ESTADOS UNIDOS
Gobierno de EE. UU. permitirá que sus embajadas ondeen la bandera del orgullo gay
El secretario de Estado de Estados Unidos, Anthony Blinken, confirmó que se dará revés a la medida impuesta por Trump que impedía ondear la bandera del orgullo gay.
La administración del presidente estadounidense Joe Biden permitirá que las embajadas de Estados Unidos en todo el mundo ondeen la bandera del orgullo gay en el mismo mástil que la bandera estadounidense, revirtiendo una política de la era del republicano Donald Trump.
En 2019, el entonces secretario de Estado, Mike Pompeo, bloqueó las solicitudes de la embajada para volar el símbolo de apoyo a las personas LBGTQ en el mismo mástil en que se encontrara la bandera estadounidense.
Ahora el secretario de Estado de Biden, Anthony Blinken, ha dado su aprobación para enarbolar la bandera en los puestos diplomáticos de todo el mundo, según un cable confidencial revisado por la revista Foreign Policy.
La medida se produce antes del 17 de mayo, el día Internacional contra la homofobia, la transfobia y la bifobia, y antes de junio, que muchas naciones reconocen como el mes del orgullo gay.
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El cable de Blinken dice que los jefes de misión que dirigen las embajadas y los consulados pueden elegir si enarbolar la bandera del orgullo gay o mostrar otros símbolos de apoyo a los derechos LGBTQ según lo que sea “apropiado”.
Las embajadas deben obtener permiso del Departamento de Estado cuando enarbolen cualquier cosa que no sea la bandera estadounidense en sus mástiles principales. El cable de Blinken les da carta blanca para enarbolar la bandera LGBTQ.
En febrero, Biden emitió un memorando presidencial destinado a ampliar la protección de los derechos de las personas lesbianas, gays, bisexuales, transgénero, queer e intersex (LGBTQI) en todo el mundo.
El memo ordenó a las agencias estadounidenses que trabajan en el extranjero a trabajar más duro para combatir la criminalización de las personas LGBTQ por parte de gobiernos internacionales y ordenó al Departamento de Estado que incluyera la violencia, la discriminación y las leyes anti-LGBTQ en su informe anual de derechos humanos.
Blinken, sin embargo, aún no ha nombrado a un enviado especial del Departamento de Estado para los derechos LGBTQ, un puesto que quedó vacante durante gran parte de la administración Trump.
Al menos 69 países de todo el mundo tienen leyes que penalizan las relaciones entre personas del mismo sexo, según Human Rights Watch.
El cable de Blinken también señaló que en algunos países, una embajada de los Estados Unidos enarbolando la bandera del orgullo, o discutiendo la legalización o despenalización de las relaciones entre personas del mismo sexo, podría hacer más daño que bien y causar una reacción violenta, señaló la revista Foreign Policy.
Enarbolar la bandera del orgullo, con sus distintivas franjas de arcoíris, se convirtió en un problema durante la era Trump, cuando se les dijo a los puestos diplomáticos que no podían hacerlo, pero se les permitió exhibir los símbolos del orgullo en otras partes de las embajadas.
Varias embajadas simplemente colgaron la bandera en la fachada del edificio para mostrar su apoyo a los derechos LGBTQ.
Luego, el vicepresidente Mike Pence defendió la medida en una entrevista de junio de 2019 con NBC News, diciendo que “cuando se trata del asta de la bandera estadounidense, las embajadas estadounidenses y las capitales de todo el mundo, ondea una bandera estadounidense”.
Bajo la administración de Obama, las embajadas de Estados Unidos recibieron permiso para enarbolar la bandera.
Rechazo a la homofobia
Hace dos años, los concejales del tradicional y católico pueblo de Kraśnik, una localidad polaca con apenas 36.000 habitantes, firmaron una polémica resolución prohibiendo la estadía de personas pertenecientes a la comunidad LGBTI en su territorio.
En mayo de 2019 se declararon como el primer pueblo “libre de LGBTI” en el país.
El alcalde Wojciech Wilk no vio mucho daño en lo que parecía ser un gesto simbólico y legalmente inútil, pero hoy está luchando por contener el daño causado.
Lo que inicialmente parecía un bocado gratuito para los conservadores de las zonas rurales y de las tierras fronterizas de Polonia - religiosamente devotas junto a Ucrania - se ha convertido en una costosa vergüenza para la ciudad de Kraśnik.
En 2020, una ciudad francesa cortó su asociación económica con Kraśnik en protesta. Y Noruega, de la que el alcalde esperaba obtener casi 10 millones de euros a partir de este año para financiar proyectos de desarrollo, dijo en septiembre que no otorgaría subvenciones a ninguna ciudad polaca que se declare “libre de LGBT”.