POLÉMICA

“El cardenal Alfonso López Trujillo era un homosexual tremendamente activo que abusaba de prostitutas y seminaristas”: Frédéric Martel

Con su más reciente libro Sodoma: poder y escándalo en el Vaticano, este sociólogo y periodista francés causó gran revuelo en el mundo católico. Días antes de su presentación en la Feria del Libro, que será el 26 de abril, SEMANA habló con él.

19 de abril de 2019
Foto: Astrid di Crollalanza | Foto: Astrid di Crollalanza

SEMANA: ¿Por qué escribir un libro sobre una presunta cara oculta de la Iglesia Católica?

Frédéric Martel: Mi libro es sobre la homosexualidad en el Vaticano y en la Iglesia Católica alrededor del mundo, incluyendo Colombia. El hecho de que un sacerdote, un obispo o un cardenal sea homosexual no es un problema para mí. Creo que debería ser una opción, entre muchas otras. La mayoría de los sacerdotes son sexualmente activos, tienen novias, novios, encuentros sexuales y, a veces, señoritas de compañía o prostitutas. Pero su vida sexual no debería estar a la vista de todos. Lo que es necesario es sacar a la luz el sistema del Vaticano. ¿Por qué? Porque esta enorme homosexualización de la Iglesia tiene consecuencias importantes en la doctrina, en la homofobia y en otras muchas disfunciones de la Iglesia. Si queremos cambiar a la Iglesia, tenemos que saber la realidad de ella. Y acabar con la esquizofrenia, la doble vida y la hipocresía. Mi libro está en contra de esa hipocresía.

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SEMANA: ¿Cuáles fueron los principales desafíos en la investigación?

F.M.: Cuando empiezas un libro como este sabes dos cosas desde el momento inicial. Primero que todo, que no debes saberlo todo. Muchísimas cosas permanecerán siendo secretas. En segundo lugar, que no puedes escribirlo todo. Tengo un montón de pruebas sobre la homosexualidad de docenas de cardenales, pero no las uso en el libro.

SEMANA: Su libro lanza graves acusaciones en contra de la Iglesia, la gran mayoría sustentadas en testimonios ¿No teme a las demandas que le puedan interponer?

F.M.: Tengo a 14 abogados trabajando conmigo. Pero, de nuevo, no pretendo sacar a la luz la vida de cardenales o sacerdotes. Yo intento entender el sistema, no atacar la privacidad de nadie.

SEMANA: Su libro se basa en una gran cantidad de entrevistas ¿Cuál fue el mecanismo de verificación de los testimonios? ¿Cómo hizo para saber que testimonio era verdadero y cuál no?

F.M.: Practico el periodismo inmersivo. Trabajé durante 4 años en Roma, viviendo en una de las casas oficiales del Vaticano e, incluso, en tres apartamentos diferentes de allí. Cuando estás adentro, ves lo que está pasando. Las personas se acuestan unas con otras, tienen novios, te invitan a vivir con ellos porque son gais (y te lo hacen saber), incluso algunas veces te coquetean. No pretendo insinuar cosas ni plantear hipótesis, mi libro se apoya en pruebas y documentos. Usé reportes de policía, telegramas diplomáticos, archivos secretos de Estados Unidos, procedimientos legales, etc. Además, publiqué cerca de 300 páginas de fuentes sobre mi libro Sodoma en la web.

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SEMANA: ¿Qué opina de las críticas de que a su libro le falta rigor investigativo?

F.M.: Quien dijo eso no ha leído mi libro. Este libro es un best seller en docenas de países, se ha publicado en 8 idiomas a nivel mundial y, próximamente, será traducido a más de 20 idiomas. Periódicos católicos en Reino Unido y Francia, teólogos famosos y periodistas extremadamente reconocidos han defendido el libro. Además, como lo comenté antes, publiqué más de 300 páginas de fuentes de mi libro en internet.

SEMANA: ¿Tiene alguna filiación religiosa? ¿Es ateo?

F.M.: Crecí como católico y lo fui hasta los 12 o 13 años. Hace muchísimo tiempo fui muy cercano al sacerdote de mi comunidad y luego descubrí, cuando terminé de escribir Sodoma, que él era gay y había muerto de sida. Ahora no soy un creyente, pero amo la cultura católica, desde Leonardo da Vinci hasta Joan Sebastian Bach, desde Chateaubriand hasta Bernanos, quien todavía es influyente en Francia. También guardo un profundo afecto por el Papa Francisco y por Benedicto XVI.

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SEMANA: ¿Por qué le dedica un número importante de hojas a Alfonso López Trujillo?

F.M.: El antiguo cardenal de Medellín fue tremendamente influyente mientras Juan Pablo II y Benedicto XVI estuvieron en el Vaticano. Como una figura ultra conservadora, criticó duramente cualquier encuentro sexual previo al matrimonio y, además, estuvo en contra del uso de condones en un momento en el que el sida, una enfermedad que mata a 37 millones de personas en el mundo, estaba en auge. López Trujillo también tachó la homosexualidad como un pecado. Estaba a favor de la castidad y de las “terapias de reparación” para los homosexuales. Este hombre también era muy activo en la lucha contra los sacerdotes progresistas y la teología de la liberación. El antes cardenal López Trujillo era, además, y como lo revelo en mi libro Sodoma, un homosexual tremendamente activo que abusaba de prostitutas y seminaristas. Todas estas afirmaciones están soportadas en testimonios de primera mano y documentos. Él era una figura esquizofrénica e hipócrita.

SEMANA: Desde su punto de vista de Sociólogo y como lo afirma en su libro ¿Por qué la iglesia se convirtió en una institución gay?

F.M.: No diría que se convirtió en una institución gay. Diría que atrajo y reclutó, y aún lo hace, a una mayoría de personas gay. Esto no es para plantear un lobby y tampoco significa que los sacerdotes gay sean las ovejas negras. Son una mayoría silenciosa. El convertirte en sacerdote ha sido, por un largo tiempo, el camino clave para lidiar con tu propia homosexualidad.

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SEMANA: ¿Qué debería hacer la iglesia para acabar con todos los escándalos sobre homosexualidad?

F.M.: ¡La homosexualidad no es un escándalo! ¡Las mentiras lo son! El escándalo es, principalmente, la cantidad de abusos sexuales y no hay ninguna conexión entre la homosexualidad y la crisis de abusos sexuales. El problema es la falta de honestidad, las mentiras y la doble vida de los sacerdotes. El problema es cubrir todos los abusos sexuales.

SEMANA: ¿Por qué hay que leer su libro?

F.M.: Porque explica uno de los mayores secretos de los últimos 50 años y que, además, afecta la manera en la que pensamos la familia, la sexualidad, la liberación de las mujeres y la homosexualidad. Diría que no puedes entender la Iglesia Católica sin este nuevo código Sodoma. Al mismo tiempo, los animo a leerlo no solo por el tema que trata, sino porque es periodismo investigativo, narrativa de no ficción y una nueva manera literaria de hacer un reportaje internacional.