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Estados Unidos le pidió a Brasil no “recompensar” a Rusia por parar la guerra en Ucrania
La embajadora norteamericana ante la ONU criticó la posición de Brasil en la invasión rusa.
La embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, dijo este jueves 4 de mayo que Brasil no debe “recompensar” a Rusia en cualquier negociación de paz con Ucrania, al cierre de su visita al país sudamericano.
“No le estamos diciendo a Brasil que no se comprometa con la paz. Decimos que ese compromiso debe tener en cuenta a Ucrania y no puede ser una negociación basada en recompensar a Rusia por tomar el territorio ucraniano”, dijo a periodistas.
Según la diplomática, que inició el martes una visita de tres días a Brasil, los representantes del gobierno brasileño afirmaron su intención de abordar la negociación “desde ambos lados”.
Brasil ha buscado mantener un equilibrio con relación al conflicto, condenando la invasión, pero sin enviar armas a Ucrania ni sumarse a las sanciones contra Rusia. El presidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien asumió en enero pasado, condenó luego “la violación territorial de Rusia contra Ucrania”, pero indicó que ya “no sirve de nada decir quién tiene razón”, sino parar la guerra.
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El mandatario izquierdista brasileño se propuso contribuir y enviar a Ucrania al asesor especial en relaciones internacionales, Celso Amorim, con quien Thomas-Greenfield se reunió el jueves temprano en el palacio presidencial.
Consultado en la reunión sobre qué discutiría en Ucrania, Amorim respondió simplemente: “Paz”. Thomas-Greenfield indicó que ellá “alentó” el viaje de Amorim, quien confirmó que viajaría a Ucrania, sin precisar fechas.
Amorim, exministro de Relaciones Exteriores de Lula, entre 2003 y 2011, también visitó Moscú en marzo, donde se reunió con el presidente ruso, Vladimir Putin.
Los gobiernos se comprometieron a luchar juntos contra el racismo
Estados Unidos y Brasil se comprometieron el miércoles a profundizar juntos el combate al racismo, una causa que comparten los gobiernos de Joe Biden y Lula da Silva, durante la visita de una representante de Washington a la ciudad brasileña de Salvador.
Linda Thomas-Greenfield, embajadora de Estados Unidos ante la ONU, firmó una declaración para cooperar en materia de igualdad racial con Brasil, durante una visita a la ciudad de Salvador, en la costa Atlántica, corazón histórico de la diáspora africana de Brasil, la mayor fuera de África.
Allí, la embajadora y miembro del gabinete de Joe Biden, se unió espontáneamente a un grupo de percusionistas afrobrasileños que tocaban en las calles empedradas, y más tarde recorrió una plaza donde antaño verdugos blancos azotaban públicamente a esclavos afrodescendientes.
Durante la visita de tres días, la funcionaria describió su infancia en una Luisiana segregada con un padre analfabeto. “Como tantos otros, he sido sujeta al racismo durante toda mi vida, en cualquier lugar al que he ido, en todas partes en el mundo”, dijo la mujer de 70 años en una conferencia de prensa en Salvador.
Pero “pese a la prevalencia y las trampas del racismo, he salido adelante. He ascendido a los más altos cargos del Gobierno estadounidense en un país que alguna vez esclavizó a mis ancestros”, agregó.
“El presidente Biden me eligió para ser el rostro de Estados Unidos ante las Naciones Unidas (...) Esto muestra lo mucho que ha progresado nuestro país”, enfatizó.
La administración Biden considera la lucha contra el racismo y el cambio climático como un punto en común con el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva. Lula volvió al poder en enero luego de derrotar al populista de ultraderecha Jair Bolsonaro, aliado del expresidente estadounidense Donald Trump, quien prometió dar más voz a la América blanca.
El mandatario brasileño irritó a Estados Unidos al acusar a Occidente de agravar el conflicto al enviar armas a Ucrania. En Salvador, Thomas-Greenfield se reunió con Anielle Franco, primera ministra para la igualdad racial de Brasil. Firmaron una declaración que establecerá el diálogo entre los dos países para mejorar el acceso a la salud y la educación, y combatir la violencia contra las minorías étnicas.
El acuerdo también renovó un programa de intercambio entre universidades históricamente negras de Estados Unidos e instituciones brasileñas, y prometió mantener apoyo financiero a la sociedad civil de Brasil y Colombia, otro país con importante población afrodescendiente.
La población negra enfrenta una desigualdad persistente tanto en Estados Unidos como en Brasil, que abolieron la esclavitud en 1865 y 1888, respectivamente. Ambos países cuentan con un polémico sistema de cuotas para favorecer el acceso de minorías étnicas a las universidades, que deberá ser revisado próximamente por la Corte Suprema de Estados Unidos, dominada por los conservadores.
*Con información de AFP.