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Estados Unidos acelera su independencia energética con importante hallazgo de litio en el país
En la caldera McDermitt, entre Oregón y Nevada, se encontró un yacimiento de litio estimado en 40 millones de toneladas métricas.
Un yacimiento de proporciones históricas de litio ha sido descubierto en la frontera entre Oregón y Nevada. Las reservas, ubicadas bajo la caldera McDermitt, se estiman en 40 millones de toneladas métricas, una cifra que deja atrás cualquier hallazgo previo y coloca a Estados Unidos en una posición clave en la carrera por este valioso recurso. Este avance podría ser decisivo para reducir la dependencia de China y reforzar la autonomía energética del país.
El litio, conocido como el “oro blanco”, es un componente esencial para la fabricación de baterías recargables, que alimentan desde vehículos eléctricos hasta sistemas de almacenamiento de energía renovable. En la última década, la demanda de este mineral ha crecido a pasos agigantados y se espera que se multiplique por diez hacia 2030. Este escenario global coloca al yacimiento de McDermitt en el centro de la atención internacional.
Actualmente, China domina el mercado mundial al refinar el 60 % del litio, lo que ha dejado a Estados Unidos rezagado en su capacidad de extracción y procesamiento. Con el descubrimiento de McDermitt, el país tiene la oportunidad de revertir esa situación y establecerse como un jugador relevante en la transición energética global.
Sin embargo, aprovechar esta oportunidad no será tarea fácil. Estados Unidos cuenta únicamente con una planta operativa, ubicada en Silver Peak, Nevada. Para cambiar el panorama, se han puesto en marcha proyectos como Thacker Pass, una iniciativa de 2.000 millones de dólares liderada por General Motors, y del Departamento de Energía, que busca producir 40.000 toneladas métricas de litio anuales a partir de 2026.
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El proyecto promete más que cantidades. Thacker Pass apuesta por tecnologías avanzadas diseñadas para reducir el impacto ambiental, desde paneles para extracción con menor uso de agua hasta técnicas que minimizan la alteración del suelo.
Sin embargo, las comunidades indígenas de la región han mostrado su oposición, argumentando que estas tierras tienen un significado cultural y espiritual profundo. Además, ambientalistas advierten sobre los riesgos de contaminación del agua y la pérdida de biodiversidad en los ecosistemas locales.
La explotación de McDermitt no solo enfrenta retos internos, sino que tiene implicaciones en el mercado global. Tradicionalmente, Australia y el “triángulo del litio” sudamericano (Chile, Bolivia y Argentina) han liderado la producción mundial. Con este hallazgo, Estados Unidos podría desafiar ese dominio, intensificando la competencia por el control de las cadenas de suministro.
El litio se ha convertido en el centro de la transición hacia una economía más verde. Sin embargo, los beneficios del recurso vienen acompañados de dilemas éticos y ambientales. Aunque es fundamental para combatir el cambio climático, su extracción puede generar impactos negativos que afectan a comunidades vulnerables y entornos naturales.
El hallazgo de McDermitt no solo representa una oportunidad económica y geopolítica para Estados Unidos, sino que plantea interrogantes sobre cómo manejar estos recursos de manera responsable. Los compromisos de sostenibilidad y respeto a las comunidades serán esenciales para legitimar el desarrollo del proyecto.
A medida que el mundo avanza hacia la electrificación, el litio está llamado a ser el motor de esta transformación. En este contexto, McDermitt no es solo un yacimiento más; es un punto de inflexión para la industria energética y la política global.
La verdadera prueba será demostrar que es posible liderar esta transición sin comprometer el medioambiente ni los derechos de las comunidades locales. Más, sabiendo que a la presidencia de Estados Unidos llega Donald Trump, quien abiertamente ha estado en desacuerdo con regulaciones ambientales estrictas y ha favorecido políticas que priorizan el desarrollo económico sobre la sostenibilidad.