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¿Europa se salva con gas natural licuado si Rusia cierra los grifos?
Las reservas de gas de Europa están en mínimos históricos y la demanda de invierno aún no ha terminado. Con la crisis de Ucrania, crecen temores sobre el suministro ruso. ¿Puede el gas natural licuado llenar el vacío?
La verdadera dimensión de la crisis energética de Europa se hizo evidente el pasado mes de enero, cuando el Commerzbank publicó datos que mostraban las reservas actuales de gas natural en toda la Unión Europea. “Los inventarios actuales están en alrededor del 47 % de la capacidad total”, dijo a DW Bernd Weidensteiner, economista sénior de Commerzbank en Fráncfort, a finales de enero. “Lo normal para esta época del año es alrededor del 60 %... así que estamos significativamente más bajos”.
Ciertamente, un gráfico publicado en Twitter por el economista jefe del Commerzbank, Jörg Krämer, muestra que, en años anteriores, los inventarios de la UE oscilaron entre el 60 y más del 85 % en enero. Moscú, que suministra alrededor del 40 % del gas importado de Europa, está acusado de utilizar sus exportaciones de energía como palanca en la actual crisis de Ucrania, un país por el que transita gran parte del gas ruso.
Una guerra entre Ucrania y Rusia se ha vuelto cada vez más probable después de que el presidente ruso, Vladímir Putin, ordenó a las fuerzas rusas entrar en el este de Ucrania y reconoció formalmente dos regiones del país que están en manos de los separatistas rusos.
La seguridad energética de Europa amenazada
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Si Putin cortara el suministro de gas natural durante un conflicto militar o como represalia por futuras sanciones occidentales, “algunos inventarios [europeos] podrían caer extremadamente bajo”, advierte Weidensteiner. Esta semana, el semanario Der Spiegel aseguró que fuentes gubernamentales consideraban que Alemania dispone de gas suficiente para pasar el invierno, incluso si Rusia detiene por completo las entregas en las próximas semanas.
Sin embargo, esas estimaciones se basaron en temperaturas que se han mantenido en un nivel promedio. Así que una ola de frío prolongada podría cambiar el panorama el próximo mes de marzo. No obstante, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, también insistió esta semana en que Europa tendría su demanda cubierta este invierno en caso de que Rusia cortara el suministro.
Parte de ese optimismo se basa en el aumento de los suministros de gas natural licuado (GNL). En enero de 2022 se desviaron a Europa unos 10 cargamentos de GNL originalmente destinados a Asia, en aras de ayudar a cubrir la demanda de gas para calentar y alimentar hogares y empresas europeas.
¿Podría el GNL llenar el vacío?
La medida reavivó el debate sobre si el GNL podría ser una solución más permanente a la dependencia energética que hace vulnerable a Europa frente a Rusia. El GNL es un gas natural que se enfría hasta su forma líquida y se reduce a 1/600 th de su volumen original. El líquido a menudo se exporta en enormes barcos con tanques fuertemente aislados, que mantienen el gas en estado líquido a aproximadamente -162 grados Celsius. Al final, el líquido se vuelve a convertir en gas (regasificado).
Estados Unidos ha advertido durante mucho tiempo sobre la amenaza que representa el dominio de Rusia en el sector del gas natural, en parte en un intento de impulsar sus propias exportaciones de GNL a Europa. Gracias al auge del gas de lutita (extraído por fracturación hidráulica o fracking), EE. UU. se ha convertido, en la última década, en el mayor exportador mundial de GNL.
Las empresas energéticas estadounidenses están aumentando la capacidad de exportación de GNL en casi un 20 %, a 13.900 millones de pies cúbicos por día para fin de año. Pero, si Putin cierra los grifos, el nuevo suministro puede no ser suficiente para rescatar a Europa, advierte la Agencia Internacional de Energía.
Los exportadores de GNL necesitan tiempo
En el corto plazo, “el GNL no podría compensar por completo” cualquier déficit de gas natural de Rusia, confirma Weidensteiner, aludiendo a “la falta de capacidad libre a corto plazo entre exportadores como EE. UU. y Catar”. De acuerdo con el economista del Commerzbank, aunque Europa aún tiene la capacidad de procesar o regasificar el gas licuado importado, “sería difícil entregarlo a los usuarios finales, ya que la infraestructura de distribución no está diseñada para un cambio significativo a GNL”.
Dando otra señal de la vulnerabilidad energética de Europa, el Gobierno de EE. UU. sostuvo recientemente conversaciones con varias empresas energéticas internacionales para discutir planes de contingencia para entregar gas a Europa en caso de que llegara a interrumpirse el suministro ruso, informó hace tres días la agencia de noticias Reuters.
Citando a dos funcionarios estadounidenses y fuentes de la industria, Reuters reportó que funcionarios del Departamento de Estado de EE. UU. se habían acercado a las empresas para aclarar de dónde podrían obtenerse suministros adicionales si fuera necesario. Según se les dijo a los funcionarios, en la actualidad, con los suministros globales ajustados, hay poco gas disponible para sustituir los grandes volúmenes de Rusia, reconocieron las fuentes de la industria.
En el peor de los casos, sin otros exportadores de gas natural o GNL que den un paso al frente, Europa puede tener dificultades para compensar cualquier vacío temporal de suministros rusos, advierte Weidensteiner.
¿Recurrir al carbón?
“En su lugar, se pueden aumentar las centrales eléctricas de carbón, pero a los ambientalistas no les gustará eso”, sugiere el economista del Commerzbank. “Aunque esa es realmente la única posibilidad a corto plazo”, insiste.
Putin ha insistido en que la apertura del nuevo gasoducto Nord Stream 2 de Rusia a Alemania ayudaría a calmar la crisis energética de Europa. El oleoducto, que corre bajo el mar Báltico, se terminó a finales del año pasado, pero aún no había recibido su licencia de operación por parte de Alemania. Si bien el Gobierno alemán había culpado a algunos obstáculos regulatorios de última hora por la demora, la crisis de Ucrania aumentó la presión sobre Berlín para retrasar la autorización.
Nord Stream 2 enfrenta la resistencia de los EE. UU. y varios países europeos, incluidos Polonia y Ucrania, que dicen que aumentará aún más la influencia de Rusia sobre el continente y reducirá las tarifas de tránsito que gana Ucrania para que el gas pase a través de las tuberías existentes. Finalmente, la invasión ordenada la víspera por Putin al este de Ucrania provocó la suspensión de este proceso de aprobación de Nord Stream 2.
Weidensteiner, sin embargo, subraya que el alivio de la crisis no depende de la apertura de Nord Stream 2. “Rusia tiene la posibilidad de entregar más gas a través de los gasoductos existentes si quisiera”, dijo Weidensteiner. “Eso podría tener algo que ver con la partida que está jugando el señor Putin. También podría tener algo que ver con los problemas de suministro en los campos de gas rusos. Pero no está claro”.