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FBI investiga a 25.000 soldados de la Guardia Nacional para la investidura de Biden
El Buró Federal tomó cartas en el asunto tras la preocupación de los funcionarios de Defensa de un posible ataque interno durante la posesión del presidente demócrata.
El FBI decidió investigar a 25.000 soldados de la Guardia Nacional desplegados en Washington para el evento, luego de que varios funcionarios de defensa mostraran su preocupación por una sospecha de un posible ataque interno y el temor de que alguna de las mismas personas asignadas a proteger la ciudad puedan representar una amenaza para el nuevo presidente. El 20 de enero se llevará a cabo la ceremonia de investidura de Joe Biden, el candidato demócrata que derrotó a Donald Trump en las elecciones presidenciales celebradas en noviembre de 2020. Desde entonces, su triunfo se ha visto cuestionado en múltiples ocasiones por Trump, quien asegura fue producto de un fraude electoral.
Luego de lo sucedido el 6 de enero, cuando manifestantes extremistas, incentivados por el discurso incendiario de Donald Trump, se tomaron el Capitolio durante el conteo de votos del Colegio Electoral para certificar la victoria de Biden, los principales entes de control y seguridad en Estados Unidos intensificaron la seguridad para evitar que estos hechos se repitan durante la posesión del mandatario.
Un poco más de 25.000 miembros de la Guardia Nacional llegaron a Washington desde todos los lugares del país, duplicando el número de efectivos con respecto a las inauguraciones anteriores. Por lo que el ejército se suma a la revisión de este personal y a la búsqueda exhaustiva de posibles conexiones extremistas. Ryan McCarthy, secretario del Ejército estadounidense, dijo el pasado domingo que los funcionarios están conscientes de la potencial amenaza y le exigió a los comandantes estar atentos a cualquier amenaza dentro de sus filas. No obstante, varios líderes han manifestado que no han visto evidencia alguna.
Líderes militares aseguran que las investigaciones no han arrojado algún tipo de evidencia, mientras que pasaron un exhaustivo simulacro de seguridad, aproximadamente tres horas. “Continuamente estamos pasando por el proceso y examinamos en segundo y tercer lugar a cada una de las personas asignadas a esta operación”, dijo McCarthy. “Tenemos que ser conscientes de ello y tenemos que poner en marcha todos los mecanismos para examinar a fondo a estos hombres y mujeres que apoyarán cualquier operación como esta”, complementó el secretario del Ejército.
El FBI lleva a cabo estas investigaciones mediante bases de datos y listas de vigilancia en donde introducen los nombres de los efectivos en busca de algo sospechoso, en lo que se incluye la participación en investigaciones pasadas o posibles nexos relacionados con el terrorismo, como dijo David Gomez, ex supervisor de seguridad nacional del FBI.
Luego de lo ocurrido el 11 de septiembre de 2001, las amenazas internas son la prioridad, pero en la mayoría de casos, estas amenazas son provenientes de insurgentes radicalizados por al-Qaida o grupos similares. En este caso, las amenazas recibidas en contra de la posesión del demócrata, Joe Biden, han sido impulsadas por partidarios de Trump entre los que se encuentran los militantes de la extrema derecha y los famosos grupos de supremacistas blancos, movilizados por las afirmaciones del presidente por un supuesto fraude electoral en las elecciones celebradas en el mes de noviembre.
Según McCarthy, miembros del servicio del ejército se encontraban en el mitin que realizó el presidente Trump horas antes de la toma del Capitolio, sin embargo, todavía no es claro quienes, de los presentes, pudieron haber participado en los hechos violentos. Por ahora, solo un par de miembros han sido arrestados por su estrecha relación con los hechos ocurridos en el Capitolio. “Si hay algún indicio de que alguno de nuestros soldados o aviadores están expresando punto de vista extremistas, se entrega a las fuerzas del orden o se trata con la cadena de mando de inmediato”, aseguró el general Daniel Hokanson, jede fe la Oficina de la Guardia Nacional.
A esto se le suma la acusación de un grupo de congresistas demócratas que sospechan que los asaltantes pudieron haber contado con el apoyo de algunos de sus colegas de la bancada republicana por los hechos ocurridos el pasado 6 de enero en el Capitolio en Washington.