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Golpe de Estado en Birmania: 147 personas detenidas entre activistas y funcionarios del gobierno derrocado
En el país se sigue pidiendo la libertad de Aung San Suu Kyi, la líder depuesta en el país, que fue capturada el lunes pasado.
El golpe de estado en Birmania fue declarado y aceptado por el general Min Aung Hliang, el de más alto rango dentro del Ejército, afirmando que se vieron obligados a tomar el poder debido al “fraude” en las elecciones del año pasado. “A pesar de las reiteradas peticiones, este camino fue elegido inevitablemente para el país. Hasta que se forme el próximo gobierno después de las próximas elecciones, tenemos que dirigir el país”, dijo.
Por su parte, Aung San Suu Kyi, la líder del país que permanece detenida por los militares, ha pedido que no sea aceptado este golpe militar y ha encontrado apoyo en la Organización de Naciones Unidas, que aseguró que hará lo que esté a su alcance para que el golpe de Estado “fracase”.
En un informe entregado por uno de los grupos activistas en Birmania, se dio cuenta de la detención por los militares de 147 personas, entre líderes sociales y también miembros del Gobierno que los militares se tomaron por la fuerza. Estas cifras resultaron después de que este jueves se aprobó una orden para liberar a 400 personas que rechazaron el golpe.
Mientras se dio la liberación, un tribunal de Birmania confirmó la solicitud policial para mantener detenida a la líder del país, Aung Sang Suu Kyi, y al presidente Win Myint, hasta por lo menos el 15 de febrero por presuntamente importar y usar ilegalmente equipos de comunicaciones.
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La Policía acusó a Suu Kyi de violar la Ley de Exportación e Importación, mientras que Myint ha sido acusado bajo la Ley de Gestión de Desastres Naturales. Ambos permanecen bajo arresto domiciliario desde el golpe de Estado del pasado 1.° de febrero. Los informes policiales dan cuenta de que la vivienda donde permanecen retenidos tiene nueve walkie talkies. En caso de ser declarada culpable, la líder se enfrentaría a una pena de hasta tres años de prisión, según los medios internacionales.
Este mismo jueves, los 15 países miembros del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas expresaron su “profunda preocupación” por el estado de emergencia impuesto el lunes en Birmania y pidieron la liberación de líderes como Aung San Suu Kyi.
El órgano no se había pronunciado hasta ahora, aparentemente por las suspicacias de China –país con representación permanente y derecho de veto– a condenar el golpe perpetrado por las Fuerzas Armadas. Los países del Consejo lamentaron las detenciones “arbitrarias” de altos cargos y abogan por el mantenimiento de una “transición democrática”. En este sentido, instan a todas las partes a abogar por el “diálogo” y la “reconciliación”.
Estados Unidos, tras definir la situación como un “golpe de Estado”, advirtió que reducirá su ayuda a Birmania. La ONU y la Unión Europea (UE) también habían condenado unánimemente el golpe y Pekín se ha negado en cambio a criticar a nadie, limitándose a pedir a todas las partes que “solucionen sus diferendos”.
El golpe se llevó a cabo el lunes en un episodio en el que no hubo violencia. Un día después, los soldados seguían desplegados en la capital, Naipyidó, donde Aung San Suu Kyi, de 75 años, y otros líderes de su partido, la Liga Nacional para la Democracia (LND), fueron detenidos.
Los soldados también rodearon los edificios donde viven los parlamentarios, y una diputada de la LND describió un “centro de detención al aire libre”. Algunos parlamentarios indicaron que se les autorizó a salir en la noche del martes.
Veinticuatro horas después del golpe, la gente todavía tenía miedo a hablar por temor a represalias, en un país que ha vivido bajo el yugo de la dictadura militar durante casi 50 años desde su independencia en 1948.
“La gente tiene miedo de criticar abiertamente, aunque no nos gusta lo que está pasando”, dijo Maung Zaw, que regenta un pequeño puesto de carne, mientras un taxista confesó estar “preocupado y asustado”.
Con información de la AFP y Europa Press.