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Entierro de Victoria Amelina: así despidieron a la escritora ucraniana víctima de bombardeo en el que estuvo Héctor Abad Faciolince
Dos centenares de personas asistieron en la capital al último adiós de Victoria Amelina.
Este domingo se confirmó la muerte de la escritora ucraniana Victoria Amelina, quien fue víctima del bombardeo con un misil ruso contra un restaurante en la ciudad de Kramatorsk, en Ucrania, en el que también estaban presentes la periodista colombiana Catalina Gómez, el excomisionado de paz Sergio Jaramillo y el escritor Héctor Abad Faciolince.
Amelina se encontraba en una pizzería, en el momento del ataque ruso, en compañía del también escritor colombiano Héctor Abad y el que fuera alto comisionado para la Paz de la presidencia de Colombia, Sergio Jaramillo.
Jaramillo y Abad sobrevivieron al ataque con heridas leves, igual que la periodista colombiana Catalina Gómez, que cenaba con ellos en el momento del impacto del misil.
La noticia de la muerte de la escritora fue difundida por PEN ucrania, una organización pública cultural que protege la libertad de expresión y los derechos de los periodistas, escritores y científicos ucranianos, entre otros profesionales.
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“Con gran dolor, les informamos de que el corazón de la escritora Victoria Amelina dejó de latir el primero de julio en el Hospital Mechnikov de Dnipro. Su vida terminó debido a lesiones que la pusieron en peligro, causadas por un ataque con cohetes por parte de los ocupantes rusos en un restaurante de Kramatorsk el 27 de junio”, según el comunicado de PEN Ucrania.
Ahora bien, hay una “mística especial” en torno a la muerte de Victoria Amelina, reflexiona su colega Volodímir Yermolenko, presidente de PEN Ucrania. “Mientras desarrollaba su trabajo como investigadora de crímenes de guerra, Victoria ha muerto por uno de esos crímenes, porque lo de Kramatorsk, sin duda, lo es”, señala refiriéndose al bombardeo ruso del 27 de junio en esa ciudad del este de Ucrania que le acabó costando la vida a Amelina.
Yermolenko asistió desde un lateral al funeral de su amiga en el Monasterio de San Miguel de Kiev este martes.
Añadió que hay cierta mística también en torno a uno de los trabajos más reconocidos de Amelina durante la guerra. El escritor Volodímir Vakulenko enterró los manuscritos de sus diarios en su casa, en la región de Járkov, antes de ser detenido y asesinado por los rusos el año pasado. Amelina, que rescató aquellos escritos e impulsó su publicación, murió finalmente el pasado sábado primero de julio, día del cumpleaños de Vakulenko. “Ellos nunca se conocieron en persona, pero sus vidas se han cruzado”, señaló Yermolenko.
La despedida definitiva y el entierro de la escritora se celebrarán este miércoles, 5 de julio, en su ciudad natal, Lviv, próxima a la frontera con Polonia. Un nutrido grupo de compañeros la acompañarán también allí.
Como se mencionó antes, en la tarde del 27 de junio se encontraba cenando en el popular restaurante Ria de Kramatorsk junto al escrito Héctor Abad Faciolince; Sergio Jaramillo, excomisionado de paz en Colombia; la reportera Catalina Gómez y el conductor del grupo, Dima, quien fue uno de los que, con el rostro bañado en lágrimas, se acercó este martes a acariciar la bandera nacional que cubría el féretro de la escritora, según informa el diario El País.
En el ambiente flotaba no solo el dolor, sino también la incredulidad. Algunos de los presentes habían apurado las últimas horas en el hospital de la ciudad de Dnipró, donde, tras varios días en coma, se certificó su muerte.
Quién era Victoria Amelina
Nacida el primero de enero de 1986, Amelina era una reconocida novelista ucraniana. Escribió dos novelas y un libro infantil, y fue ganadora del Premio Literario Joseph Conrad, además de finalista del Premio de Literatura de la Unión Europea.
Pese a que era una consagrada escritora del este de Europa, la invasión de Rusia a su país la transformó en pocos meses en investigadora de crímenes contra la humanidad.
Entonces, tras el inicio de la guerra, la autora de 37 años dejó de lado los libros para colocarse el chaleco antibalas y así documentarle al mundo lo que estaba sucediendo en Ucrania. Se convirtió en cronista de guerra para recorrer los campos de batalla, buscando testimonios y juntando las pruebas que, esperaba, llevaran a los criminales de guerra ante tribunales internacionales.
“Es imposible escribir de otra cosa que no sea la guerra y ya hay demasiados periodistas más capacitados que yo para contar lo que sucede. Decidí hacer algo por los que ya no se puede entrevistar”, le dijo Amelina al medio Kyiv Independent desde Kharkiv.