aseguró el escritor italiano Marco Politi.
Sobre su viaje
Después de dos días en Chipre, el papa Francisco llegó el pasado sábado a Atenas para reunirse con cristianos ortodoxos, en la primera visita en veinte años de un pontífice a esta ciudad tradicionalmente hostil a su figura.
La última visita de un papa a la capital griega fue en mayo de 2001 con Juan Pablo II. El pontífice argentino había viajado a Grecia en 2016, pero su estancia se limitó a la isla de Lesbos, puerta de entrada de miles de migrantes a Europa.
En un video publicado poco antes de su salida de Roma, el papa se presentó como un “peregrino” al encuentro de “todos, no solamente los católicos”, una minoría de 1,2 % en un país en el que domina la religión ortodoxa, vinculada al Estado.
El sábado se reunirá con la presidenta Katerina Sakellaropoulou, el primer ministro Kyriakos Mitsotakis y con el arzobispo de la Iglesia ortodoxa de Grecia, Jerónimo II.
Después se encontrará con la comunidad católica del país, para la que “la presencia del Santo Padre en Grecia es un aliento”, según Markos Foscolos, teólogo y cura en la isla de Tenos.
El viernes, en Chipre, el papa Francisco pidió “abrir los ojos” frente a la “esclavitud” y la “tortura” que sufren los migrantes en los campos. Según las autoridades chipriotas, cincuenta migrantes, diez de ellos en situación irregular, serán trasladados a Roma.
Una cuarentena de oenegés de defensa de los migrantes solicitaron reunirse con él para que que interceda para terminar son las presuntas devoluciones de exiliados desde Grecia a Turquía.
El “padre espiritual” se espera con impaciencia en Lesbos, donde una treintena de nuevos solicitantes de asilo llegaron el miércoles.
“Lo esperamos con los brazos abiertos”, dijo Berthe, una camerunesa que desea que el papa “rece por nosotros por la inseguridad que hemos vivido y que nos ayude a superarla en la fe”.
Durante su “breve” visita al campo de Mavrovouni, “se interesará claramente por los refugiados” y se reunirá con dos familias “escogidas al azar”, dijo el viernes al medio ERT el director adjunto del campo, Dimitris Vafeas.
Unos 900 policías serán desplegados durante su desplazamiento a la isla griega y alrededor del campo levantado apresuradamente después del incendio de septiembre de 2020 en el recinto de Moria, visitado por el papa hace cinco años.