REALEZA
En video: La reina Isabel II no puede llorar en el adiós de su príncipe azul
El rango de monarca de Inglaterra entraña ciertas conductas que no se le aplican a los demás mortales. La sobriedad, la discreción y el autocontrol son obligatorias ante el público. Los Windsor se han caracterizado por esa conducta desde sus orígenes. El ejemplo más impactante de esos protocolos reales los pudo ver el mundo cuando sus nietos William y Harry, con apenas 9 y 7 años, tuvieron que caminar detrás del ataúd de su mamá recién fallecida sin derramar una lágrima.
