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Estados Unidos llora a las víctimas del tiroteo en una tienda de Buffalo
Los muertos fueron clientes comunes y trabajadores de tiendas.
Residentes conmocionados de Buffalo, en el estado de Nueva York, se congregaron este domingo 15 de mayo en vigilias y servicios religiosos para llorar a las 10 personas asesinadas a tiros por un adolescente, presunto supremacista blanco, en un acto descrito por las autoridades como “terrorismo doméstico, puro y simple”.
El tirador, identificado como Payton Gendron, de 18 años, fue arrestado en la escena de la tragedia, una tienda de comestibles en un vecindario de mayoría negra, después de que la policía respondiera a llamadas de emergencia.
Gendron había conducido hasta Buffalo, al borde del lago Erie —en la frontera con Canadá— desde su ciudad natal de Conklin, a más de 320 kilómetros de distancia, dijo la policía.
El joven fue procesado el sábado 14 por la noche por un solo cargo de asesinato en primer grado y fue detenido sin derecho a fianza, informó la oficina del fiscal de distrito del condado de Erie.
Vestía chaleco antibalas y portaba un rifle de asalto, según el Departamento de Policía local, que precisó que, de los 10 muertos y tres heridos, 11 eran de raza negra. Además, Gendron llevaba un casco equipado con cámara para transmitir su crimen en vivo por internet.
El presidente Joe Biden se pronunció este domingo sobre el hecho en un servicio de homenaje a los policías estadounidenses caídos en servicio: “Todos debemos trabajar juntos para abordar el odio, que sigue siendo una mancha en el alma de Estados Unidos”, dijo.
Ejecución “al estilo militar”
Los residentes se reunieron afuera de la tienda para la vigilia, mientras que la gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul; la fiscal general del Estado, Letitia James, y el alcalde de Buffalo, Byron Brown, participaron en un oficio en la Iglesia Bautista True Bethel de la ciudad.
Con ánimos que iban del enojo a la tristeza, los oradores denunciaron esta última erupción de violencia racista y la fácil disponibilidad de armas de alto poder, algo que se ha convertido en una escena tristemente familiar en todo Estados Unidos.
Hochul, ella misma nativa de Buffalo, describió el crimen como una “ejecución al estilo militar” (dijo que el tirador portaba un rifle semiautomático de asalto AR-15) y subrayó que los mensajes racistas se “esparcían como un reguero de pólvora”.
Así, la gobernadora les pidió a los funcionarios de los dos partidos políticos en el Congreso que “se aseguren de que estas personas regresen a sus agujeros y permanezcan allí”.
Hablando para la cadena televisiva ABC, describió las redes sociales como “instrumentos de este mal” y dijo que permitían que los temas racistas “se propagaran como un virus”.
El ataque reflotó recuerdos de algunos de los peores ataques racistas en la historia reciente del país, incluido el asesinato de nueve feligreses en una iglesia negra en Carolina del Sur. El hecho fue cometido por un joven blanco en 2015.
También recuerda el ataque de un hombre blanco en Texas en 2019 que cobró 23 vidas, la mayoría de ellos hispanos. El tirador disparó a cuatro personas en el estacionamiento de la tienda, antes de ingresar a ella. Tres de ellas murieron.
En los hechos de este 14 de mayo, entre los muertos dentro de la tienda se encontraba un oficial de policía jubilado que trabajaba como guardia de seguridad armado. El hombre pudo dispararles varios tiros al agresor antes de recibir un disparo, señalaron los voceros policiales.
Madre y misionera
Las víctimas fueron clientes comunes y trabajadores de tiendas.
Una, según una publicación en la red Twitter, era una “madre, abuela y misionera” de 77 años a la que “le encantaba cantar, bailar y estar con la familia”, y que durante 25 años había montado una despensa semanal para alimentar a los pobres.
En una vigilia dominical en la iglesia Elim Christian Fellowship de Buffalo, el pastor T. Anthony Bronner instó tanto a la oración como a la acción política en respuesta al ataque.
“Algunos de nosotros estamos muy enojados esta mañana”, dijo el pastor, pero “respondemos con nuestra oración y respondemos de pie”.
El tiroteo está siendo investigado como un “crimen de odio” y un “caso de extremismo violento por motivos raciales”, les declaró a periodistas Stephen Belongia, agente especial a cargo de la oficina de campo del FBI en Buffalo.
Además de mencionar el tiroteo en la iglesia de Carolina del Sur, el atacante aseguró que se había “inspirado” en el hombre armado que mató a 51 personas en una mezquita de Nueva Zelanda en marzo de 2019.
Un arma semiautomática utilizada en el tiroteo del sábado también tenía escrito un epíteto racial en el caño, según el diario local The Buffalo News, citando a un funcionario local.
Si el atacante es declarado culpable, enfrentaría una pena máxima de cadena perpetua sin libertad condicional.
*Con información de AFP.