Donald Trump. | Foto: AP

ESTADOS UNIDOS

Así sería el gobierno de Donald Trump

La rocambolesca campaña del candidato republicano permite anticipar sus primeras decisiones si gana las elecciones del martes. El panorama no es nada alentador. Incluye crisis económicas y temores nucleares.

7 de noviembre de 2016

En los últimos días de la campaña, la famosa cuenta de Twitter de Donald Trump ha mostrado una inédita moderación, al punto que la conclusión, según The New York Times, es que sus colaboradores finalmente le arrebataron el control.

La campaña del republicano negó que sus colaboradores le impidan trinar, pero en cualquier caso el presidente Barack Obama no desaprovechó la ocasión para recordar que a una persona a la que no se le puede confiar una cuenta de Twitter no se le deberían confiar las armas nucleares de la mayor potencia del mundo.

Una y otra vez, en medio del fragor de la campaña, de los ruidosos escándalos y las pintorescas salidas del magnate, el cáracter de Trump ha sido puesto en entredicho. Pero a horas de que se diriman unos comicios en los que tiene posibilidades reales de llegar a la Casa Blanca, es el momento de proyectar cómo sería su eventual gobierno.

Si el magnate resulta elegido este martes, es razonable esperar que la figura mostrada durante 18 meses como candidato sea la que llegue al Despacho Oval. Varios analistas y observadores ya han hecho el ejercicio de imaginar su primer mandato.

Deshacer el legado de Obama

La principal consecuencia, y la más evidente, es que Trump pasaría gran parte de sus primeros días en la Casa Blanca dedicado a deshacer todo lo que ha hecho Obama durante su mandato.

La primera misión del equipo de transición de Trump como parte de su proyecto para el primer día de gobierno, según cuenta un detallado reportaje que publicó The New Yorker, es identificar todas las ordenes ejecutivas del primer presidente afroamericano que puedan reversar.

El autor del reportaje, Evan Osnos, entrevistó a decenas de asesores, economistas e historiadores, entre otros, para trazar los pasos del primer gobierno del presidente Trump.

El listado de sus probables primeras acciones es alarmante, para su país y para el mundo. Puede renunciar al acuerdo de París sobre el cambio climático, reiniciar la exploración del gasoducto Keystone (que preocupa a los ambientales), suspender el programa de refugiados sirios o relajar las restricciones para comprar armas.

Pero cualquier cosa que haga Trump el 20 de enero, día de la posesión, comenzaría con una medida para cumplir su promesa central de sacudir las políticas migratorias de Estados Unidos. En campaña ha prometido que cualquiera que haya entrado ilegalmente será sujeto a deportación.

“Muchas de las posiciones políticas de Trump son fluctuantes”, apunta Osnos. “Ha adoptado y abandonado (y, a veces, adoptado de nuevo) las nociones de armar a algunos maestros de escuela con pistolas, desechar las visas H-1B para admitir a trabajadores extranjeros calificados e imponer temporalmente una prohibición total a que los musulmanes ingresen a Estados Unidos".

Concluye que a pesar de sus pasos erráticos, cuando Trump habla sobre lo que va a hacer y lo que va a eliminar, no se aparta de tres principios fundamentales. Para el magnate, Estados Unidos se esfuerza demasiado en resolver los problemas del mundo, los tratados comerciales le hacen daño al país, y los inmigrantes perjudican a la sociedad.

Es esencialmente aislacionista. En ese contexto, entre muchos otros temas, la seguridad y la economía preocupan particularmente a la comunidad internacional.

El peligro nuclear

Aunque ha sostenido sesiones informativas con agentes de inteligencia de Estados Unidos, Donald Trump ha dicho a menudo que sabe más que académicos, generales y otros expertos, y ha prescindido en gran parte de las intensas sesiones de estudio que prefieren otros candidatos para aprender sobre asuntos nacionales y del mundo.

A pesar de sus simpatías hacia la Rusia de Vladimir Putin, alarman en particular los asuntos nucleares, como Obama ha puesto de manifiesto con sus críticas. Después de setenta años de esfuerzos contra la proliferación nuclear, Trump ha dicho que países como Corea del Sur y Japón deberían desarrollar su propio armamento, y ha prometido renegociar el acuerdo nuclear con Irán, algo nada sencillo que según expertos podría darle una excusa a Teherán para retomar su programa militar. En pocas palabras, la proliferación, con todos sus peligros, volvería a estar a la vuelta de la esquina.

A eso se suman los peligros de tener alguien así de errático al frente del arsenal estadounidense. “La arrogancia de Trump es tan grande que podría usar las armas nucleares para probar qué tan duro es”, advirtió hace unos días en The Times de Londres Tony Schwartz, el arrepentido escritor fantasma que hace décadas le vendió su alma a Trump para el libro El arte de la negociación, y llegó a conocer muy de cerca al candidato republicano.

La economía mundial a la expectativa

Trump quiere repeler los tratados de libre comercio de su país, y probablemente anunciará que se dispone a renegociarlos, como ha señalado Business Insider.

Como presidente, tendría la autoridad legal para retirarse del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica y del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN, mejor conocido como NAFTA por sus siglas en inglés). También podría imponer aranceles a los bienes producidos en China, y si eventualmente la Organización Mundial del Comercio se opone a sus medidas, podría optar por retirar a su país.

No en vano, la victoria de Trump es uno de los 10 mayores riesgos para la economía mundial de acuerdo con The Economist Intelligence Unit. Diversos observadores apuntan a una gran recesión en el primer periodo de Trump.

El muro con México

En asuntos geopolíticos más próximos, México, que ha estado presente en la retórica de Trump desde el día uno, sería el primer afectado. Además de que su economía se vería golpeada por el rechazo de Trump al TLCAN, el “impenetrable” muro a lo largo de la frontera sur de Estados Unidos ha sido una promesa central del magnate. Construirlo no es logísticamente imposible, pero tomaría más tiempo del que promete el magnate de bienes raíces.

“El escenario más probable es que, después de negociaciones, el muro de Trump acabaría siendo una pequeña y simbólica extensión de la valla fronteriza financiada con fondos federales que ya está levantada”, concluye The New Yorker.

Dictador estadounidense

Las palabras de Trump despiertan alarmas en otros campos. Como presidente, probablemente regresará a los métodos de los tiempos de George W. Bush, considerados como tortura bajo la ley internacional, con la excusa de ser “duro” contra el terrorismo.

Muchos apuntan que también se apresurará a bombardear posiciones de Estado Islámico en algún lugar de Oriente Medio.

La erosión de la democracia norteamericana sería inevitable, y varios observadores señalan que Trump intentará ampliar los poderes presidenciales e imponer restricciones a la prensa (a la que ha atacado con ferocidad y culpado de todos su males en la campaña).

Aunque algunos albergan la esperanza de que la presidencia podría moderar al incendiario candidato, otros apuntan a la tragedia que representaría su elección con todas sus letras. “Trump intentará ser, con toda probabilidad, el primer dictador de la historia estadounidense”, escribió el historiador mexicano Enrique Krauze en El País de España, mientras para el escritor y ensayista canadiense Michael Gladwell es tal la cantidad de líos del magnate neoyorquino que su conclusión es que “estará en prisión en menos de un año”.