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¡Escándalo en México! Investigan compra de software de espionaje israelí
México investiga una presunta trama de corrupción en la compra, por 32 millones de dólares, del software Pegasus, el cual se sospecha fue utilizado por autoridades para espiar a opositores y periodistas, según informó este miércoles un organismo oficial.
Este miércoles estalló un escándalo de corrupción en México, que se relaciona con las recientes denuncias de espionaje a políticos y periodistas realizada en varios medios de Europa y Estados Unidos. Las pesquisas se centran en las empresas Balam Seguridad Privada y Grupo Tech Bull, basadas en México, dijo a la prensa el director de la gubernamental Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), Santiago Nieto.
Tech Bull, constituido por Balam, obtuvo el contrato con la extinta Procuraduría General (hoy Fiscalía) para la compra de Pegasus por 32 millones de dólares en 2014, durante el mandato del presidente Enrique Peña Nieto (2012-2018), explicó el jefe de la UIF.
KBH, otra firma vinculada a Tech Bull, fue la encargada de transferir los recursos a la compañía israelí NSO, desarrolladora de Pegasus, en cuya plataforma sus clientes de varios países registraron unos 50.000 números telefónicos con posibles fines de espionaje, de los cuales 15.000 corresponden a México.
Entre los objetivos figuran el presidente de Francia, Emmanuel Macron, y el entorno del mandatario mexicano Andrés Manuel López Obrador, en el poder desde el 1° de diciembre de 2018, así como unos 25 periodistas radicados en México, según una investigación de un consorcio de medios que obtuvo la lista.
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Nieto indicó que los fondos terminaron “en Italia, Estados Unidos e Israel” y que Tech Bull es una “empresa con características de fachada” y con “poco tiempo de constitución”. Las autoridades mexicanas investigan un posible lavado de dinero y evasión de impuestos, añadió durante la conferencia matutina de López Obrador, y anunció que la UIF bloqueará este miércoles las cuentas de 24 personas ligadas al caso.
De acuerdo con el funcionario, la UIF indagaba supuestas irregularidades financieras de las dos empresas desde 2016, derivadas de la venta de equipos de inteligencia al gobierno con sobreprecio. Esos dispositivos, a su vez, eran comprados a firmas radicadas en Israel e Italia.
Agregó que durante la administración de Calderón también se adquirió un software malicioso, cuya contratación estuvo a cargo del secretario de Seguridad, Genaro García Luna, preso en Estados Unidos por presuntos vínculos con el narcotráfico.
Los contratos con Balam y Tech Bull concluyeron el 31 de diciembre de 2018 y durante el gobierno de López Obrador no volvieron a ser requeridos sus servicios, precisó Nieto.
Después de las revelaciones sobre el posible espionaje de jefes de Estado por el programa Pegasus, expertos en ciberseguridad explicaron a la AFP que los teléfonos seguros puestos a disposición de los líderes civiles y militares son reputados por su poca ergonomía y dificultad de uso.
De ahí la propensión de algunos a utilizar sus teléfonos personales, incluso para comunicaciones que teóricamente no deberían pasar por este canal.
Los programas espía “son capaces de ver todo lo que se muestra en la pantalla”, a pesar de que la seguridad de los teléfonos se ha “reforzado con el tiempo”, subraya Gérôme Billois, experto en ciberseguridad de la firma de consultoría Wavestone, en una entrevista con AFP:
PREGUNTA: El programa espía parece ser cada vez más común y los ataques cibernéticos más frecuentes, ¿es así y por qué?
RESPUESTA: Estos medios de espionaje muy sofisticados estaban reservados a Estados con medios financieros muy importantes, que les permitían desarrollar herramientas de ataque para ser utilizadas en un marco bien definido.
Pero ahora, las empresas privadas están proporcionando estas herramientas de espionaje a varios países, lo que reduce los costos. Una suscripción a este tipo de prestación es de varios millones de dólares al año y está limitada en número de personas a espiar. Los ataques cibernéticos son cada vez más accesibles y fáciles de realizar.
P: ¿Ha aumentado la seguridad de los teléfonos?
R: “Sí, hemos reforzado la seguridad de los teléfonos con el tiempo, pero también hemos desarrollado mucho su uso. Los teléfonos que sólo llamaban y enviaban mensajes de texto eran mucho más difíciles de hackear que hoy en día, porque los actuales son minicomputadoras.
Los teléfonos muy seguros tienen usos muy limitados. Finalmente, cualquier nuevo uso en un teléfono aumenta su superficie de ataque. La seguridad ha mejorado, pero con cada nueva característica, hay una nueva superficie que proteger.
La seguridad y el uso se equilibran, pero es un equilibrio difícil y constantemente cuestionado, porque se paga a especialistas para buscar huecos en la seguridad. Las fallas más costosas detectadas en los iPhone se venden entre 2 y 3 millones de dólares, y las fallas más baratas son del orden de 50.000 dólares.
Con información de AFP.