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Gobierno venezolano confirma “infame secuestro” de ocho militares por bandas criminales colombianas
“No escatimaremos ningún esfuerzo y agotaremos todas vías posibles para recuperarlos sanos y salvos”, dijo el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López.
Luego de que el pasado lunes 10 de mayo una ONG denunciara que ocho militares venezolanos fueron secuestrados por grupos ilegales colombianos en la zona fronteriza, este sábado el gobierno del vecino país confirmó esa versión y reveló que el pasado fin de semana autoridades recibieron una “fe de vida” de los uniformados plagiados.
El “infame secuestro”, como lo llamó el gobierno Maduro, se dio durante “acciones de combate” en una zona de frontera donde se registran enfrentamientos desde el pasado 21 de marzo.
“En las acciones de combate fueron capturados ocho profesionales militares de quienes el pasado 9 de mayo recibimos una fe de vida. Denunciamos ante la comunidad internacional (...) el infame secuestro de estos soldados”, dijo el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, quien leyó un comunicado en una transmisión televisada.
“No escatimaremos ningún esfuerzo y agotaremos todas vías posibles para recuperarlos sanos y salvos”, expresó Padrino, rodeado por miembros de la cúpula militar.
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El pasado lunes, la ONG Fundaredes, crítica del gobierno del presidente Nicolás Maduro, publicó en redes sociales un documento de presuntos disidentes de las Farc que daba cuenta de ocho uniformados “capturados como prisioneros de guerra” en medio de combates con la Fuerza Armada de Venezuela.
La Cruz Roja dijo entonces a la prensa tener conocimiento de este texto, pero descartó pronunciarse al respecto.
Según Padrino, la Cancillería venezolana “efectúa coordinaciones” con el Comité Internacional de la Cruz Roja para que “sirva de enlace en la entrega” de los uniformados capturados.
“Hemos establecido los contactos conducentes a su pronta liberación”, aseguró el ministro.
Desde el 21 marzo se registran combates en el estado Apure (oeste), con saldo de 16 miembros de la Fuerza Armada venezolana fallecidos, según balance oficial. Estos enfrentamientos han forzado el desplazamiento de miles de civiles.
Las autoridades venezolanas evitan identificar a los grupos irregulares, más allá de llamarlos “terroristas”, aunque Maduro reconoció la posibilidad de que se sean disidentes de las desmovilizadas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Venezuela y Colombia, con una frontera común de 2.200 km, rompieron relaciones en enero de 2019, luego de que el gobierno de Iván Duque reconociera al líder opositor Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela y no a Maduro, a quien tacha de “dictador” y lo acusa de amparar a disidentes de las Farc y combatientes del ELN en su territorio.
Maduro, por su parte, suele involucrar a Duque en constantes denuncias sobre planes de golpe de Estado y magnicidio en su país.
Vale la pena recordar también que en días previos la ONG Fundaredes había denunciado la desaparición de once militares.
Narcotráfico en la frontera
Esa misma organización ha denunciado graves hechos en la frontera venezolana, que “está cada vez más controlada por grupos armados irregulares de origen colombiano que se apropian de los territorios limítrofes con Colombia y Brasil para desarrollar operaciones de cultivo, procesamiento y tráfico de estupefacientes”.
Según una investigación de esa ONG, en alianza con grandes carteles trasnacionales, grupos armados han convertido a Venezuela “en un gran aeropuerto de ilegalidad, pues a lo largo de 15 entidades federales del país se desarrollan diversas operaciones de narcotráfico”.
En su labor de monitoreo y documentación de violaciones de derechos humanos en estados como Táchira, Zulia, Apure, Falcón, Bolívar, Amazonas, Delta Amacuro, Sucre, Anzoátegui y Nueva Esparta, Fundaredes ha registrado alertas de ciudadanos que han observado la existencia de pistas clandestinas empleadas para el tráfico de drogas y minerales.
El proceso de ocupación y apropiación de fincas ha permitido a las disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y a la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional hacerse de grandes extensiones de terreno en las que proliferan plantaciones de cocaína y marihuana, laboratorios de procesamiento de estupefacientes y pistas clandestinas, convirtiendo la frontera en un gran espacio de llegada y salida de vuelos ilegales que movilizan toneladas de drogas hacia Centroamérica, el Caribe, Estados Unidos y Europa.
Con información de Fundaredes.org y AFP.